Experiencias
Por IberCultura
EnEm 31, May 2024 | Em México | Por IberCultura
Instructores indígenas crean vocabulario con perspectiva de género para trabajar en comunidades de Chiapas
[CENZONTLE]
En el estado de Chiapas, en México, un equipo multidisciplinario que trabaja con mujeres en comunidades indígenas de cinco municipios creó hace dos años el proyecto “Vocabulario con perspectiva de género en lenguas originarias”. La iniciativa fue una de las 16 seleccionadas en la convocatoria “Cenzontle: una ventana para las lenguas originarias de Iberoamérica”, impulsada por los programas IberCultura Viva e Ibermemoria Sonora, Fotográfica y Audiovisual.
En el foro virtual que se realizó los días 21 y 22 de febrero de 2024, con motivo del Día Internacional de la Lengua Materna, cinco integrantes de este grupo de instructores indígenas de Chiapas hablaron del vocabulario que nació por una “necesidad lingüística”. Es decir, por la necesidad de hablar de realidades imposibles de nombrar, porque no existían en tseltal, tsotsil y tojolabal, las lenguas habladas en estas comunidades donde impartían talleres formativos y productivos.
“La idea surge a partir del trabajo en campo que nosotros hacemos, porque trabajamos el tema de género con las mujeres, desde derechos humanos, sororidad, derechos de la salud, violencias, machismo, micromachismos… Y a la hora de impartir estos talleres encontrábamos términos que no existían en nuestra lengua”, contó Bertha Lorena Cruz Hernández, responsable de la inscripción del proyecto en la convocatoria, en el foro virtual del día 22.
Después de utilizar muchos términos en español, por falta de otros en tsotsil (su lengua materna), Bertha Lorena se dio cuenta que eso pasaba en las tres lenguas, y que sus compañeros y compañeras de trabajo también hacían préstamos lingüísticos, lo que dificultaba la comprensión del tema y disminuía el uso de la lengua originaria. Fue por ello que se comenzó a elaborar un vocabulario con perspectiva de género, incluyendo a palabras y términos como violencia psicológica, autonomía, brechas de género, empatía, equidad, acoso sexual, feminicidio, hostigamiento, abuso sexual, sexting, misoginia, entre otros.
“Como sabemos, las lenguas hegemónicas siempre están renovando su vocabulario. Por ejemplo, si hablamos de sororidad, es una palabra relativamente nueva que se crea a partir de las necesidades lingüísticas, para el ejercicio pleno de los derechos humanos. Entonces nos pusimos a pensar: ¿cómo nosotros, como hablantes de lenguas originarias, podemos fortalecer y revitalizar nuestra lengua?”, señaló la responsable del proyecto.
Para poder solventar esta carencia lingüística que había en la hora de trabajar los temas de género con las mujeres indígenas, se propuso como un primer trabajo un vocabulario de 100 palabras, en el que el equipo no solo debería traducir e interpretar, sino en algunos casos hacer una resignificación de las palabras, o creaciones técnicas de palabras nuevas.
El grupo ha trabajado el tema de género en coordinación con la Secretaria de Igualdad de Género del Gobierno del Estado de Chiapas, y el tema de lingüística, con el respaldo de la Universidad Intercultural de Chiapas.
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Tres etnias, cinco municipios
El proyecto fue presentado a la convocatoria “Cenzontle” mientras se desarrollaba con personas de cinco municipios pertenecientes al estado de Chiapas: Las Margaritas (donde se habla el tojolabal); los municipios de Chanal, Oxchuc y Yajalón (donde se habla el tseltal), y Zinacantán (donde se habla el tsotsil). El equipo multidisciplinario que trabaja en campo está integrado por personas descendientes de estas etnias y pertenecientes a estos municipios.
Las 13 personas que componen el equipo -10 mujeres y 3 hombres- son abogadas y abogados, psicólogas, sociólogas y personas licenciadas en lengua y cultura y en ciencias de la educación. En el inicio del proyecto, el grupo se reunió en diferentes espacios que se les han facilitado, analizando y compartiendo ideas sobre la metodología a llevar. Posteriormente se hizo la selección y elaboración del listado de 100 palabras, se creó un cuadro como una herramienta a trabajar en los meses siguientes y se le dio seguimiento con la traducción, interpretación, creación y resignificación de las palabras.
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Apoyo metodológico
“Al principio nos reunimos y tuvimos un primer contacto con la Universidad Intercultural de Chiapas, más bien con el maestro Meneses, quien nos ayudó a crear estas palabras, ya para que se pudiera formar y empezar a trabajar conforme al vocabulario que tenemos”, comentó Pedro Aureliano, integrante del equipo tsotsil del proyecto que también participó en el foro.
Victor Hugo Gómez, uno de los representantes de la etnia tseltal en el foro, también mencionó el apoyo del maestro Meneses, quien les ayudó a encontrar las nuevas palabras, tratando de vislumbrar o generar una visión sobre ellas. “Nosotros somos originarios de la comunidad, entonces teníamos que comenzar a pensar cuál era la palabra adecuada para adaptar”, detalló, citando como ejemplo el concepto de género, que “hace referencia al conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales y políticas, construidas en cada cultura y momento histórico”.
Como no existía la palabra “género” en tseltal, ellos tuvieron que pensar cómo se podría pronunciar en esta lengua. “De ahí el maestro comenzó a pedirnos comparaciones de palabras, a preguntarnos cómo se describe esta palabra en lengua tseltal, y así poco a poco fuimos encontrando este procedimiento, adaptando conforme a nuestra manera de entender. Fue un trabajo un poco duro; sin embargo, siento que logramos”, comentó Gómez. “Chajbtalel” fue el vocablo que eligieron para definir “género”. La elección se basa en la combinación de dos términos: chajb, que significa grupo, y talel, que se traduce como forma de ser.
Por su parte, la representante del tojolabal en el foro, Vilma Guadalupe López Gómez, citó como ejemplos dos conceptos -conciencia de género y misoginia- y la manera cómo ellos se han construido en tojolabal. En el primer caso, señaló el proceso para la creación del concepto, a través del léxico propio de la lengua. Según explicó durante el foro virtual, el término elegido para que se entienda como “conciencia de género”, en tojolabal literalmente quiere decir “ser conscientes para que hombres y mujeres vivan bien”. Para la palabra “misoginia”, se hizo una composición que literalmente significa “no se quiere a las mujeres”, “odio hacia las mujeres”.
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Proceso de socialización
Asimismo, Vilma López destacó que este vocabulario todavía está en proceso de socialización con las mujeres indígenas, y se está trabajando con el programa del Centro para el Desarrollo de las Mujeres. Según ella, la iniciativa está dirigida también a todas las personas profesionales (o “profesionistas”, como dicen en México) que son hablantes de alguna lengua indígena “y, por supuesto, también a todas aquellas que no hablan la lengua, porque es bonito conocer este tema de género, ya que en las comunidades indígenas, mayormente, no se habla mucho sobre eso”.
Con la publicación del vocabulario y la socialización a las comunidades indígenas, el grupo impulsor del proyecto espera poder cubrir necesidades lingüísticas, nombrando acciones, situaciones y adjetivos que antes no se podían expresar en tojolabal, tseltal y tsotsil, para que estos términos comiencen a ser de uso cotidiano, y con ello disminuir las brechas de desigualdad de género.
Además, se espera que la iniciativa pueda inspirar proyectos en otras áreas. “Esperamos que sea una herramienta no solo de mujeres y de profesionistas como nosotros, que trabajamos en temas de género. Podía también ser un parteaguas para solventar necesidades lingüísticas en otros ámbitos, de salud, de derecho, ámbitos en donde hay que revitalizar la lengua”, resumió Bertha Lorena Cruz.
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Sobre Cenzontle
La convocatoria “Cenzontle: una ventana para las lenguas originarias de Iberoamérica” fue lanzada por IberCultura Viva e Ibermemoria Sonora, Fotográfica y Audiovisual el 21 de febrero de 2023, Día Internacional de la Lengua Materna, con el objetivo de visibilizar y poner en valor las lenguas de los pueblos originarios de la región iberoamericana, así como fomentar su uso y preservación.
La iniciativa estaba dirigida a proyectos concluidos, en desarrollo o por realizar, orientados a procesos de conservación, registro, investigación, difusión, educación, gestión o valoración de las lenguas indígenas u originarias de los países miembros de estos dos programas de cooperación vinculados a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
El “Vocabulario con perspectiva de género en lenguas originarias” fue uno de los 16 proyectos premiados en esta primera edición de la convocatoria (con un monto de 950 dólares cada uno). En total fueron seleccionadas iniciativas procedentes de 10 países: México, Panamá, Chile, Perú, Uruguay, Colombia, Argentina, Costa Rica, Paraguay y Ecuador.
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Lea también:
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Conoce más sobre las comunidades participantes del proyecto:
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Tolojabal
El municipio de Las Margaritas se localiza en el estado de Chiapas, entre los límites del Altiplano Central y las Montañas del Norte. Fundado como pueblo y cabecera municipal mediante decreto del 9 de diciembre de 1871, fue elevado a ciudad en 1981. La formación del pueblo se hizo con las y los habitantes de la entonces Ranchería Las Margaritas; su geonomía puede traducirse como «lugar de mujeres hermosas». La población actual está conformada por mestizos y tojolabales. La mayoría de sus ejidos y localidades tiene un alto índice de rezago social y económico, lo que hace acrecentar las brechas de género, en donde las mujeres tienen pocas oportunidades de desarrollo.
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Tseltal
Los municipios tseltales de Chanal, Oxchuc y Yajalón se encuentran ubicados en los Altos de Chiapas y son de población indígena. En la historia de Oxchuc (en español se traduce como “Tres Nudos”) se cuenta que fue invadida por los españoles en el siglo XVI; en 1936 se constituyó como municipio, y se ha reflejado varios cambios sociopolíticos en el transcurso del tiempo. Es de los pocos municipios del estado de Chiapas en donde han gobernado mujeres, y actualmente el sistema de elección se lleva a cabo por usos y costumbres. La gran mayoría de la población vive en extrema pobreza.
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Chanal (en español se traduce como “Sabio que enseña”) es otro municipio indígena tseltal que colinda con Oxchuc. En 1935 le asignaron la categoría de municipio libre. Cuenta con 13.678 habitantes, de los cuales el 50,8% son mujeres (INEGI 2020). El 68% de la población total se encuentra en situación de pobreza extrema, la mayoría mujeres, niñas y niños.
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Yajalón viene del tzeltal “Yashalum”, que significa «Tierra verde». En 1963 se le designa la categoría de ciudad de Yajalón, y la población total es de 40.285 habitantes, de los cuales 19.590 son hombres y 20.695 son mujeres. Es un municipio con alto grado de marginación y rezago social, en donde la población más vulnerable son las mujeres, las niñas y los niños.
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Tsotsil
El municipio de Zinacantán (nombre en náhuatl, que traducido al español es “Lugar de murciélagos”) pertenece también a la región de Altos de Chiapas. Antes de la llegada de los españoles, era conocido en la región mesoamericana como centro de intercambio de productos. Tiene una población de 45.373 habitantes, y el 53.5% son mujeres (INEGI 2020), siendo que casi la mitad de la población se encuentra en alto grado de vulnerabilidad social, mayoritariamente mujeres, niñas y niños.
Por IberCultura
EnEm 08, Ene 2020 | Em México | Por IberCultura
Las Colmenas de Zapopan: una red de centros comunitarios de inclusión y emprendimiento
(Texto y fotos: Dirección de Desarrollo Comunitario del Gobierno Municipal de Zapopan)
En el municipio de Zapopan (Jalisco, México) existe una red de Centros Comunitarios de Inclusión y Emprendimiento, conocidos como las Colmenas, que hacen frente a la crisis ambiental, social y económica a través de la construcción de un sentir común y la promoción de los principios esenciales de la Cultura Viva Comunitaria.
Las Colmenas buscan ser espacios seguros e inclusivos donde se generen comunidades de aprendizaje a través de la gestión de servicios (talleres, capacitaciones, asesorías y eventos) cuyo propósito sea el desarrollo de herramientas y la socialización de conocimientos que promuevan el desarrollo integral, fortalezcan la colectividad, regeneren el tejido social e impulsen la generación de proyectos comunitarios.
Esta iniciativa del Gobierno Municipal de Zapopan apuesta al espacio público como un elemento articulador, estructurante y regulador de la ciudad, desde donde se puede aportar a mejorar cuestiones ambientales, dinámicas y prácticas sociales, y la calidad de vida de los ciudadanos. Concebidas como espacios vivos, llenos de cultura y dinámicas colectivas, las Colmenas buscan consolidar el bien común a partir de los elementos característicos que debería tener el espacio público, es decir, de interés público, incluyente y con un diseño universal que fomente la integración social.
Para lograr eso, las Colmenas proponen un modelo de trabajo en red que consiste en lograr un balance adecuado entre la participación de la comunidad, el sector público, las organizaciones de la sociedad civil, la iniciativa privada y otros actores capaces de incidir positivamente en cada ámbito estratégico. Dentro de este modelo innovador destaca la participación comunitaria en todas las etapas y procesos, a través de entrevistas, diagnósticos y asambleas, que han permitido que las Colmenas estén –en medida de lo posible– verdaderamente aterrizadas en los problemas, necesidades y deseos de las y los vecinos.
Antecedentes
En 2013 el Gobierno Municipal de Zapopan firmó un convenio con ONU-Habitat, el programa de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos. De esta colaboración surge la Estrategia Territorial Zapopan 2030 (ETZ2030), desarrollada bajo la guía de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible por un equipo interdisciplinario de expertos locales e internacionales y la Oficina de Proyectos Estratégicos de Zapopan, con un fuerte componente de participación ciudadana.
En términos territoriales, Zapopan es el municipio más extenso del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) y también el que más ha crecido en términos absolutos en los últimos 20 años. En términos de infraestructura su crecimiento ha sido desordenado y disperso y en su territorio se observan grandes contrastes, pues mientras alberga una las áreas socioeconómicas más dinámicas del país, también mantiene muchos sectores en la informalidad y sin servicios básicos. En Zapopan conviven zonas funcionales y bien conectadas que colindan con territorios de urbanización dispersa, sin servicios y equipamientos públicos.
La ETZ2030 diagnosticó el municipio a través de ámbitos estratégicos (Distrito Centro, Arco Primavera, Valle de Tesistán, Las Mesas y Santa Ana – El Colli) que posteriormente fueron acotados en polígonos de intervención. En cada uno de ellos se realizaron diagnósticos técnicos que analizaron su ubicación, población, medio físico natural y vulnerabilidad, espacio y estructura urbana, servicios y equipamiento y conectividad. Las Colmenas se colocaron en tres de los ámbitos estratégicos, considerados los más desiguales y con mayor índice de marginación: Colmena Miramar para Santa Ana-Tepetitlán, Colmena San Juan de Ocotán para Arco Primavera y Colmena Villa de Guadalupe para Las Mesas.
La red de Colmenas forma parte de los Proyectos Urbanos Integrales Sustentables (PUIS), instrumentos de desarrollo sostenible alineados a la ETZ2030 desde donde la articulación de acciones estratégicas resulta más cercana a la realidad de las comunidades de Zapopan. Los PUIS se definieron a partir de un diagnóstico que consideró los niveles de marginalidad, criminalidad, oferta económica, equipamiento médico y educativo, conectividad del transporte público, límites naturales, análisis de redes socio-urbanas, densidad poblacional, posibilidades reales de trabajo, entre otros. Las Colmenas buscan contribuir a la solución ante la falta de oportunidades educativas, laborales y culturales para estas comunidades.
Los grupos de trabajo
El modelo de operación de las Colmenas contempla grupos de trabajo, programas transversales, redes de trabajo y oferta de servicios como talleres, capacitaciones, asesorías y eventos. Los grupos de trabajo –o clústeres– organizan sus actividades y lineamientos en torno a áreas específicas de conocimiento que se definen a partir de las necesidades detectadas en las comunidades. Los grupos de trabajo son los encargados de diagnosticar y diseñar, evaluar los servicios a la comunidad relativos a su área específica de conocimiento: educación; tecnología; medio ambiente; arte, cultura y deporte; y salud integral.
El grupo de trabajo de educación articula los servicios que buscan el aprendizaje de conocimientos útiles para la vida comunitaria, así como habilidades que faciliten el ejercicio del derecho a la ciudad y al espacio público. Este clúster acerca a la comunidad a oportunidades académicas, socio laborales y de emprendimiento a través de opciones autogestivas y colectivas de ingreso. Su oferta de servicios abarca la educación formal, talleres socioproductivos y de emprendimiento como alternativas de autoempleo y educación no formal como gestión de formas de organización colectiva para la solución de problemas.
Por otro lado, el grupo de trabajo de tecnología aprovecha los recursos tecnológicos para la solución de problemas comunitarios. Está profundamente relacionado con el grupo de trabajo de educación pues colaboran en la oferta de herramientas digitales y de comunicación para el desarrollo social. Asimismo, el clúster realiza labores de comunicación interna y externa y atiende las necesidades de tecnología de las Colmenas, por lo que sus labores son transversales al trabajo de los otros clústeres.
El clúster de medio ambiente promueve la sustentabilidad de cada Colmena y el aprovechamiento óptimo de recursos a través del manejo de residuos y el cuidado, protección y manejo de los centros naturales que se vinculan con las Colmenas. Este grupo de trabajo busca generar entre la comunidad una mejor comprensión de los sistemas naturales y su relación con la sociedad, para lograrlo promueve la educación ambiental, la agricultura urbana, la sustentabilidad y el consumo responsable. A través del tratamiento de estos asuntos que es se generan herramientas generales de conciencia ambiental, para reconectar con el entorno natural, de trabajo en equipo y de regeneración del tejido social.
Por su parte, el grupo de arte, cultura y deporte trabaja para generar procesos de integración, desarrollo social, inclusión y construcción de la interculturalidad a través de procesos artísticos, culturales y deportivos. Este clúster busca convertir a la Colmena en un espacio donde se promueva el ejercicio cultural y se identifiquen, faciliten y fortalezcan los procesos que ya se dan en el territorio, así como relacionar personas, saberes y recursos. Este grupo de trabajo propicia el intercambio de saberes comunitarios intergeneracionales, interculturales y promueve el nacimiento de nuevos procesos comunitarios. El clúster anima y motiva la participación comunitaria y resignificación de experiencias culturales, utilizando el arte como herramienta de transformación social, se alienta el ejercicio de los Derechos Culturales, y su defensa.
Finalmente, el clúster de salud integral comprende la atención a la salud integral – desde lo médico, nutricional y odontológico – la atención a la salud psicosocial, y la salud comunitaria que apuesta por prácticas de cuidados personales, familiares y colectivas que permitan la gestión de herramientas individuales y colectivas para la regeneración del tejido social que deriven en el bienestar físico, social y psicológico de la población.
Los programas transversales
Para que los grupos de trabajo articulen la oferta de servicios, se ha diseñado una serie de programas transversales comunes a las actividades de las tres Colmenas. Los programas transversales son dinámicos y se transforman y adaptan según la realidad específica de cada Colmena. En la actualidad existen los programas transversales de género, inclusión, interculturalidad, cuidados comunitarios, saberes comunitarios y emprendimiento.
El programa transversal de género promueve la implementación de la perspectiva de género en todos los servicios de las Colmenas. Su objetivo general es crear herramientas para que todas y todos reflexionen sobre su posición y privilegios –o falta de ellos– en el contexto social, familiar, laboral, político y público, con miras a identificar violencias y reconocer la manera en que se reproducen y refuerzan. El programa de género crea espacios seguros y redes de solidaridad que permiten el empoderamiento de las mujeres a través de la construcción de vínculos que puedan impulsar proyectos personales y colectivos dirigidos a transformar su realidad.
El programa de cuidados comunitarios se desprende del programa transversal de género y promueve el aprendizaje de estrategias de crianza positiva y desarrollo personal psicoafectivo, trabajadas desde dos grupos simultáneos, uno con adultos y otro con niños. En ambos grupos se trabajan temas que van desde la comunicación y el establecimiento de límites, hasta las relaciones inter e intrapersonales. La intención es fortalecer la identidad colectiva del grupo y su capacidad de cooperación y autogestión.
El programa transversal de inclusión es el encargado de capacitar al personal de las Colmenas y dotarles de herramientas que ayuden a brindar atención óptima a las y los usuarios con discapacidad física o intelectual. Desde aquí se gestionan los recursos que contribuyan a la accesibilidad en cada Colmena y su respectiva oferta. A su vez, el programa fomenta la cohesión social entre las personas con y sin discapacidad de las comunidades.
El programa transversal de interculturalidad delinea las acciones conjuntas con las personas de pueblos originarios que beneficien a la colectividad y a sus integrantes, con base en el reconocimiento y el respeto mutuo, con la intención de generar una relación de igualdad entre grupos y personas de culturas distintas que son igualmente dignas y valiosas.
El programa de emprendimiento se encuentra en fase de diagnóstico y diseño, sin embargo, está concebido para suscitar procesos autogestivos y colectivos de emprendimiento, por lo que se deben identificar cuáles son las dimensiones que se necesitan cubrir para promover el emprendimiento integral. Se propicia la economía sostenible, solidaria y local.
Finalmente, el programa de saberes comunitarios mantiene un proceso estructurado de seguimiento a los aspirantes a voluntarias y voluntarios, y a quienes se desempeñen de esa forma a través de voluntariado, servicio social, prácticas profesionales o alguna otra modalidad sin fines de lucro. Este programa es especialmente importante para lograr que la comunidad se involucre activamente en las actividades de las Colmenas, al compartir sus conocimientos y consolidarse como agentes de enseñanza y transformación que fortalezcan en capital social a cada PUIS.
El programa de saberes comunitarios es un efecto positivo del modelo de gobernanza participativo de las Colmenas, que aborda los aspectos de la vida comunitaria que más afectan la calidad de vida de sus miembros y que retoma los elementos valiosos que puedan detonar otras formas de relacionarse afectivamente.
Las redes de trabajo
Este modelo de trabajo en red ha resultado en redes que suponen tejer y nutrir mutuamente aprendizajes, conocimientos, vínculos y capacidades que puedan potenciar las fortalezas y subsanar las debilidades. Las redes se han consolidado a partir de la presencia de otros actores en el terreno, por lo que estas redes se han planteado como un espacio de encuentro entre comunidad, Colmenas, sector público, sociedad civil organizada, iniciativa privada y cualquier otro actor cuyo objetivo sea mejorar las condiciones de cada ámbito.
Para cada Colmena existe una red: Sur para Miramar, y Norte para San Juan de Ocotán y Villa de Guadalupe, respectivamente. Desde las redes se discuten los principales problemas a resolver, se priorizan acciones y se coordinan iniciativas. Esta manera de trabajar ha conseguido que una gran variedad de actores se involucre en los procesos de las Colmenas y ha generado comunidades de aprendizaje donde todas y todos se beneficien y que se traduzca en una mejora tangible y medible del entorno y de las condiciones de vida de las comunidades.
Para fortalecer las redes, las Colmenas organizan asambleas periódicas y mantienen comunicación constante con cada uno de los actores. La intención es evaluar el impacto de los servicios, actualizar los diagnósticos y promover que nuevos servicios y colaboraciones estén encaminados en verdaderamente aportar a la solución de los problemas más importantes de las comunidades y subsanar los posibles efectos negativos que las mismas Colmenas puedan generar.
Este modelo de gobernanza participativo permite que sectores históricamente vulnerados puedan retomar el protagonismo a través de las herramientas necesarias para incidir activamente en su contexto social, político, económico y cultural. Además, las redes permiten que usuarios y colaboradores se entremezclen y de esta forma se apuesta por la autosustentabilidad de las Colmenas, de forma que sean las mismas comunidades y sus necesidades las que dicten el rumbo de su operación.
“Me encanta e ilusiona ver como se motivan las señoras pintando y creando en el taller de pintura”
Mayra Pérez Cárdenas, maestra y voluntaria
“Desde que llegué a la Colmena me siento muy a gusto pudiendo enseñarle a las personas sobre artes plásticas y todo lo que aprendí en tantos años de experiencia”
Ana Rosa González, maestra y parte del equipo Colmena Miramar
“Qué bueno que pudimos coincidir y nos animamos a tomar con mi señora clase de cumbia, a los dos nos gusta bailar y la Colmena nos queda cerca»
Osvaldo, usuario y alumno en el taller de cumbia
“Me gusta mucho venir a la Colmena desde que abrieron y descubrir siempre talleres nuevos “
María Guadalupe, usuaria y alumna de diferentes talleres
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(*) Texto publicado el 8 de enero de 2020
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Lea la íntegra del artículo:
La cultura comunitaria, eje central de las Colmenas en Zapopan
- Zapopan es uno de los municipios integrantes de la Red Ibercultura Viva de Ciudades y Gobiernos Locales. Conoce más sobre la iniciativa en https://iberculturaviva.org/rede-de-cidades/
Por IberCultura
EnEm 20, May 2016 | Em México | Por IberCultura
Altepee: la música de cuerdas como puente entre realidades comunes y miradas diversas
Al principio lo que hacía que un grupo de jóvenes de Veracruz, México, se juntara en torno de sus jaranas (instrumento de cuerda parecido a una guitarra) era la amistad y el gusto por tocar. Poco a poco se dieron cuenta que la tradición del fandango (fiesta que congrega a músicos y zapateadores alrededor de la tarima) era una forma natural de organizarse, que les acercaba a las comunidades y al conocimiento de sus abuelos. Nacía entonces el Colectivo Altepee Son.
El músico Sael Blanco, uno de los fundadores, cuenta que la mayoría de los que iniciaron el colectivo hace siete años se conocieron en la universidad y por los huapangos (fandangos), las fiestas donde se toca esta música de cuerdas oriunda de los pueblos originarios. “Todxs somos de comunidades del sur de nuestro estado, que es sumamente rico en biodiversidad y asuntos culturales, pero también es uno de los que reciben menos atención por parte del Estado y donde hace algunos años empezó a surgir una violencia perpetuada por el crimen organizado”, afirma.
Al ver todo esto y vivirlo en sus comunidades, el grupo de amigos decidió hacer algo a través de la música. “Tuvimos que dejar la universidad y nos pusimos a trabajar con la música, que para esos momentos te curaba del temor que te inmoviliza. Nos empezamos a dar cuenta de cómo por el miedo poco a poco la gente se dejaba de hablar o de no salir de sus casas, los jóvenes veían como la mejor opción integrarse al crimen organizado que a otro tipo de trabajos (que también escasean)”, comenta.
Encuentro de generaciones
La música de cuerdas del sur de Veracruz, que a lo largo de trescientos años se ha venido transmitiendo de generación en generación, ha sido una importante herramienta de unificación social para Altepee, ya que permite la interacción entre generaciones – los jóvenes interesados en aprender la música y los mayores que han sabido conservarla y de los cuales aprenden también una serie de valores y aptitudes que les permiten acercarse a su identidad, conocerla y defenderla.
“Nos pareció necesario empezar a ocupar diferentes herramientas para poder preservar ese conocimiento que desde hace ya mucho se ha desvalorizado y que desde nuestra experiencia de vida entendíamos que nos hace falta, así que empezamos a documentar a través del video y del audio, cosa que después sirvió para que más compañeros que llegaban a los talleres que aún se imparten, pudieran integrarse al trabajo del colectivo”, dice Sael.
Además de contar con una disquera que permite grabar a los músicos de las comunidades, los integrantes de Altepee hacen un programa de radio todos los miércoles, imparten un pequeño taller de serigrafía y otro de artesanías. También tienen una producción de jaranas, jabones, medicina natural y chocolate, y todo esto se vende en una tiendita que administran ellos mismos. Algunos compañeros se dedican a la agricultura. “En realidad la documentación es una forma de acercar a más personas a una visión diferente de vida a una que pueda ser más equilibrada con la naturaleza, entendiendo que nosotros somos parte de ella, que a como vemos con nuestros abuelos es parte de nuestra identidad.”
Construyendo suenõs
Al principio eran cinco personas. Ahora son 20, con un respaldo de muchas comunidades que les permite seguir soñando y construyendo esos sueños. “Dia con dia vamos viendo los resultados de nuestro trabajo, estamos vivos, seguimos trabajando y nuestro trabajo permite que otrxs puedan también aventarse a soñar”, afirma.
“Y en esta idea de soñar y de seguir haciéndolo nos damos cuenta que es importante cada experiencia así, pues aunque nosotrxs y muchos más estén trabajando en ese cambio de nuestras malas realidades, mientras el mundo siga viendo hacia ese camino que te lleva al abismo, la destrucción, todas estas experiencias de vida están en riesgo. Así que ahí la importancia de juntarse, conocerse y construir en red. Aunque eso sea bastante difícil, y más en nuestro país que es bastante grande en territorio y bien diferente.”
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El movimiento de CVC
Altepee es una de las 14 organizaciones que hacen parte de la plataforma Cultura Viva Comunitaria México, creada en 2015. Sael cuenta que al principio de la historia del colectivo ellos tuvieron un viaje a Guatemala, donde conocieron a los compañeros de Caja Lúdica. Después le invitaron a participar en un evento llamado Juntos y ahí él supo de la existencia del movimiento de Cultura Viva Comunitaria y del trabajo que hacía la gente de la Red MARACA. “Me pareció bastante bien la forma de trabajar la red, experiencia que en México no conocía. Me pareció interesante la forma tan fraternal en que se ven las organizaciones y el trabajo con la alegría, que es algo sumamente importante y que también comparte el colectivo”.
Según él, eso hizo a que les interesara que en México se conociera y se construyera ese espacio de diálogo y construcción, no solo con la gente del país sino con todos los hermanos y hermanas mesoamericanos. La primera reunión con vistas a crear una red de CVC en México se dio en febrero de 2014. En octubre de 2015, después de mucha búsqueda y diálogo, las 14 organizaciones finalmente crearon la plataforma Cultura Viva Comunitaria México.
En marzo pasado, ellas participaron en el III Encuentro de Cultura Viva Comunitaria México, organizado por el Colectivo Altepee en el municipio de Acayucan, Veracruz. Durante cinco días, las compañeras y compañeros que llegaron al encuentro pudieron compartir sus metodologías con otros colectivos y después ponerlos en práctica en la comunidad, dejando varias iniciativas ya en acción.
Por las características de la región y el momento político, al colectivo le parecía importante que el encuentro en Acayucan se construyera con lo que contaban y con quienes contaban. “Eso también es una manera de mostrar como trabajamos, que permite conocernos mejor”, comenta Sael. “Para nosotros es muy importante que los recursos monetarios no sean una barrera para poder juntarnos y conocernos”.
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(*) Texto publicado el 20 de mayo de 2016
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EnEm 04, Abr 2016 | Em México | Por IberCultura
Colectivo Cultural Polanco: los sueños y esfuerzos de un grupo de amigos para transformar la realidad del barrio
La Colonia Lomas de Polanco existe desde 1960. Con aproximadamente 20 mil habitantes, en su mayoría obreros y comerciantes independientes, es un barrio de la ciudad de Guadalajara, México, que tiene problemas añejos y nuevos. Entre ellos, inundaciones fuertes en sus calles que en tiempo de lluvias asfixian su vialidad, falta de escrituración o situación legal de sus casas, robos y narcotráfico. Con vistas a reconstruir el tejido social y lograr el bienestar de los habitantes, un grupo de voluntarios allí desarrolla actividades culturales, artísticas, formativas e informativas desde 2007.
“Cuando se retiró un proyecto que tuvieron los jesuitas con los jóvenes, algunos de ellos formamos un primer colectivo en los años 90, ya independientes de la parroquia de la colonia. En el año 2007, después de unas elecciones fraudulentas en mi país y con ganas de hacer algo para transformar la realidad, invité a varios amigos para conformar el actual Colectivo Cultural Polanco”, cuenta Norberto Villaseñor Montes, el fundador del grupo, que ya había tenido experiencia de trabajo voluntario en las comunidades eclesiales de base (CEBS) de la región.
Integrado por un activista cultural, dos obreros, una socióloga, un psicólogo, una maestra de educación especial, dos amas de casa y una licenciada de artes visuales, el colectivo produce un festival artístico cada mes, con artistas de la colonia y de la ciudad. “Aquí se presenta todo tipo de arte y de género, siempre y cuando no promuevan antivalores”, afirma Norberto, destacando también que el Colectivo Cultural Polanco es plural y su conformación de integrantes es “en base a que se pondera el servicio a la comunidad desde nuestras habilidades y no habilidades”.
En el festival, además de los artistas, se invitan a especialistas en temas como la protección del medio ambiente, los derechos humanos y las alternativas de consumo, para que dialoguen con el público que asiste al evento, entre 100 y 200 personas. También se elabora un periódico mural y un boletín informativo con el tema asignado a cada festival, los cuales son expuestos y distribuidos el día del evento. “Estos son participativos y están abiertos a que la gente los construya junto con nosotros con diversos aportes como poemas, análisis, dibujos y diseños”, comenta Norberto. Ocasionalmente, otras organizaciones o personas interesadas participan con mesas de libros y artesanías.
Las actividades son autogestionadas y ocurren en el Parque Roberto Montenegro, también conocido como “el parque de Lomas de Polanco”. El espacio, que abarca siete cuadras pequeñas por una de ancho, es el centro de convivencia y recreación no sólo de los habitantes de Polanco, sino de personas de otras colonias que no cuentan con un lugar así. “Muchos niños lo visitan a diario, los adolescentes y jóvenes lo toman como un lugar de convivencia y los adultos se pasan las horas platicando en él”, dice Norberto. “Sin embargo, es cada vez mayor la presencia de drogadictos y de grupos de jóvenes que deambulan sin hacer nada (ninis). (…) El parque es el espacio verde de todos, pero también es un espacio donde mucha gente tira basura. Percibimos que no lo valoran lo suficiente.”
Para él, el impacto del trabajo del Colectivo Polanco en el parque es evidenciado por la asistencia del público, sus comentarios positivos, la participación cada vez más activa de artistas del barrio y de otras partes de la ciudad, el visto bueno de la asociación de vecinos de la colonia, del párroco de la comunidad y de otros liderazgos que existen allí. “Y un público en general que nos quiere y nos apoya cada vez más, nos lo dicen en persona y esto nos llena de ánimos para continuar”, añade.
Una fortaleza del colectivo, según Norberto, viene del hecho de haber creado un pequeño, pero eficaz, método de organización basado en que las decisiones deben ser consensuadas, debatidas y respetadas por la mayoría de sus miembros. “Le damos prioridad al trabajo de análisis y a la realización de las actividades en colectivo o en comisiones y por último hacemos una evaluación que nos ayuda a definir que continuar, mejorar o desechar para profesionalizar nuestra labor”, explica.
Para acrecentar la oferta cultural y profesionalizar las acciones existentes, la idea es que cada uno se especialice aún más en un proceso o parte de las actividades: coordinación, área de comunicación o artística, promotores, vinculación, diseño y difusión. El grupo también sueña tener una casa cultural vecinal y poder ofrecer talleres permanentes “que formen a las personas en el arte, la integración y la acción ciudadana”. La preferencia sería por la población de 5 a 15 años, una etapa de la vida en que los talleres constituirían un agente determinante en su formación individual y social.
Uno de los grandes obstáculos para fortalecer el proyecto del colectivo ha sido la situación económica, ya que en este momento no reciben financiamiento de ningún tipo. Aún así, siéntense “preparados y motivados”, con vínculos fuertes con artistas y talleristas y con la conciencia de lo necesario e importante que son las acciones en su colonia. “Los años de voluntariado han sido muy satisfactorios”, afirma Norberto. “Iniciamos con muchas dificultades pero poco a poco la gente nos ha ido reconociendo y estamos en la idea de que ellos participen más activamente en nuestra labor comunitaria”.
El Colectivo Cultural Polanco es uno de los miembros fundadores de la plataforma Cultura Viva Comunitaria México, creada en 2015. “Fuimos sede en nuestra colonia del segundo encuentro regional, y consideramos que ésta representa la forma de entender la cultura como nosotros también la entendemos: desde la realidad concreta de nuestra comunidad y ponderando la participación de los habitantes en acciones que beneficien su entorno.”
Es así, concretando alianzas efectivas con la gente del barrio y las organizaciones culturales y comunitarias que trabajan en la ciudad, que los amigos de Polanco pretenden seguir fomentando la economía solidaria, los foros públicos, los valores de la solidaridad, del respeto y de la igualdad, y su larga lista de sueños.
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(*) Texto publicado el 4 de abril de 2016
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Sepa más:
https://www.facebook.com/Colectivo-Cultural-Polanco-355469754634933/
Por IberCultura
EnEm 22, Feb 2016 | Em México | Por IberCultura
Comunidad Comelibros: la red de libroclubes que busca fomentar el placer de la lectura
Fotos: Dana Albicker
¿Recuerdas el libro que te hizo soñar con ser explorador de remotos planetas? ¿O el cuento que te hizo hacerte amigo del monstruo que vive debajo de la cama? ¿O el primer poema en el que reconociste el amor? Los “comelibros” avisan: si contestaste “sí” a cualquiera de estas preguntas tú también eres uno de ellos. Y para ayudar a que más niños y niñas lo sean, la Comunidad Comelibros ha instalado una red de libroclubes en los barrios antiguos de la ciudad de Puebla, México. Cada libroclub cuenta con un acervo especializado en literatura infantil y busca crear espacios para el intercambio de conocimiento, propiciando la participación de los vecinos en las actividades comunitarias y generando nuevos sentidos de pertenencia.
Pensando en la lectura como un acto poderoso, revelador y sobre todo placentero, el proyecto tiene como objetivo hacer del libro un personaje cotidiano y necesario en la vida de las personas. Un personaje que provoque la reflexión y que mantenga viva la memoria de las comunidades. “Lo que hacemos es desmitificar el papel del libro y la lectura en la sociedad”, explica Juan Manuel Gutiérrez Jiménez, director de la Comunidad Comelibros. “Creemos que las historias nos ayudan a conformar comunidades, a crear referentes distintos en la mente de las personas. Ello nos da la esperanza de que estas comunidades tengan otras posibilidades de ser y construir relaciones humanas con base en la palabra.”
Llegar a conformar el programa de fomento de lectura en Puebla, según él, ha sido el resultado de inmensos debates respecto al acceso a los bienes culturales “apelando a la gratuidad como una manera de entendimiento de las relaciones humanas”.
Los antecedentes
Su antecedente inmediato fue la red de libroclubes de la Ciudad de México durante la primera década de este siglo XXI. En esa experiencia, un par de promotores identificaron que la mayor cantidad de asistentes eran niños. Esta interpretación se combinó con el lanzamiento de una convocatoria, llamada Creación Latente, con la cual se brindó un apoyo de $350,000.00 pesos a proyectos que se realizaran en zonas problemáticas de la ciudad de Puebla y que propiciaran procesos al interior de la comunidad en un periodo de seis meses. Invasión de niños comelibros fue uno de los 10 proyectos seleccionados.
Una vez aprobado, aquellos promotores, Jorge Mariano Mendoza y Joaquín Cruz Galicia, lanzaron una convocatoria pública para participar como promotores de lectura. Con resultados sorprendentes de participación se logró conformar un equipo de seis jóvenes promotores que llevaran a cabo la ejecución del proyecto.
“La mirada de promotores locales en concordancia con la experiencia de política pública y gestión cultural hizo que el proyecto adquiriera dimensiones sociales bastante favorables, convirtiéndose en un referente en temáticas como formación de públicos, gestión cultural comunitaria, voluntariado y participación ciudadana a nivel local”, comenta Juan Manuel, también un promotor cultural y lector en voz alta.
Cuando ese periodo de seis meses finalizó, los precursores regresaron a la Ciudad de México y el equipo de Puebla decidió sostener el proyecto de manera más independiente, cambiando el esquema organizativo a otro “basado en las nociones de voluntariado cultural que forme parte de los procesos, más allá del altruismo”.
“Con el tiempo, después de casi seis años de sostener, modificar, evaluar, comprobar nuestras metodologías, equivocarnos y aprender de lxs niñxs y la gran cantidad de compañerxs que han formado parte de este sueño, tenemos muy presente que el acceso al libro y los derechos que lo circundan, está íntimamente relacionado con que los proyectos podamos aportar en la generación de políticas públicas”, afirma el director de la organización.
“No creemos que los libros deban ser exclusivamente objetos de culto, ni que deban estar resguardados en salas o bibliotecas como piezas decorativas. Nosotrxs creemos que el cuidado y valor de los bienes culturales ocurre cuando las personas encuentran significados en ellos. El valor de los libros no está en las prohibiciones sino en las experiencias que dejan en el lector específico, hacia eso se encaminan nuestras acciones”, resalta.
Las actividades
Los libroclubes infantiles de la Comunidad Comelibros están instalados en algunas de las vecindades de Analco, el Alto y la Luz. En esos tres barrios antiguos de la ciudad de Puebla, con diversas expresiones creativas (lectura, escritura, cine, teatro, performance, música, talleres), los “comelibros” convocan a niños, padres y vecinos, intentando descubrir cuáles son los procesos vitales, los imaginarios, las sorpresas que existen en la comunidad reunida. Para ellos, la lectura no se aísla. Es un proceso vivo que se nutre, multiplica y transforma al entrar en contacto con otras propuestas.
Los libros muchas veces son un pretexto para contar más historias, para decir lo que les gusta o lo que les asusta. “Me gustó mucho que los niños nos contaran las leyendas o historias que conocían del barrio. Algunas de las leyendas hablaban acerca de lugares representativos del barrio o de los alrededores”, comenta la promotora cultural Diana en un boletín de lectura en el blog ninoscomelibros.wordpress.com, sobre sus actividades en el barrio del Alto en septiembre de 2015.
Además de lecturas en voz alta, préstamo de libros, actividades de socialización y formación artística, la organización cuenta con proyectos radiofónicos semanales como Voces y caminos (en radio por internet) y Palabrotas en acción (cápsulas informativas o con adaptaciones de literatura infantil enviadas a una red de contactos). Casi todas las actividades son gratuitas, excepto algunos talleres dirigidos a niños y adultos que se sustentan en las metodologías implementadas en los barrios pero son considerados servicios de apoyo.
“Estos talleres son opciones que brindamos a otros públicos que no pertenecen a los barrios y cuentan con la capacidad económica para redituarlos”, justifica Juan Manuel. “Uno de nuestros principios ha sido la gratuidad al interior de los barrios, en ningún momento hemos solicitado dinero para la realización de alguna actividad, por tanto, se nos ocurrió que estos servicios pudieran ayudar a compensar, en parte, a los miembros de la comunidad que han adquirido más responsabilidades y dedican más tiempo a los proyectos”.
Los talleres que han creado para niños tienen que ver con el proceso artístico, el cuidado medioambiental, las artes y las historias, mientras los dirigidos a adultos tienen el enfoque hacia la formación de públicos, el fomento de la lectura, el voluntariado, la literatura infantil y metodologías sobre libroclub infantil. Entre los infantiles están “Artiliches” [Arte reciclado], “Ciencia y cultura hasta la lectura” [Divulgación científica], “De letreos” [Creación narrativa], “Hartas artes” [Autoexploración de la personalidad a través de la narración]. Los talleres para adultos, a su vez, ganaron nombres como “Lectura en todas partes” [Formación de promotores de lectura] y “Cultura Colectora” [Promoción cultural y formación de públicos].
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Tres preguntas para Juan Manuel Gutiérrez Jiménez
1. Ustedes son un equipo interdisciplinario de promotores culturales. ¿Cuántos están involucrados más directamente en el proyecto actualmente?
En Comelibros tenemos una afinidad por nombrar el mundo que estamos construyendo como proyecto que busca generar organización social. Desde el año pasado decidimos que necesitábamos un nombre que representara a todos y todas las involucradas en el proceso comunitario. Por ello nos nombramos erizos. Elegimos esta figura como una representación que oscila entre el dolor, la fragilidad y la resistencia. Apelando a que como tales nos podemos herir, pero que necesitamos unos de otros a pesar del dolor que ello genere.
Efectivamente, las convocatorias que hemos realizado para participar han sido favorables en el sentido de que nuestro esquema del promotor cultural no está determinado por tipo de estudios ni demás. El programa se desarrolla en tres barrios de la Ciudad de Puebla, con una distribución de 14 promotores (erizos lectores), con dos coordinadoras, que llevan a cabo la planeación, realización y retroalimentación de las actividades de lectura semanalmente. En promedio estamos cubriendo unas 250 sesiones de lectura a lo largo del año que implican lecturas en voz alta, charlas derivadas, préstamo de libros, actividades de socialización y formación artística.
El Palabrotas en acción está conformado por un coordinador y un equipo de ocho personas que se encargan de realización de guiones y grabación de voces. Después se editan y se envían a proyectos radiofónicos interesados con una periodicidad semanal. Voces y caminos es otro proyecto radiofónico puesto en marcha donde participan cuatro compañeros en radio por internet todos los jueves por Lobo Radio.
2.Me imagino que ustedes tienen dificultades, que las condiciones no son ideales, pero ¿ha valido la pena? ¿Ya pueden ver los resultados del trabajo en las comunidades?
Dificultades hemos pasado por todas, sólo para enumerar algunas: no contamos con un espacio fijo para operar o resguardar materiales; hemos tenido que resolver la adquisición de materiales para realizar las actividades; las vecindades en donde trabajamos no tienen las condiciones ideales de espacio como pudiera ser una sala de lectura o ludoteca, estamos a expensas de las personas que pasan; dificultades en movilidad, traslado; no contamos con equipamiento para montar conciertos y/o festivales… En fin, carencias se pueden enunciar las que sean, pero a todas ellas hemos encontrado formas de solucionarlas, con apoyo solidario, con donaciones, con gestiones, con un manejo administrativo muy cuidadoso de nuestros recursos financieros y materiales, con transparencia y amabilidad hacia las personas, con propuestas y espacio para iniciativas; con mucha atención hacia el interior del grupo, eso es en parte lo que nos ha ayudado.
Ha valido la pena, completamente, contar con lectoras en voz alta de los barrios que hace un par de años eran parte de los grupos donde trabajamos y ahora que ellas se asuman como promotoras en su comunidad, es invaluable; niños con formación autodidacta que piensan y deciden; niños que se defienden con palabras en el momento adecuado antes de ir a los golpes; vale mucho la pena por pasar por los barrios y encontrarse con niños y vecinos que saludan de otro modo, que un niño o niña establezca las reglas de convivencia con adultos y que se encargue de hacerlas valer es un logro también. Y bueno, al interior del grupo, como compañerxs hemos crecido y madurado junto con el proyecto, pese a que algunos han emprendido nuevos caminos, la Comunidad Comelibros es parte de sus referentes.
3. Comunidad Comelibros es una de las 14 organizaciones de la plataforma CVC México. ¿Por qué decidieron hacer parte de la red? ¿Qué esperan de la plataforma?
Básicamente, porque nos parece que las organizaciones en México necesitamos articularnos de otro modo, ya no con manifestaciones como históricamente se había hecho. Otro elemento es la afinidad política con Cultura Viva Comunitaria, los fundamentos sentimos los compartimos entre las 14 organizaciones que hasta el momento conformamos la plataforma en México.
Como miembros de la red, a corto plazo nos interesan dos temas: comunicación y visibilización. En México, en esta fase, comenzar con una red como es Cultura Viva Comunitaria implica resistir a procesos de incertidumbre económica, con bastantes adversidades. En ese sentido, creemos que lo primordial es generar un compañerismo entre los distintos estados que participamos de la plataforma e ir construyendo acciones conjuntas muy concretas.
Por otra parte, cuando hablamos de visibilizar no nos referimos a los logros de un proyecto en sí, sino a los fundamentos, problemáticas y propuestas que se nos han ocurrido para cambiar de fondo la realidad en nuestro país, vemos muy importante lograr que la sociedad se encuentre en espejos más amables que sólo el terror, el miedo y el automatismo.
Sepa más:
https://ninoscomelibros.wordpress.com/
www.facebook.com/comunidadcomelibros
(*Texto publicado el 22 de febrero de 2016)
Por IberCultura
EnEm 19, Feb 2016 | Em México | Por IberCultura
Más Música, Menos Balas: de las redes sociales a las calles de Guadalajara
Hace casi cinco años comenzó en Acapulco (Guerrero, México) una campaña en redes sociales, desde la que se impulsaba a las personas a trabajar colaborativamente en la difusión de la cultura de paz y la recuperación de espacios públicos afectados por la situación de violencia extrema que vivía el estado de Guerrero. ¿Su lema? “Más música, menos balas”.
El movimiento, ideado por el comunicador y promotor cultural Abraham Chavelas, empezó cuando se encontraron 15 cabezas en un centro comercial del puerto de Acapulco. Convencidos de que nadie debería acostumbrarse al crimen organizado y el miedo, Abraham y otros compañeros pasaron a organizar conciertos y eventos culturales en la ciudad antes considerada un destino paradisíaco. Y “Más música, menos balas” creció y tomó otros rumbos.
“A seis meses de comenzar la campaña me sumo desde Guadalajara (Jalisco) y junto a 35 colaboradores logramos desarrollar la campaña convirtiéndola en una ONG”, cuenta Belén Palacios, directora de la organización que se creó en el estado de Jalisco en 2012, cuando descubrieron que ya no era solo una campaña viral y que debían “dar pasos más firmes, salir más de las redes y llevar las ideas a los hechos”.
Nacía, entonces, la ONG Más Música, Menos Balas Guadalajara, que acabó siguiendo sus propios caminos y que actualmente es una de las 14 organizaciones que forman parte de la plataforma Cultura Viva Comunitaria México. Entre las acciones que estos ciudadanos generan con vistas a ayudar a otros y mejorar el entorno están intervenciones artísticas, exposiciones, conciertos, presentaciones de libros y talleres, espacios de diálogo, ferias de organizaciones, galerías de arte y proyectos de desarrollo comunitario.
“La violencia no solo está ligada al narco, aunque sean muy evidentes y alarmantes sus consecuencias”, afirma Belén Palacios. “La violencia está también en las calles, en las escuelas y en el 20% de los hogares de América Latina. La violencia está muy cerca, cambiando nuestros hábitos, estilos de vida, y convirtiéndonos en víctimas del ataque o del miedo que genera este contexto hostil.”
Ya que la violencia nos afecta a todos, y nos aleja los unos de los otros, los integrantes de la organización saben que el arte, la cultura y la educación son medios fundamentales para lograr, poco a poco, la recuperación de una vida en comunidad benéfica y estable. Por eso están convencidos de que “Más música” es también más arte, más cultura, más cine, más teatro, más literatura, más danza, más pintura…
“La cultura y el arte son herramientas de inestimable importancia para lograr la transformación de los pueblos, siendo conscientes de que hay que generar acciones inmediatas que nos permitan reactivar y recuperar espacios perdidos por causa del miedo, alejar a los jóvenes de la delincuencia y generar espacios de intercambios culturales para abonar la creación de nuevos públicos que disfruten de las expresiones artísticas y deseen participar de proyectos comunitarios”, resalta la directora de la ONG.
Ver nacer la plataforma Cultura Viva Comunitaria México, en octubre de 2015, fue también una forma de poner en común los sueños y la búsqueda de una acción cultural transformadora. “Decidimos ser parte de la red para generar intercambios y alianzas que nos permitan seguir fortaleciendo la construcción de un tejido cultural comunitario interesado y con capacidad de lograr transformaciones sostenibles”, afirma Belén. “Esperamos que la plataforma crezca y se desarrolle, aporte ideas y reflexiones sobre una visión comunitaria de la cultura, y que podamos entre quienes la formamos incidir para lograr cambios sobre algunas políticas públicas”. Al final, el rechazo a la violencia pasa también por el entendimiento, la integración y la solidaridad.
Lea también: El surgimiento de la plataforma Cultura Viva Comunitaria México
(*Texto publicado el 19 de febrero de 2016)
Sepa más:
https://www.facebook.com/masmusicamenosbalasguadalajara
https://twitter.com/menosbalasgdl
www.masmusicamenosbalas.com (en construcción)