Consejo Intergubernamental
Una línea de tiempo para IberCultura Viva: 10 años de trabajo conjunto, cooperativo y solidario
Em 18, Dic 2024 | Em Consejo Intergubernamental, Destaque, Noticias, Seminarios |
(Fotos: LR Fernandes)
[SEMINARIO | MESA 1]
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En la celebración de sus 10 años de existencia, IberCultura Viva ha utilizado una analogía indígena: la de la flecha que cuanto más la tensamos hacia atrás, más la proyectamos hacia adelante. Es así que se ha pensado el acto de rescatar la historia tejida con la Cultura Viva, como algo que nos lleva inevitablemente a pensar en el futuro. Y desde ahí surge la pregunta: ¿qué mundo queremos alcanzar?
“Un mundo más justo, solidario, cooperativo, en el que todos los que estamos aquí participando tenemos que seguir generando y redoblando esfuerzos en este contexto tan complejo de polarización y discursos de odio, que la cultura viva comunitaria ayuda a combatir”, contestó Diego Benhabib, consultor de redes y formación de IberCultura Viva, al presentar una línea de tiempo del programa en la primera mesa del seminario conmemorativo de los 10 años que se realizó en Brasília (Brasil), la mañana del 28 de noviembre.
Esta línea de tiempo, pensada para estos momentos de celebración y reflexión sobre el futuro, fue trabajada en función de algunas referencias importantes de contexto y de las actividades impulsadas por el programa. La compilación sirvió para mostrar los resultados de esta primera década en una publicación que se armó como una de las acciones conmemorativas que se desarrollaron este año, junto a la edición de un video, el rediseño del sitio web www.iberculturaviva.org y de la plataforma Mapa IberCultura Viva.
Aunque el lanzamiento del programa se haya dado en abril de 2014, en el marco del 6º Congreso Iberoamericano de Cultura, en San José (Costa Rica), el libro “IberCultura Viva 10 Años: Tejer memorias, celebrar la diversidad, ampliar redes y construir el futuro” comienza en 2004, con el lanzamiento del programa Cultura Viva en Brasil. A partir de ahí viene una agenda de contexto, con acontecimientos previos que están en la base de la creación de este programa de cooperación..
Además de algunas declaraciones importantes, como la Convención de la Unesco sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005) y la Carta Cultural Iberoamericana (2006), la línea reúne encuentros y congresos relevantes vinculados al campo, encuentros de Puntos de Cultura y Congresos de Cultura Viva Comunitária; políticas y legislaciones nacionales y locales, y algunas referencias del programa, como los años de ingreso de países, las reuniones del Consejo Intergubernamental, los planes estratégicos, las convocatorias, concursos y publicaciones lanzadas.
“El espíritu de IberCultura Viva tiene que ver con esa articulación con la sociedad civil, esa idea de generar ámbitos de participación social, de construcción de redes, y de actuación intersectorial, desde gobiernos locales, movimientos sociales, un diálogo para mejorar la política y generar líneas de acción vinculadas a las necesidades propias de las organizaciones”, comentó Benhabib, que también incluyó en el listado instancias como la Red IberCultura Viva de Ciudades y Gobiernos Locales y el Grupo de Trabajo de Sistematización, creadas respectivamente en 2019 y 2021.
Este primer panel, que llevó el nombre “Resultados y desafíos del Programa IberCultura Viva”, se dividió en tres partes. La primera fue dedicada a la línea de tiempo de la cultura de base comunitaria en la región iberoamericana, y la segunda buscó trazar un panorama de la cultura viva comunitaria, con la participación de las y los representantes de los países miembros que viajaron a Brasilia para la 14ª Reunión del Consejo Intergubernamental, realizada en los dos días anteriores. La tercera y última parte de esta mesa inaugural (“Resultados y desafíos para +10 años”) estuvo a cargo de la anfitriona Márcia Rollemberg, secretaria de Ciudadanía y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura de Brasil y presidenta del Consejo Intergubernamental.
Flor Minici, secretaria técnica de IberCultura Viva y mediadora de esta mesa del seminario, destacó que cuando hablamos de resultados y desafíos, hablamos de la dimensión de la planificación, pero también de la dimensión participativa. “Y de cómo los resultados y las perspectivas de los desafíos nos ponen por delante un debate que tiene que ver con la gobernanza, con las formas en que las instituciones articulan las relaciones tan particulares que en la cultura viva existen entre las organizaciones, entre el Movimiento de Cultura Viva Comunitaria y también las políticas públicas”, afirmó.
Según ella, esa gobernanza, que IberCultura Viva intenta transitar como una gobernanza democrática, es lo que permite que hoy se debatan agendas nuevas, “justamente porque hay permanentemente una escucha y un trabajo en relación a capturar, procesar y trabajar alrededor de agendas futuras, agendas estratégicas que vienen de lo que está ocurriendo en el movimiento, en las organizaciones, y también en las transformaciones profundas que atraviesa la organización general de nuestro modo de vida y los modos de producción que habitamos”.
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A continuación, presentamos las intervenciones de las y los representantes de los países miembros en esta primera mesa del seminario, siguiendo el orden de participación.
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EL SALVADOR
Siguiendo la línea del tiempo presentada por Benhabib, el salvadoreño Walter Romero comenzó su intervención contando que viene del Movimiento de Cultura Viva Comunitaria, y que antes de ser representante de su país ante el programa, participó en aquel que considera el hito más importante de El Salvador en el tema: haber sido sede del 2º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, en 2015. “Para nosotros, fue el posicionamiento más importante para, desde el movimiento, poder dialogar con quienes estaban en el gobierno. Luego esa parte dio pie a que en el 2016 se creara en El Salvador un incentivo que se llamó Puntos de Cultura, inspirado en la experiencia brasileña y en todo el movimiento que se venía desarrollando”, destacó.
“Eso contribuyó a que pudiéramos generar y visibilizar las iniciativas que en El Salvador ya desarrollaban cultura viva en los territorios; nos posibilitó que organizaciones fueran reconocidas como Puntos de Cultura. Era de las primeras veces que se podía acceder a fondos concursables para apoyar estas iniciativas que, como dice un amigo, ya trabajaban en el territorio, a pesar del Estado, contra el Estado y sin el Estado”, agregó.
En 2019, Romero ingresó en el gobierno y asumió el cargo de REPPI (representante) del país en el programa. Pasados algunos meses, vino la pandemia. “Fue una etapa muy, muy dura para todos. Una de las primeras iniciativas fue hacer una asistencia alimentaria inmediata para poder llevar recursos y alimentos a la población, a todas las personas del movimiento de cultura viva”, recordó, antes de destacar algunas iniciativas del programa, como las convocatorias que permitieron el acceso a recursos económicos para potenciar los festivales que están en los territorios y las becas para procesos de formación de las organizaciones y colectivos de cultura viva comunitaria.
“Lo importante que hemos aprendido en el camino es que esto es una una dinámica de construcción colectiva, de un diálogo que puede y que tiene que haber entre las organizaciones de base comunitaria y los funcionarios que en su momento tenemos esta dinámica de toma de decisiones también. Es un gusto estar acá y esperamos verles en México, en el 6º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria”, finalizó.
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ECUADOR
Marcia Ushiña, enlace técnico de Ecuador ante el programa, también siguió la línea del tiempo iniciada por Benhabib, destacando que para su país fue importante la expedición de la Ley Orgánica de Cultura, en el año 2016. Esta ley define las competencias, atribuciones y obligaciones del Estado, los fundamentos de la política pública orientada a garantizar el ejercicio de los derechos culturales y la interculturalidad, contemplando dentro de sus principios la Cultura Viva Comunitaria.
“Este es el marco normativo que nos permite operar en términos de la asignación de fomentos de los proyectos y de acercamiento a las organizaciones que trabajan las políticas públicas en el interior de sus comunidades. Es lo que permite el fortalecimiento de las organizaciones y una revitalización con una conciencia política de lo que son sus costumbres, su memoria, sus lenguas”, subrayó.
Cómo detalló Ushiña, en 2016 se expide la Ley Orgánica de Cultura y en 2017 Ecuador ingresa al programa. En estos años, el gobierno ecuatoriano ha implementado, a través de fondos concursables, tres concursos públicos para asignar fondos a diferentes proyectos y propuestas de gestores culturales de comunidades, pueblos, nacionalidades y territorios descentralizados, en un principio con el objetivo de fortalecer las actividades en función de sus tradiciones.
”Actualmente, lo que pretendemos es entrar con más cuidado y con más presupuesto para fortalecer a las organizaciones, su política, su organización, en función de la revitalización de los rescates a la memoria, a la seguridad alimentaria y también en defensa de la naturaleza. Ese es, digamos, el modelo con el que ahora vamos a construir los próximos encuentros y concursos públicos”, afirmó.
Según ella, desde el año en que Ecuador forma parte del programa se han entregado fondos a alrededor de 70 proyectos que se han desarrollado en diferentes ciudades y provincias del país, tanto en la sierra, en la costa como en la Amazonía. “Ha sido de un aprendizaje constante, permanente, pero también muy desafiante”, comentó.
Este año, en el mes de julio, se anunciaron los 30 proyectos ganadores del concurso público “Cultura Viva Comunitaria: difusión, promoción y fortalecimiento de comunidades”. Estos proyectos en este momento están en ejecución y el desafío ahora es darle seguimiento de cómo se están desarrollando, para que esto les sirva de experiencia para los próximos que recibirán los fondos en el año 2025.
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COSTA RICA
Johanna Madrigal Araya, directora de Gestión Sociocultural del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica, recordó que su país fue sede del 6º Congreso Iberoamericano de Cultura, que se llevó a cabo en la ciudad de San José, del 11 al 13 de abril de 2014. En este evento, que tuvo como tema las culturas vivas comunitarias, se lanzó oficialmente el programa IberCultura Viva. “Tuvimos el honor de ser sede de las primeras sesiones de trabajo y eso ha sido clave para nuestro país. Nos sentimos honrados de ser parte del programa IberCultura Viva, eso nos ha enseñado muchísimo”, dijo.
Uno de los principales aprendizajes, según ella, tiene que ver con el hecho de que un programa de Puntos de Cultura, como el que existe en Costa Rica desde 2015, es una posibilidad flexible y adaptable al contexto y a las distintas diversidades y realidades de los países. “Cada uno de nuestros países ha podido asimilarlo, accionarlo de distintas formas y a partir de ahí también hemos podido aprender y replicar todo eso en otros servicios que ofrecemos desde la Dirección de Gestión Sociocultural”, comentó, resaltando la contribución del programa en la implementación de la Política Nacional de Derechos Culturales del país.
“IberCultura Viva vino a darnos mecanismos, instrumentos para entender, para orientar cómo llevar adelante parte de nuestra política y de cómo buscar cada vez más el acceso y el ejercicio efectivo, así como el disfrute de los derechos culturales que tan necesarios son en la región iberoamericana y que por mucho tiempo se han quedado por ahí abandonados. En general se habla mucho de los derechos humanos, pero lamentablemente los derechos culturales se nos han quedado por ahí rezagados. Tenemos que seguir luchando, activando espacios, trabajando en pro de que cada vez haya más acceso hacia eso. Yo creo que desde el programa, en la participación que hacemos a lo interno de cada uno de los países, ese es el compromiso y el esfuerzo que estamos buscando”, señaló.
La representante de Costa Rica mencionó, además, la importancia de participar en el Comité Ejecutivo y en el Consejo Intergubernamental de IberCultura Viva, con la intención de seguir trabajando conjuntamente para construir mejores realidades en cada uno de los países y en la región como un todo. “Nos interesa estar ahí, poder estar más cerca de las comunidades, de los territorios, de las organizaciones de base comunitaria. Ahí es donde tenemos nuestro gran desafío: cada vez más implementar, buscar, investigar sobre cómo vincularnos, acercarnos a las poblaciones y a su diversidad. Entonces es seguir compartiendo, creando en conjunto por un mejor futuro, por una mejor región iberoamericana, con acceso y disfrute de los derechos culturales”.
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URUGUAY
Al manifestar su alegría en participar en estas jornadas de trabajo en Brasília, el uruguayo Juan Carlos Barreto dijo considerar muy importante que se afiance que un programa de estas características esté cumpliendo 10 años. Él destacó el poder que tienen las redes de trabajo colaborativo, el hecho de poder escuchar experiencias de las y los compañeros y ver cómo se puede mejorar las acciones desarrolladas en su país, como por ejemplo, el programa de Puntos de Cultura, uno de los más importantes en la política cultural territorial.
Además de contar que los Puntos de Cultura están distribuidos en todo el Uruguay, “en diferentes regiones, con sus diferentes características e identidades”, Barreto mencionó otras iniciativas del área de Gestión Territorial de la Dirección Nacional de Cultura, como el programa Fiestas Uruguayas, que trabaja en el fortalecimiento, apoyo y reconocimiento de las fiestas uruguayas como patrimonio inmaterial del país, y el programa Usinas Culturales, que está cumpliendo 15 años.
Ubicadas en todo territorio nacional (más de 20 están en funcionamiento), las Usinas Culturales son centros regionales que cuentan con salas de grabación musical y equipamiento para la producción audiovisual. Su objetivo central es promover el potencial creativo de la ciudadanía a partir del uso de las nuevas tecnologías, con acceso libre, democrático y sin costo. “Es un programa que realmente vale la pena conocer y que durante este tiempo ha pasado muchísima gente por allí”, afirmó.
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CHILE
Marianela Riquelme Aguilar, vicepresidenta de IberCultura Viva y jefa del Departamento Ciudadanía Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, inició su participación en esta mesa mencionando el “orgullo” de poder estar en el programa desde el principio. “Desde el 2015 que Chile está participando, brindando estas posibilidades a las organizaciones culturales comunitarias -y hoy a los Puntos de Cultura Comunitaria- para contar con esta base, una base de compartir, de alianzas, de telar, de urdir redes importantes para las organizaciones culturales comunitarias”, destacó.
Al abrir su presentación sobre el programa Puntos de Cultura Comunitaria, que está en su segundo año de implementación en Chile, ella explicó que este es también el resultado del trabajo que se ha realizado en este marco. “El programa IberCultura Viva ha significado para muchos países un refugio, un espacio de resistencia ante los vaivenes de las oleadas que recibimos de distintos gobiernos, distintas administraciones nacionales, territoriales, que muchas veces sienten una desconexión con las comunidades. Hoy día tenemos un compromiso en Chile del presidente Gabriel Boric de levantar un programa como Puntos de Cultura Comunitaria, que logra convertir una política pública en una política latinoamericana en donde muchos países nos abrazamos en conjunto, a propósito del trabajo de las comunidades.”
Un proceso participativo
Sobre el proceso de construcción de la política pública, Riquelme destacó el trabajo colaborativo de todas las organizaciones culturales comunitarias de Chile que se despliegan a lo largo del territorio nacional y que sin ellas no sería posible tener un programa como el que tienen hoy día. “Este ha sido la conclusión de un proceso interesante de articulación, de compartir experiencias, de compartir saberes entre países desde lo técnico, pero también desde lo más humano, desde lo territorial’, comentó, al destacar la necesidad de hacer la vinculación entre los lenguajes de la institucionalidad y los tiempos y lenguajes de las comunidades en el territorio
La implementación del programa Puntos de Cultura Comunitaria en Chile se dio luego de un proceso participativo en el que se logró concretar 121 Diálogos Ciudadanos en las 16 regiones del país, en octubre y noviembre de 2022, con más de 1.400 participantes pertenecientes a 825 organizaciones culturales comunitarias. En estos espacios de conversación articulados por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, representantes de municipios y de organizaciones culturales comunitarias pudieron compartir, proponer y discutir, a partir de sus experiencias territoriales, propuestas para el desarrollo de un programa público de culturas comunitarias.
El programa, que se difundió en el 2022 y se comenzó a implementar en el 2023, hoy día cuenta con 535 Puntos de Cultura Comunitaria registrados en todo el país. Una cifra que, según la representante de Chile, es “absolutamente diversa, muy enriquecida por todo el trabajo que hacen las personas en su territorio, con la realidad que es muy difícil en algunas ocasiones, pero con la fuerza que nos da el trabajo solidario que se genera en el marco de la cultura viva comunitaria por el buen vivir”.
En este registro nacional hay una representación importante de pueblos indígenas, particularmente los andinos aymara, con un porcentaje bastante alto, superior al de mapuche y kolla, y se ha ido incorporando el pueblo rapa nui. También están representadas personas de tercera edad, personas con discapacidad, infancias, adolescencias y comunidades migrantes que pertenecen a organizaciones comunitarias, lo que ratifica la diversidad que tienen en sus territorios.
“Son organizaciones que tienen arraigo comunitario, no tienen fines de lucro y, por cierto, tienen un impacto positivo reconocido en cada uno de los territorios que habitan, con un reconocimiento local y una valoración importante de sus comunidades”, reforzó la vicepresidenta del programa, explicando que los apoyos se dan a través de líneas de trabajo dedicadas al fortalecimiento de las organizaciones culturales comunitarias y a planes de articulación, para que puedan vincularse con otras organizaciones y desarrollar acciones conjuntas. Otra línea interesante que están desarrollando es la de formación, que cuenta con la colaboración de un consorcio de universidades de Chile.
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REPÚBLICA DOMINICANA
Henry Mercedes Vales, director general de Mecenazgo del Ministerio de Cultura de República Dominicana, anunció en la reunión en Brasilia la incorporación del país a IberCultura VIva de forma plena, luego de un año de participación en las actividades del programa como país invitado. Él comenzó su participación en esta mesa mencionando la celebración de la 21ª Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros de Cultura que se hizo en Santo Domingo, el 21 de octubre de 2021, y uno de los acuerdos a los que se llegaron en esa ocasión: el de impulsar la articulación con diversos actores para el financiamiento de proyectos culturales que promuevan el mecenazgo cultural en Iberoamérica y visibilice la cultura como objeto de responsabilidad social empresarial. “¿El tema de mecenazgo, cómo se vincula al tema de cultura comunitaria? Es el mecanismo que tenemos en este momento para poder buscar el financiamiento, para buscar la sostenibilidad de los proyectos culturales”, explicó el director.
El Ministerio de Cultura fue creado en República Dominicana en el año 2000. En 2010, se emitió una nueva Constitución, que en su artículo 67 establece el tema de los derechos culturales. Henry Mercedes contó que desde el 2013 hasta el 2019 hubo una convocatoria que incidía muy directamente en proyectos culturales de base comunitaria, en proyectos de cultura viva, pero la pandemia de Covid-19 desmontó todos esos procesos. La idea de activar la Ley de Mecenazgo sería entonces el mecanismo para financiar estos proyectos, porque vendría a nutrirse tanto de fondos del sector privado, pero también de la Cooperación y de fondos públicos de otras instituciones que podrían articularse.
Asimismo, comentó que desde el Ministerio de Cultura se tiene, por ejemplo, una Dirección de Participación Popular, donde hay un Departamento de Carnaval, algo que se celebra en su país durante todo el mes de febrero, en diferentes regiones, una fiesta que se repite en diferentes fechas, como el 16 de agosto con el feriado de la Independencia, y hasta en la Semana Santa, cuando un pueblo lo celebra en los cementerios, sobre las tumbas. “En algunas ciudades el Carnaval es una expresión viva que se manifiesta con mucha diversidad”, destacó.
En esta misma dirección está el Departamento de Cultura Barrial, que trabaja día a día para fortalecer la identidad cultural de los barrios, promoviendo prácticas y tradiciones que enriquecen las comunidades. “Es un departamento activo y que trabaja muy directamente con todas las manifestaciones populares”, reforzó, antes de destacar algunos proyectos apoyados a través del mecanismo de mecenazgo, como un festival de teatro infanto juvenil, una iniciativa de una asociación que trabaja con el tema de violencia de género en casas de acogida; un proyecto sobre la historia del merengue, además de proyectos orientados a la creación de un sistema de información y de gestión para los proyectos culturales y otro vinculado a la formación de gestores culturales.
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PARAGUAY
Estela Franceschelli, quien asumió recientemente la función de representante de Paraguay en IberCultura Viva, comenzó su presentación contando que en su país, en 2010 y 2011, se instalaron 98 Puntos de Cultura. “Las idas y vueltas de los cambios de gobierno y orientaciones hicieron que esos 98 Puntos de Cultura fueran debilitándose progresivamente. Sin embargo, en este momento tenemos 47 reconocidos Puntos de Cultura”, detalló, recordando que en 2021 el gobierno paraguayo presentó el programa Puntos de Cultura como una de las estrategias para la reactivación del sector cultural, luego del período de emergencia sanitaria, a fin de fortalecer y garantizar la sostenibilidad de espacios y centros culturales comunitarios de todo el país.
Paraguay fue uno de los primeros países que adhirieron al programa IberCultura Viva tras su creación, aprobada en octubre de 2013, en la 23ª Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en la Ciudad de Panamá. La Secretaría Nacional de Cultura estuvo presente en las reuniones del Consejo Intergubernamental de 2014 a 2016, año en el que dejó el programa. Después de participar de las actividades de IberCultura Viva durante el año de 2022, como país invitado, el gobierno de Paraguay oficializó en marzo de 2023 su reincorporación al Consejo Intergubernamental como país miembro.
“En la Secretaría de Cultura de Paraguay hay un mandato primero y fundamental, que es el de garantizar derechos. A veces se nos escapa un poco el objetivo, pero en general es lo que hemos hecho y eso se ve reflejado en que hoy existen tres redes nacionales de gestores culturales comunitarios. La mayor parte de ellos son de comunidades y pueblos muy pequeños, muchos pueblos indígenas. El programa IberCultura Viva ha aportado comprensión, reflexión, análisis. Necesitamos muchísimo de todo eso, pero aún así creo que estamos bien encaminados”, afirmó.
Estela Franceschelli mencionó, además, los tres proyectos de Paraguay que fueron seleccionados este año en la Convocatoria IberCultura Viva de Apoyo a Redes y Proyectos de Trabajo Colaborativo y están en marcha en su país. Son los siguientes: el 4º Encuentro Nacional de Gestión Cultural Comunitaria, presentado por Centro de Desarrollo de las Artes y la Cultura Avaré Sumé; “Por una ley para los espacios culturales en Paraguay”, presentado por la Red Escucha, e “Inclusión Digital para el Desarrollo Cultural en el Chaco Paraguayo (IDDC Chaco)”, propuesto por la Asociación Melodía para la Promoción de la Educación y la Cultura.
“El Chaco es una zona muy pobre, bastante abandonada, muy seca, casi sin Internet, con muchos pueblos indígenas y grandes extensiones despobladas. Sin embargo, ya para esta jornada de capacitación tenemos más de 4550 gestores comunitarios inscriptos, que van a participar en una capacitación intensiva para aprender a manejar redes sociales e interconectarse”, celebró la REPPI de Paraguay, refiriéndose al proyecto de creación de la red chaqueña de gestores culturales comunitarios. “Por otra parte, acabamos de tener una experiencia bastante importante a nivel urbano, las jornadas de formación y reflexión de la Red Escucha, que es una red de centros y espacios urbanos con un desafío grande de reflexionar, analizar y construir una propuesta de ley que regule los espacios públicos comunitarios.”
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ESPAÑA
Jazmín Beirak, directora general de Derechos Culturales del Ministerio de Cultura de España, dijo estar muy feliz por la oportunidad de haber podido compartir estos debates, en esta que fue su primera participación en el Consejo Intergubernamental de IberCultura Viva. Su presentación comenzó con la explicación de que la Dirección General de Derechos Culturales, creada hace nueve meses, es la primera concreción institucional de una apuesta política del gobierno español. “Cuando llegó este nuevo equipo de gobierno al Ministerio de Cultura, uno de los ejes fundamentales que quiso introducir fue el de los derechos culturales, como una línea estratégica para poner en el centro a la ciudadanía como principal destinataria de la acción pública”, afirmó.
Según ella, los trabajos se han centrado en manejar un concepto extenso de cultura, saliendo de la dicotomía de la cultura como objeto de consumo, como obra, y encontrándolo más con la idea de cultura como lo común, como lo compartido. “Y en entender también que el derecho de acceso a la cultura va más allá del derecho a bienes y servicios, del derecho a espectáculos, como usuaria, como espectadora, sino que tiene que ver con el desarrollo de capacidades, de una identidad, una pertenencia de comunidad, con el manejo de códigos y un acervo, con la cultura comunitaria, con las tradiciones, con la propia gestión de los proyectos culturales”, agregó.
En ese sentido, el Ministerio de Cultura se alineó con lo que ya decía la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales sobre la idea de participar en la vida cultural, y ha buscado atender a cuestiones como la atención al territorio, la igualdad, la idea de que la existencia de una oferta cultural no garantiza el acceso a la cultura y la participación cultural, sino que son necesarias políticas específicas que tengan en cuenta condicionantes y determinantes para ello. “Entender la diversidad en un sentido amplio, étnico, racial, lingüístico, con atención a las discapacidades, la igualdad de género. Y la idea de la transversalidad de la cultura, entender que la cultura no es un sector que está separado del resto de nuestras realidades, sino que tiene mucho que ver, por ejemplo, con la educación, con la salud”, resumió.
Para Beirak, incorporar los derechos culturales en la acción del Ministerio les permitió completar y complementar una acción que ya se estaba realizando desde el punto de vista sectorial y patrimonial. “A este marco ahora lo estamos llamando en España ‘Derechos culturales’, y es un marco que tiene una tradición de décadas, pero también otros significantes, entre ellos cultura viva, democracia cultural, impactos sociales de la cultura. Es todo un campo semántico en el cual estamos hablando de elementos muy similares. Por ello es fundamental mirar a Iberoamérica en todo esto, porque recién nosotros estamos teniendo una política institucional desde hace 9 meses, y aquí hay proyectos que llevan 20 años, 15 años, 10 años. Para nosotros es fundamental mirar lo que estáis haciendo, aprender y trasladar ese conocimiento a nuestro territorio”, expresó.
Uno de los dos importantes proyectos en los que están trabajando es el Encuentro “Cultura y Ciudadanía”, que es previo a la puesta en marcha de la Dirección General de Derechos Culturales, pero que va en la misma línea, aunque sin el nombre “derechos culturales”. “Es un encuentro que tiene 10 años de existencia y que nos ha servido para visibilizar, generar una red, conectar y potenciar todas aquellas prácticas comunitarias que se estaban desarrollando en en el territorio español, con una idea de innovación, de experimentación, de generación, de nueva institucionalidad. Y que ha tenido también una derivada en el ámbito rural, que es Cultura y Ruralidades”, detalló.
La décimoprimera edición del encuentro “Cultura y Ciudadanía” tendrá lugar en Barcelona en septiembre de 2025, días antes de la celebración de Mondiacult, y con sus ejes temáticas principales alineados con los que se tratarán en este evento de la UNESCO: los derechos culturales, la cultura de paz y la inteligencia artificial.
El segundo proyecto que está en curso, siendo elaborado, es el primer Plan Nacional de Derechos Culturales, que tiene su presentación prevista para mayo de 2025. “Básicamente es una hoja de ruta que nos hemos trazado, un instrumento que nos va a servir para identificar cuáles son las acciones que vamos a querer llevar a cabo en la Dirección de Derechos Culturales. Es un plan ambicioso, que está compuesto por 13 ejes que ordenan todas las acciones que queremos desarrollar”, explicó.
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Una red española de Puntos de Cultura
Uno de estos ejes es el del territorio, desarrollo local y desarrollo comunitario, en el cual se piensa poder implementar una red de Puntos de Cultura en España. Otros ejemplos serían un eje específico de educación, para que se pueda tener políticas compartidas con el Ministerio de Educación, y un eje de evaluación de la política cultural, para reivindicarse como una política de igual rango que las políticas de trabajo, de hacienda, de seguridad social, es decir, que no depende del gusto de quien en cada momento gobierne, que no sea una “política decorativa”, sino una política pública como todas las demás.
“Es un proceso también ambicioso a nivel de participación. Hemos contado con asociaciones, entidades, expertos y expertas que trabajan en el ámbito de derechos culturales, más o menos unas 300, 400 personas han participado; También con el sector profesional, con las industrias culturales, y a nosotros nos parece fundamental abrir ese espacio porque creemos que es necesario entender que son vasos comunicantes, es decir, no es antagónico que se lleve el arte y la cultura a las escuelas, pues a las industrias les sirve para que haya públicos y para que generen profesionales. Es un circuito que hay que saber conectar”, añadió. Para la participación de la ciudadanía, la Dirección General de Derechos Culturales ha hecho una plataforma online en la que han recabado unas mil aportaciones.
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MÉXICO
Norma Cruz Hernández, enlace técnico de México, destacó la importancia de estos días de trabajo para generar nuevas perspectivas y colaboraciones, y agradeció a las organizaciones culturales de base comunitaria, “el corazón del movimiento, la razón del porqué el programa de IberCultura Viva está aquí”. “Todo nuestro reconocimiento para las organizaciones de cada uno de los países”, reforzó, antes de retomar la línea de tiempo iniciada por Diego Benhabib y recordar que México participa del programa desde su inicio, en 2014; estuvo en la presidencia del Consejo Intergubernamental en el trienio 2021-2023, y en este 2024 sigue siendo parte del Comité Ejecutivo. “Seguimos en este aprendizaje, en este fortalecimiento, en esta lucha por el poder de la cultura viva”.
Al mencionar cuál es el impacto que ha tenido IberCultura Viva para su país, ella destacó que más de 120 personas, integrantes de organizaciones, pueblos originarios, indígenas y afrodescendientes, han estado presentes en las distintas convocatorias y concursos del programa, y que en el Mapa IberCultura Viva están registradas más de 140 organizaciones culturales comunitarias y más de 900 agentes mexicanos.
Mencionó, además, que la experiencia adquirida con la participación en el programa contribuyó para la creación del programa Cultura Comunitaria, que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México instaura a partir de 2019, buscando poner en alto que la cultura es un derecho humano, y que son las personas, las comunidades, las localidades, quienes están en el centro de las políticas culturales. “Tenemos una deuda histórica con todas las poblaciones que de alguna manera han sido excluidas. Es ahí donde debemos de construir, empezar desde abajo hacia arriba”, agregó.
Una de las principales apuestas del programa Cultura Comunitaria en México son los “Semilleros Creativos”, un modelo pedagógico de formación artística enfocado en las infancias y las juventudes en condiciones de vulnerabilidad. En estos grupos, niñas, niños y jóvenes pueden aprender lenguajes artísticos (artes escénicas, artes visuales, escritura creativa, música, producción audiovisual) y expresiones culturales (lenguas indígenas y artes tradicionales, como textiles, bordado, alfarería y juguetes) de manera gratuita, con el propósito de que desarrollen actitudes y habilidades y participen en la vida cultural de sus comunidades.
Norma Cruz explicó que los Semilleros Creativos se crean a partir de un diagnóstico, que les permite mapear a nivel nacional cuáles son las zonas donde se encuentran un alto índice de violencia, de rezago social, los puntos que les interesa atender con mayor prioridad para que los niños, niñas y jóvenes tengan espacios más seguros para ellos y sus familias. Hoy existen más de 400 Semilleros Creativos en el país, y en este periodo se han realizado más de 36.000 actividades, dónde han participado más de 4 millones de personas de 711 municipios.
Otro ámbito en el que trabaja el programa Cultura Comunitaria son las jornadas culturales comunitarias, que buscan la recuperación afectiva de los espacios públicos. “Son actividades que están de alguna manera ligadas con herramientas de mediación sociocultural y son intergeneracionales. Aquí hacemos la recuperación de los espacios que muchas veces están en desuso, o están relacionados con la violencia”, explicó, antes de señalar la importancia de la formación y la participación cultural comunitaria. “Desde el programa también creemos que las personas son públicos activos, que todo parte de la escucha de las necesidades y de los intereses, que todo se construye en conjunto y se comparte.”
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BRASIL
João Pontes, director de la Política Nacional de Cultura Viva y representante de Brasil en IberCultura Viva, habló de la alegría de poder retomar esta política, que comenzó como un programa en 2004, en un momento de democratización del país, de efervescencia política, de construcción de un ámbito de participación. “Ésta es una respuesta importante y creativa del país al debate sobre los derechos culturales”, afirmó.
Al contextualizar el camino recorrido hasta el lanzamiento del programa Cultura Viva en Brasil, hace 20 años, hizo referencia a la experiencia francesa del Ministerio de Negocios Culturales, en la segunda mitad del siglo XX, cuando se destacó la importancia de promover políticas públicas para el conjunto de la población. También citó iniciativas de gobiernos progresistas brasileños en ciudades como Porto Alegre y São Paulo, especialmente bajo la gestión de Marilena Chauí (secretaria de Cultura de São Paulo entre 1989 y 1992), con experiencias en la descentralización de la cultura, en las que el Estado y las alcaldías brindaron talleres y actividades en territorios y comunidades.
“La Cultura Viva surge como una innovación importante, que es el reconocimiento de que no cabe al Estado sólo proporcionar bienes y servicios culturales, que no es responsabilidad del Estado promover el acceso de la ciudadanía sólo a través de equipamientos, sino más bien reconociendo el concepto de que en todos los territorios y comunidades ya existen grupos culturales que promueven el acceso de la población, que son las raíces más profundas de su diversidad cultural. Es con ese espíritu que se creó el programa Cultura Viva”, comentó.
Del discurso de toma de posesión del ministro Gilberto Gil, en enero de 2003, trajo la referencia al “do-in antropológico”, la idea del rol del Estado en el masaje de puntos vitales, pero momentáneamente despreciados o adormecidos, del cuerpo cultural del país. Habló del sentido filosófico programático, “a la vez simple y sofisticado”, de lo que son los Puntos de Cultura, esos puntos que no tienen fórmula ni reglas, que pueden tener o no sede, pueden trabajar con formación, creación, producción y/o difusión, pero que tienen como principio básico la presencia de la comunidad en estos procesos culturales, de forma gratuita y sostenida.
Después de recordar algunas acciones que se han llevado a cabo a lo largo de estos 20 años de Cultura Viva en Brasil, como “Ação Griô” y “Cultura de Ponto a Ponto”, João Pontes llamó la atención sobre la forma en que esta política se entiende hoy en Brasil: es la política de base comunitaria del Sistema Nacional de Cultura. En otras palabras, así como los sistemas de salud o educación tienen sus puestos de salud y sus escuelas, aquí están los Puntos y Pontones de Cultura, en diálogo con el poder público, mostrando que la sociedad civil no es sólo beneficiaria, sino protagonista en la implementación de esta política.
“La participación es una pauta fundamental. No habría otra forma de hacer política pública que no sea dialogando, de manera horizontal, con la sociedad civil”, destacó el director. En 2025, los foros, donde se desarrollan los principales diálogos y participaciones, tendrán su gran edición junto a la Teia, el encuentro nacional de Puntos y Pontones de Cultura, que tendrá lugar entre septiembre y octubre en la ciudad de Vitória (Espírito Santo).
En su presentación, Pontes también mencionó la aprobación de la Ley de Cultura Viva, que transformó el programa en política de Estado en 2014 (“una ley redactada por la diputada Jandira Feghali, con fuerte participación de la sociedad civil en su construcción y movilización del Ministerio de Cultura”). Habló del registro nacional, que hoy cuenta con 6.500 Puntos y Pontones de Cultura en todo Brasil; de instrumentos que facilitan formas de colaboración entre la sociedad civil y el Estado, como el Término de Compromiso Cultural (TCC), y el recientemente aprobado Marco de Fomento a la Cultura, “que tiene una fuerte inspiración en la Ley de Cultura Viva y su reglamento, porque se centra en el objeto de los procesos culturales y no en los instrumentos”.
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Las cinco generaciones de la Cultura Viva
Para el Ministerio de Cultura, esta es la quinta generación de la política Cultura Viva. La primera cubre el período 2004-2008, con las primeras convocatorias del MinC; la segunda, entre 2008-2014, está marcada por la descentralización de recursos y el rediseño de Cultura Viva. La tercera (2014-2016) comienza con la aprobación de la ley y con instrumentos que faciliten la colaboración entre el Estado y la sociedad civil. “En 2016 tuvimos un golpe parlamentario en el país y un proceso de desmonte de políticas públicas (esta sería la cuarta generación). No del todo, porque vimos funcionarias y funcionarios que venían en defensa de los instrumentos, pero dejamos de tener inversiones, convocatorias, y hubo un ambiente de censura y persecución a grupos culturales. Ahora, desde 2023, estamos en esta quinta fase, de reconstrucción, de retomar el diálogo con la sociedad civil, de mayor concertación entre estados y municipios”, resumió.
Esta reconstrucción, según él, se realiza desde la base con la red de Pontones de Cultura (los Pontones son los que articulan, mapean y capacitan las redes territoriales y temáticas de Puntos de Cultura en el país), que hoy suman 42 y están presentes en casi todos los estados brasileños (a excepción de 4), 15 de los cuales son temáticos. Y sobre todo, es una reanudación realizada con la mayor inversión en la historia de la Política Nacional de Cultura Viva (PNCV), basada en la asignación de recursos de la Política Nacional Aldir Blanc de Fomento a la Cultura (PNAB).
La PNAB prevé el aporte de recursos por un período de 5 años, garantizando un mínimo del 10% del valor total a la PNCV. Son 3.000 millones de reales al año, 15.000 millones de reales en total; lo que da a la PNCV un mínimo anual de 300 millones de reales (unos 50 millones de dólares). En este primer año de implementación, por decisión de la ministra de Cultura, Margareth Menezes, la vinculación fue del 13%, lo que significó un valor de 388 millones de reales (cerca de 63 millones de dólares) para la PNCV. La expectativa de fomento, según el director, es de 14 mil Puntos y Pontones de Cultura.
“Este es un momento muy importante. En las 27 unidades de la federación, nos vinculamos con 696 municipios. Y más del doble, por voluntad propia, decidieron vincular sus recursos a Cultura Viva, lo que eleva este número de municipios a más de 1.400. Como los gobiernos estatales también tendrán sus convocatorias, creemos que podremos llegar a 2 mil municipios brasileños con Puntos de Cultura fomentados”, anunció João Pontes.
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