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Cultura viva comunitaria: un trabajo en red de formación, investigación y extensión
(Fotos: LR Fernandes)
En sus 10 años de existencia, el programa IberCultura Viva ha desarrollado dos programas de acción (2015 y 2016-2017) y tres planes estratégicos trienales – PET (2018-2020, 2021-2023 y el actual, 2024-2026). Inicialmente, las actividades se centraron en dos ejes: la promoción de intercambios y el desarrollo de redes entre organizaciones culturales de base comunitaria, mediante convocatorias, y acciones de comunicación. En 2017 se comenzaron a impulsar acciones de formación en políticas y gestión cultural de base comunitaria. Éste fue uno de los grandes éxitos de este programa de cooperación, como lo demuestran las personas participantes de la Mesa 3 del Seminario Conmemorativo, “Trabajo en red en formación, investigación y extensión”, que cerró la jornada de debates y reflexiones en Brasilia, en la tarde del 28 de noviembre.
Uno de los temas principales de este panel, el Posgrado Internacional en Políticas Culturales de Base Comunitaria, lanzado en 2018, fue una construcción conjunta de IberCultura Viva con el Área de Comunicación y Cultura de FLACSO-Argentina. Cada año, el programa ofrece becas para este curso y recibe al menos 400 inscripciones de personas interesadas. Este año, que tuvo un número récord de candidaturas, se recibieron 525 postulaciones. Sumando las siete cohortes que se realizaron entre 2018 y 2024, IberCultura Viva otorgó 722 becas para este posgrado virtual de FLACSO-Argentina.
Otra acción formativa importante en la historia del programa fue la creación, en 2021, del Grupo de Trabajo sobre Sistematización y Difusión de Prácticas y Metodologías de Políticas Culturales de Base Comunitaria (GT de Sistematización). Por medio de una convocatoria pública, se seleccionaron 59 personas de 10 países para formarlo. La iniciativa resultó en una serie de seminarios, una publicación y la participación de algunos miembros del grupo en encuentros y congresos. Este año, el GT se dedicó a preparar la propuesta para la creación de la Red Educativa IberCultura Viva, que fue aprobada en la presente reunión de Consejo Intergubernamental y que se lanzará en 2025.
Tanto el curso de FLACSO como el GT de Sistematización y la futura Red Educativa fueron comentados en este tercer panel del seminario. La conversación incluyó también un panorama de las iniciativas de formación que se han construido en el ámbito de las políticas culturales, una presentación sobre el Consorcio Universitario Cultura Viva, creado hace un año en Brasil, y otra sobre iniciativas que buscan incluir los saberes tradicionales de los mestres y mestras de culturas populares en las aulas brasileñas, como forma de humanizar y pluralizar la universidad.
En la mesa participaron: Alexandre Santini, presidente de la Fundación Casa de Rui Barbosa; Deborah Rebello Lima, profesora e investigadora de la Universidad Federal de Paraná; Diego Pigini, de la Universidad Nacional de Córdoba, en representación del GT de Sistematización IberCultura Viva; Tião Soares, director de Culturas Populares y Tradicionales de la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura de Brasil (SCDC/MinC), y Belén Igarzábal, directora del Área de Comunicación y Cultura de FLACSO-Argentina y coordinadora académica del Curso de Posgrado Internacional en Políticas Culturales de Base Comunitaria.
También fueron invitados a subir al escenario dos estudiantes de este curso, la ecuatoriana María Pía Alcivar Vásquez y el uruguayo Ce Tao Vignolo Gayero, para hablar sobre la experiencia académica a partir de sus propias vivencias. La mediación estuvo a cargo de Emiliano Fuentes Firmani, exsecretario técnico de IberCultura Viva (2016-2022) y uno de los directores de la editorial argentina RGC (Redes de Gestión Cultural).
Para Emiliano, el tema de esta mesa es fundamental en la historia del programa, ya que las propuestas de formación en universidades e instituciones educativas trabajaban muy poco la cultura comunitaria como tal. “En este proceso, tanto el posgrado internacional que hizo IberCultura Viva con FLACSO, como la red que se formó, tienen mucho que ver con la sistematización, la construcción de metodologías, incluso pensar cómo el programa puede ser un interventor para las políticas culturales comunitarias, como una especie de manual de buenas prácticas, para que los gobiernos, y también la sociedad civil, tengan posibilidades de nortear sus acciones”, afirmó.
A continuación, las presentaciones de cada una de las personas invitadas.
Un “ecosistema” formado por gobiernos, universidades, organizaciones y saberes y haceres comunitarios
Alexandre Santini, presidente de la Fundación Casa de Rui Barbosa (vinculada al Ministerio de Cultura de Brasil), comenzó su presentación hablando de la importancia de espacios de encuentro y formación como este seminario. En sus 15 minutos de intervención buscó esbozar un panorama de las iniciativas de formación que se han construido en el ámbito de las políticas culturales, y específicamente de trabajo en red, formación, investigación y extensión en el ámbito de la cultura viva comunitaria.
“Cuando hablamos de cultura viva comunitaria, hablamos de acciones del Estado, de políticas públicas, de organizaciones de la sociedad civil, del campo normativo (leyes, decretos, ordenanzas, tratados) y de la producción de conocimientos, estudios y reflexión”, destacó, trayendo a la mesa el discurso de toma de posesión de Gilberto Gil como ministro de Cultura (2003), cuando él dice que hacer política cultural es hacer cultura. “Amplío este entendimiento para que entendamos que la formación en gestión cultural también es una práctica cultural, también es producir cultura”.
Según él, cuando hablamos de formación es desde la perspectiva de que esta tiene un horizonte ético y político. Y un horizonte epistemológico. El término “descolonización”, por ejemplo, estuvo en el tema del I Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria (“Cultura, descolonización y buen vivir”), celebrado en mayo de 2013, en Bolivia. Pero el concepto de descolonización que está presente allí no sería lo mismo que la idea de “decolonialidad”, que se ha vuelto más común en los últimos años. “Tiene que ver con el constitucionalismo andino. Y este horizonte está relacionado con la idea de vivir bien también. En ese contexto, en una relación que también es inseparable de la discusión de políticas públicas, del papel del Estado, el Estado descolonizador”, agregó.
Hablando de conceptos, recordó que la cultura viva comunitaria se define de varias maneras. Al citar el documento de creación de la Plataforma Puente Cultura Viva Comunitaria, que reunió a un centenar de organizaciones culturales en Medellín (Colombia) en 2010, llamó la atención sobre el carácter político de la organización de este movimiento. “Es un movimiento político que desafía los procesos de construcción de poder, de construcción del capitalismo, del neoliberalismo, es decir, desafía críticamente toda esta situación y trae postulados para abordar esta perspectiva”, comentó.
Santini también mencionó la definición de colegas investigadores que sostienen que, en este proceso, lo que se creó fue una escuela latinoamericana de políticas culturales. “América Latina fue importadora de modelos de política cultural (el modelo francés, el modelo español, el modelo anglosajón), y a partir del siglo XXI, a partir de esta experiencia de cultura viva comunitaria, estamos trabajando con la perspectiva de una escuela latinoamericana que se nutre de esas experiencias, de la formulación de estas políticas, y que además permitió estructurar el proceso de investigación a nivel regional”, afirmó.
Al hablar de procesos de formación, realizados por gobiernos, universidades, instituciones, organizaciones y saberes y haceres comunitarios, destacó las ideas de “ecosistema” y “trama”, ya que no existe exactamente una jerarquía entre estas experiencias. Entre los espacios formales mencionó el Curso Internacional de Postgrado en Políticas Culturales de Base Comunitaria (FLACSO-Argentina); el GT de Sistematización; la Red Educativa IberCultura Viva, que se formalizará próximamente; el Consorcio Universitario Cultura Viva, que viene trabajando con el Ministerio de Cultura de Brasil; o el Diplomado en Gestión Cultural Comunitaria para Puntos de Cultura Comunitaria en Chile; el Seminario Internacional de Políticas Culturales de la Fundación Casa de Rui Barbosa; la Cátedra UNESCO en Políticas y Gestión Cultural-FCRB.
Entre los espacios “no académicos” de este ecosistema se destacan los Congresos Latinoamericanos de Cultura Viva Comunitaria, los círculos de la palabra, los Conversatorios Permanentes CVC, las caravanas de cultura viva comunitaria, las Teias (encuentros nacionales de Puntos de Cultura del Brasil), los congresos de CVC locales y nacionales. “Estos espacios no formales son absolutamente formativos. Cualquiera que asiste a un Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria regresa transformado de esta experiencia”, afirmó, para luego resaltar la importancia de que gobiernos e instituciones ofrezcan recursos, becas, premios a investigaciones, cursos, especializaciones, talleres, etc.
“La cultura viva comunitaria sólo existe porque hay organizaciones de base, pero llegamos a donde estamos, 20 años de Cultura Viva en Brasil y 10 años de IberCultura Viva, porque existen también los estados nacionales y gobiernos locales. Sin esa intersectorialidad no sería posible hablar de esta experiencia consolidada tal como es”, afirmó Santini. Para él, los espacios de encuentro, diálogo e intercambio son fundamentales tanto para la formación como para la implementación de la política misma. “Aquí se discuten políticas públicas, aquí se formulan conceptos, aquí construimos acuerdos que generan procesos deliberativos y formativos”.
La Ley de Cultura Viva, por ejemplo, fue aprobada en Brasil en 2014, pero empezó a desarrollarse en los foros de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura, en las Teias. “Desde 2007, 2008 se hablaba de crear una ley para transformar el programa en política de Estado. Y esto realmente se convirtió en ley, y esta ley fue fundamental en el período de destrucción de las políticas culturales. Informó muchas cosas para la Política Nacional Aldir Blanc de Fomento a la Cultura, y hoy es la inspiración de la Política Nacional de las Artes. Eso es todo: estos espacios que comienzan con el diálogo, con la interlocución, terminan también convirtiéndose en espacios de toma de decisiones y de deliberación, señalando decisiones importantes para el futuro”, anotó.
Consorcio Universitario Cultura Viva: una movilización poética y política de «agitadores atrincherados»
Deborah Rebello Lima, profesora de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), participó del seminario como representante del Consorcio Universitario Cultura Viva. Esta acción colaborativa de investigación y extensión sobre la Política Nacional de Cultura Viva y sus desarrollos reúne a tres universidades del Sur, Sudeste y Nordeste de Brasil –UFPR, Universidad Federal Fluminense (UFF) y Universidad Federal de Bahía (UFBA)– y se desarrolla en alianza con la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura de Brasil (SCDC/MinC).
En una definición informal, se trata de una red de “agitadores atrincherados”, según ella. “El consorcio surgió de una movilización poética y política nuestra, investigadores que estamos dentro de la academia y que entendemos la importancia de poner el espacio universitario al servicio del fortalecimiento de la reconstrucción de la agenda de políticas públicas en Brasil. Podemos decir que nos apasiona este programa, que luego se convirtió en política, sus movimientos internacionales, cada uno en una temporalidad diferente, sobre un tema diferente. Nuestro vínculo es de compromiso, es un reflejo de la universidad al servicio de la sociedad”, explicó.
Su presentación se estructuró en torno a cuatro cuestiones que considera fundamentales: 1) El lugar del Consorcio en la red; 2) La potencia Cultura Viva para el trabajo de las universidades; 3) La redefinición de la acción en red para la formación, la investigación y la extensión, y 4) La dimensión de red desde otras perspectivas.
En la contextualización inicial, recordó que Brasil vivió una especie de “primavera de las políticas culturales” a partir de 2003 con el entonces ministro Gilberto Gil. El discurso de toma de posesión de Gil, citado también por Alexandre Santini, es lo que ella llamaría un “tratado”, un importante cambio de paradigma. Este cambio se daría a partir de cuatro pilares: el concepto de cultura; la redefinición del papel del Estado; el énfasis en que la política pública se lleve a cabo con participación social, y el énfasis en la diversidad. “Esos cuatro frentes conceptuales fueron especialmente importantes para la locomotora de lo que fue la gestión de la Cultura en Brasil a partir de 2003”, reforzó.
Para la profesora e investigadora, el programa Cultura Viva no es resultado de esa agenda, sino más bien una estructuración de esa agenda. “Con motivo de esta primavera vimos el compromiso social, el desbordamiento de la cartera cultural hacia otros espacios y el fortalecimiento del campo de la cultura, no sólo desde la perspectiva del estricto lenguaje simbólico, sino de la forma de vida, la disputa por valores, de la disputa por un modelo de sociedad. En consecuencia, cuando el conservadurismo surge, elige el campo cultural, en el caso brasileño, como uno de sus principales objetivos. Y el impacto de esto en Brasil no fue trivial. La extinción del Ministerio de Cultura, en 2016 y 2019, provocó afectaciones que, para ser recuperadas, llevarán mucho tiempo”, observó.
El Consorcio Universitario Cultura Viva surge, entonces, en este contexto de recuperación, de reconstrucción de la agenda de políticas públicas culturales en Brasil. Este trabajo, iniciado hace un año, es un esfuerzo de acción continua en el que el binomio “investigación y formación” se entiende como su motor. La idea es que la universidad dialogue con esta red como un miembro, un elemento más, y que tenga un papel regulador de determinados procesos sociales, en una interfaz colaborativa y respetuosa con la red de Puntos y Pontones de Cultura. “Respetamos mucho el diálogo entre el conocimiento y la forma en la que nos posicionamos y ofrecemos colaboración”, afirmó.
El binomio investigación y formación sería, por tanto, un “catalizador de acción” para el consorcio. En términos de investigación, los principales frentes del grupo son: 1) Análisis presupuestario, con énfasis en la comparación a lo largo de 20 años y el impacto esencial de la Política Nacional Aldir Blanc de Fomento a la Cultura (PNAB) en la gestión de la Política Nacional Cultura Viva (PNCV); 2) Estudio de la estructura de institucionalización de políticas (a nivel nacional e internacional); 3) Consideraciones sobre el impacto económico de la acción en territorio brasileño; 4) Inflexiones en el fondo IberCultura Viva y su potencial.
En términos de capacitación, la estructura se centra en tres categorías principales: 1) Pontones: Metodología de Mapeo y Diagnóstico; 2) Gestores: centrarse en operacionalizar la PNCV con la PNAB, y 3) Agentes de Cultura Viva: priorizar el acercamiento de nuevos públicos y reglamentar la red. Uno de los productos elaborados por el consorcio es el podcast “Cultura é Viva!”, una serie de 10 episodios que busca contribuir a la formación de los Agentes de Cultura Viva, jóvenes seleccionados por Pontones de Cultura que formalizaron una alianza con el MinC para trabajar en el mapeo, diagnóstico, capacitación, articulación y movilización de la red en el país. La intención es poder producir algunos episodios también en español, para que puedan circular.
Además del binomio investigación y formación, Deborah Rebello destacó la importancia de encuentros celebrativos (y formativos) como este seminario, y dos grandes encuentros organizados por el Consorcio Universitario Cultura Viva este año. El primero de ellos, realizado del 3 al 6 de julio en Salvador, fue el Encuentro Nacional Cultura Viva 20 Años, que puso énfasis en la memoria, la reflexión y la mirada hacia el futuro, para trazar nuevos caminos, y que construyó su programación junto con la Comisión Nacional de Puntos de Cultura. El segundo, que también tuvo lugar en Salvador, del 20 al 23 de agosto, fue el Encuentro Internacional de Investigaciones sobre Cultura Viva, que tuvo lugar en el marco del 20º Encuentro de Estudios Transdisciplinarios de Cultura (Enecult).
La potencia de Cultura Viva para el trabajo de las universidades fue el tema con el que cerró su presentación. Además de resaltar la preocupación del grupo por reactivar/recalentar el campo de investigación sobre la PNCV en Brasil, mencionó tres importantes ejemplos de acciones, en docencia, desarrolladas por las universidades que forman parte del consorcio. La UFBA, por ejemplo, está creando una disciplina de extensión para traer incluso maestros y maestros a la universidad. La UFF acaba de finalizar un curso sobre debate territorial comunitario en la PNCV, y la UFPR está realizando un curso sobre debate internacional, incluyendo IberCultura Viva y la red latinoamericana de Cultura Viva Comunitaria.
“Todo lo que hacemos es acción de extensión, es exterior, es dialógico. Es interesante pensar que todos estos encuentros son territorios de aprendizaje. Son entornos para la construcción programática, para la activación de esta gramática, para la activación de conceptos, etc. Cuando miramos la PNCV, vemos una serie de subredes temáticas, que son especialmente importantes. Pero sostenemos que la red Cultura Viva somos todos juntos. Se trata de universidades, organizaciones, gestores públicos, gestores de Puntos de Cultura y organizaciones que aún no están reconocidas como Puntos, pero realizan trabajo comunitario en el territorio. Es especialmente importante que comprendamos y reforcemos el potencial de esta red”, argumentó.
El GT de Sistematización y la Red Educativa IberCultura Viva: intercambio y cooperación entre investigadores
Diego Pigini, uno de los miembros del Grupo de Trabajo sobre Sistematización y Difusión de Prácticas y Metodologías de Políticas Culturales de Base Comunitaria (Sistematización GT) de IberCultura Viva, también es representante de una red argentina de universidades que pretende contribuir con reflexiones y herramientas para promover la cultura comunitaria en la región: Encuentro de Universidades por la Cultura Comunitaria (EUCC). En su intervención, resumió la trayectoria del GT y presentó la propuesta de la Red Educativa IberCultura Viva, idea que es discutida por el grupo desde 2022, fue formateada en 2024 y será lanzada formalmente en 2025.
Pigini inició su presentación explicando que el GT de Sistematización se formó a partir de una convocatoria pública que lanzó IberCultura Viva en junio de 2021 y de la que resultaron seleccionadas 59 personas (37 mujeres y 22 hombres) de 10 países. De este total, 48 personas estaban vinculadas de alguna forma a las universidades; 4 estaban vinculados a institutos, y 7 a otras instituciones que desarrollan líneas de investigación. En cuanto al área de trabajo, 31 se dedicaron a la investigación; 15 a proyectos de extensión y 12 a actividades de capacitación.
El GT fue creado con ciertos propósitos, como contribuir a la construcción de un sistema de información representativo de la diversidad de los países que integran el programa y ayudar a difundir trabajos de investigación y reflexiones sobre políticas culturales de base comunitaria. Entre sus objetivos también estaban promover el intercambio y la cooperación entre personas dedicadas a la investigación sobre este tema; fomentar estudios sobre políticas comunitarias desarrolladas por los gobiernos federal y local; participar en eventos dedicados a la reflexión sobre estas políticas y, especialmente, promover la construcción de una red de universidades vinculadas a IberCultura Viva.
Entre las acciones desarrolladas por el grupo en estos tres años de trabajo, Pigini recordó que, en 2022, el GT impulsó un ciclo de seminarios virtuales (con los temas “Culturas y diversidades comunitarias”, “Políticas públicas de base comunitaria”, “Gestión cultural” y “Patrimonio cultural, memorias y museos comunitarios”) y participó en el 5º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, en Perú. En 2023, a partir de las producciones elaboradas en los seminarios, el grupo lanzó el libro digital “Desafíos, debates y experiencias sobre culturas comunitarias”, y en 2024 participó de una de las mesas del Encuentro Internacional de Investigación sobre Cultura Viva, realizado conjuntamente con la XX Enecult, en Salvador (Bahía).
Este año, el foco principal del GT fue la elaboración de una propuesta para la Red Educativa IberCultura Viva, iniciativa que se ha trabajado con la Unidad Técnica del programa en los últimos meses. El grupo impulsor de esta red está formado por Diego Pigini (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina), Elena Román (Universidad Autónoma de la Ciudad de México), Rocío Orozco Sánchez (Licenciatura en Artes de la Secretaría de Cultura de Jalisco e ITESO, México), Paola de la Vega Velastegui (Pontificia Universidad Católica del Ecuador), Daniel Zas (Escuela Popular de Música, Argentina) y Marcelo Vitarelli (Universidad Nacional de San Luis, Argentina).
Según la propuesta presentada por el GT, la iniciativa tiene cinco objetivos:
1) Afianzar lazos de cooperación entre las universidades e instituciones educativas de Iberoamérica con el programa, construyendo temarios comunes situados a partir de un compromiso social, ético y político en torno a las culturas comunitarias, su gestión y las políticas culturales que las acompañan;
2) Sensibilizar sobre la importancia de la cultura comunitaria como estrategia orientada a contribuir con el buen vivir y el desarrollo humano en el marco de los ODS, la Agenda 2030 y el Pacto Futuro;
3) Generar procesos de investigación, sistematización y publicación de experiencias territoriales; y de análisis, evaluación y reflexión sobre las políticas culturales de base comunitaria existentes, tanto a nivel nacional como local;
4) Instalar y reforzar en los ámbitos institucionales educativos la posibilidad de construcción de conocimiento en el campo de la cultura comunitaria a través del incentivo a la producción investigativa y extensionista, entre otras posibilidades;
5) Fomentar el diálogo interdisciplinario de saberes e interactoral en torno a las culturas comunitarias.
“Todo esto es una primera propuesta, que sigue sujeta a deliberación. Ayer, en la 14ª Reunión del Consejo Intergubernamental IberCultura Viva, se aprobó la decisión de avanzar en la conformación de la red, lo que habilita el camino a seguir. Tenemos cosas pensadas, pero seguro que aún se pueden fortalecer y nutrir”, comentó el exdirector de Cultura Comunitaria de la Municipalidad de Córdoba (2015-2019), quien ha formado parte del equipo de la Subsecretaría de Cultura de la Universidad Nacional de Córdoba desde hace cinco años, habiendo sido también uno de los impulsores de la creación de la red argentina Encuentro de las Universidades por la Cultura Comunitaria (EUCC).
Según la propuesta presentada por el GT, instituciones educativas con constitución jurídica formal, de gestión pública, privada o comunitaria del Espacio Iberoamericano, podrán participar en esta nueva red IberCultura Viva. Entre ellas, las universidades públicas (nacionales, provinciales, estaduales a través de rectorías, decanatos, secretarías de extensión, facultades de sociales, artes, cultura, comunicación, etc.) y las escuelas populares de cultura, gestionadas por organizaciones comunitarias con personería jurídica, funcionamiento estructural de una escuela y al menos cinco años de trayectoria. Otra posibilidad sería la integración de redes o consorcios nacionales de instituciones educativas, como sería el caso de la red argentina EUCC y el Consórcio Universitário Cultura Viva, en Brasil.
La participación será institucional, a diferencia del GT de Sistematización, que se realiza de forma personal (a pesar de la necesidad de vinculación con una institución educativa). La adhesión será voluntaria, sin aportes económicos. El programa IberCultura Viva definirá un presupuesto anual para cumplir con los objetivos de la red y sus planes de trabajo anuales. La idea es que la red pueda gestionar, con la colaboración del programa, aportes externos y aportes de las propias instituciones educativas.
La inclusión de mestres de las culturas populares y tradicionales en la universidad: la “pluriversidad”
Tião Soares, director de Promoción de las Culturas Populares y Tradicionales de SCDC/MinC, comenzó cantando una canción de João do Vale (“Na asa do vento”) y anunciando que en esta mesa de personas que hablan español y portugués, él vendría con su “nordestinês”. Al hablar de circularidad e interculturalidad, defendió la inclusión de conocimientos tradicionales de mestres y mestras de las culturas populares en las aulas, como una forma de humanizar y pluralizar la universidad, haciéndola “pluriversidad”. “Pero sólo se convierte en pluriversidad a partir de una percepción pluri epistémica. Y esto será posible no sólo incluyendo los conocimientos tradicionales en las aulas, sino también incluyendo materias relacionadas con las comunidades y las culturas locales en los planes de estudios escolares. Porque de nada sirve hacer un espectáculo con mestres en la universidad si se convierte en un acontecimiento y no permite arraigar”, observó.
Tião Soares, que se define a sí mismo como un “titiritero”, y al mismo tiempo un académico (“más brincante que académico”), ha estado tratando de introducir experiencias tradicionales en los debates públicos, especialmente en la comprensión y en la aprehensión de lo que constituye una política cultural. “No podemos percibir ni concebir una política cultural sin escuchar al mundo”, enseña el director de Culturas Populares y Tradicionales del MinC.
“El Estado no crea efectivamente cultura. Ésta es nuestra razón para trabajar en esta concepción de política cultural, con la pluralidad de escuchas que hemos hecho en todo Brasil, acercando los diferentes campos del conocimiento, desde el medio ambiente, el transporte público, la salud, la educación, para desarrollar una política cultural. El arte es cultura, pero la cultura no es sólo arte. Necesitamos entender que los Puntos de Cultura comprenden todos los bienes de la sociedad que están involucrados en esta política cultural”, dijo.
La definición misma de acción en red, según él, sería esta colaboración de diferentes instituciones, profesionales y comunidades, para que puedan, horizontalmente, llevar a cabo debates, “escuchar y auscultar, antes de crear narrativas”. Recordando una conocida frase de Gilberto Gil (“la gente sabe lo que quiere, pero también quiere lo que no sabe”), comentó la importancia de la formación colaborativa, con el intercambio de conocimientos y experiencias, y de entendiendo los espacios-territorios como espacios formativos.
“Necesitamos trabajar la idea de territorialidad, la idea de que nuestras lenguas, nuestras expresiones, trascienden este espacio físico. Por lo tanto, necesitamos trabajar en esta red de comprensión, que es dialógica, que dialoga con alguien que está al otro lado del mundo, porque pertenece a mi lenguaje, a mi manera de expresarme, de actuar. La ampliación de estos horizontes, el desarrollo de estas habilidades, quizás transdisciplinarias, es lo que nos hace entender la idea de extensión, pero, sobre todo, de formación e investigación”, añadió.
En un acción conjunta con la Secretaría de Educación Continua, Alfabetización de Jóvenes y Adultos, Diversidad e Inclusión (Secadi) del Ministerio de Educación de Brasil, la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura está llevando a cabo un proyecto piloto en las cinco regiones de Brasil, con mestres y mestras de las culturas populares tradicionales enseñando a profesores de primaria a jugar, intercambiar conocimientos y experiencias. Esta red está siendo facilitada por cinco institutos federales, afirmó Tião Soares.
“Este proyecto piloto tiene como objetivo ampliar y amplificar estos conocimientos tradicionales dentro de las aulas, pero también para que tengamos en el currículum escolar las disciplinas de las tradiciones, de nuestra ancestralidad”, comentó el director, recordando que las Leyes 10.639/2003 y 11.645/2008 establecen la enseñanza obligatoria de la historia y cultura afrobrasileña e indígena en las escuelas primarias y secundarias. “Pero sin los mestres y mestras, que efectivamente poseen, desde su jugar, todo conocimiento orgánico, desde sus terreiros. Y es en la terreirada donde se entienden las formas del habla oral, la escucha”, agregó.
En su presentación, también destacó la importancia de los Pontones de Cultura temáticos que cuentan con el apoyo del MinC, como la Rede das Culturas Populares e Tradicionais, por ejemplo, que está realizando un curso de especialización para personas graduadas o no, con más de 2000 inscripciones de todo Brasil. También mencionó la idea de una red de institutos federales, liderados por el Instituto Federal de Ceará, para profundizar el estudio del notorio saber. “Los mestres y mestras necesitan ser reconocidos y recibir el título de notorio saber”, reforzó.
Además de citar el ejemplo de la Universidad Federal de Minas Gerais, que cuenta con seis mestres calificados como profesores y doctores, y que enseñan en las universidades como profesores visitantes, Tião Soares habló de la experiencia del profesor José Jorge de Carvalho con el Encuentro de Saberes de la Universidad de Brasilia. Y agregó que el 4 de diciembre los Ministerios de Cultura y Educación firmarían un acuerdo de cooperación técnica para implementar políticas culturales y educativas, incluidas acciones culturales en escuelas y universidades de tiempo completo. Entre ellos, la inserción de conocimientos tradicionales de los mestres y mestras de la cultura.
“Estamos muy en sintonía, aquí en la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural, en abordar también una Política Nacional de Culturas Populares Tradicionales que está muy entrelazada con todos estos conocimientos, especialmente mirando a la protección, a la valorización de los territorios de los pueblos y comunidades tradicionales. (…) Que podamos crear observatorios y contribuir a estas políticas sociales y humanas, creando redes, fomentando estos museos orgánicos, que son los terreiros de los mestres y mestras de las culturas tradicionales. Es allí donde desarrollan sus juegos, donde transmiten sus conocimientos”, afirmó.
Según él, es el trabajo en red, con formación, investigación y extensión, lo que puede traer luz al final del túnel, “para que entendamos que es a partir de los conocimientos tradicionales, de nuestros ancestros, que las redes se horizontalizan, se interconectan y producen afectos, afectividad y agregación de conocimientos”.
Un balance del Curso de Posgrado Internacional en Políticas Culturales de Base Comunitaria de FLACSO
Belén Igarzábal, coordinadora académica deFLACSO Argentina (junto a Franco Rizzi) del Posgrado en Políticas Culturales de Base Comunitaria, presentó algunos de los principales resultados obtenidos en estos siete años de construcción conjunta con IberCultura Viva FLACSO Argentina. “Ha sido un trabajo muy rico, provechoso, colaborativo, de equipo, que se manifiesta en diferentes temas”, comentó. El trabajo realizado durante este período está resumido en el informe/balance “Fortaleciendo la cultura viva comunitaria”, que el equipo de FLACSO-Argentina elaboró este semestre, a partir de una encuesta y de entrevistas en profundidad con las y los becarios. (Aquí se encuentra la publicación.)
La primera parte del informe es un resumen de las siete cohortes que se conformaron entre 2018 y 2024; el segundo trae los resultados de la encuesta realizada con 200 personas becadas por IberCultura Viva, y el tercero presenta 12 trabajos finales, seleccionados entre los 469 presentados hasta 2023 (la séptima cohorte, de 2024, acaba de finalizar la cursada) para ilustrar algunos casos de diferentes países, localidades, géneros, áreas de trabajo, en diferentes regiones del continente.
El curso de posgrado está dirigido a sectores públicos de cultura, ya sean gestores/as, funcionarios/as o trabajadores/as estatales de las carteras de cultura nacionales y subnacionales, a gestores/as comunitarios/as y a miembros de organizaciones de la sociedad civil. Las clases se dividen en cinco módulos (“Procesos culturales contemporáneos”; “Políticas culturales”; “Cultura de base comunitaria”, “Redes y cultura colaborativa”; “Diseño, monitoreo y evaluación de políticas públicas”). Además de asistir a las clases virtuales, los estudiantes participan en foros y encuentros sincrónicos y deben entregar un trabajo parcial y un trabajo final.
“No es un conocimiento asimétrico, sino un aprendizaje colectivo. Hay casos de alumnos y alumnas que tienen mucha experiencia. Este curso tiene una riqueza en las y los becarios/as y en las y los profesores, que también son gestores públicos y/o gestores comunitarios, y eso genera un diálogo horizontal”, comentó Belén. Además de traer algunos números, la coordinadora buscó mostrar cómo interactúan las diferentes experiencias y perspectivas que existen a lo largo del territorio iberoamericano, las cuales se tejen en temáticas y desafíos comunes.
También llamó la atención sobre algunos datos recabados a partir de la cuarta cohorte (2021), que mostraron que el 25% de las y los becarios son afrodescendientes o pertenecen a pueblos indígenas. Del total de 722 personas becarias, el 66% son mujeres. Entre las 200 personas que respondieron a la encuesta, 138 eran mujeres, 61 hombres y 1 transmasculino. Las edades oscilaron entre 27 y 67 años.
Un dato interesante es la combinación del trabajo público y el trabajo comunitario: el 78% de las personas entrevistadas trabaja (o trabajó) en ambas. “En las entrevistas en profundidad pudimos investigar un poco más cualitativamente y vimos que la mayoría de las personas becarias trabajaban tanto en el ámbito público como en lo comunitario, en algunos momentos, de acuerdo con los gobiernos o la institucionalidad. Esto es importante porque el conocimiento siempre llega a la comunidad, ya sea a través del ámbito público o a través de las organizaciones culturales comunitarias”, anotó.
Según ella, todas las personas becarias “valoran enormemente” los aportes de IberCultura Viva, especialmente en lo que respecta a las políticas y el desarrollo de la cultura comunitaria. Y ven la importancia de la sistematización, porque allí profesores/as y compañeros/as vienen a ordenar y poner nombre a lo que se hace en el cotidiano. “Este nombre genera autorreconocimiento y valoración. Un compañero dijo que chequeaba sus apuntes antes de reunirse con el intendente, porque ya no estaba ‘solo’ como gestor cultural, sino como parte de la cultura viva comunitaria. Esta es una matriz de pensamiento y conocimiento. No es un concepto, es un sentir saber. Es formar parte de una manera de ver la cultura y la gestión”, definió.
El impacto se puede ver en proyectos en los territorios. Como lo muestra el balance realizado por el Área de Comunicación y Cultura de FLACSO-Argentina, parte de esta investigación-aprendizaje se traduce en ordenanzas, leyes, proyectos y políticas culturales locales/municipales; en trabajo con pueblos indígenas, con Pontos de Cultura, jóvenes, grupos LGBTQIA+, comunidades afrodescendientes, mujeres rurales. El informe ofrece una perspectiva de los logros alcanzados, las lecciones aprendidas y los desafíos pendientes en la consolidación y construcción de políticas culturales de base comunitaria.
Contando la experiencia a partir de sus propias vivencias: el ejemplo de dos gestores culturales becarios
La ecuatoriana María Pía Alcivar Vásquez, una de las becadas del curso, fue invitada a participar del seminario para hablar sobre cómo esta experiencia contribuyó a su desempeño como gestora cultural. “Dentro de la oportunidad de hacer el posgrado, una de las cuestiones que más valoro es la posibilidad de reconocer y visibilizar las complementariedades que tenemos como latinoamericanos en nuestros objetivos y modos de gestión de la cultura comunitaria. Una gestión que movilizamos desde voces que muchas veces han sido relegadas a la periferia y que empiezan a tener protagonismo”, comentó.
También mencionó la posibilidad, desde las mismas demandas ciudadanas, de generar estrategias y soluciones a problemáticas sociales que nacen desde abajo hacia arriba, y la posibilidad de eso convertirse de alguna manera en agentes de cambio que llegan a los territorios. “Visibilizar estas experiencias ha sido una de las grandes oportunidades que el posgrado me ha dejado, de modo general. Y desde el componente académico, se contribuye mucho a la descolonización del conocimiento. Me formé en gestión cultural, pero con una maestría en Europa, y el posgrado se convierte en una plataforma para difundir el conocimiento generado en los territorios y estas experiencias de los comunes latinoamericanos”, agregó la becaria, que trabaja en una fundación de la sociedad civil, sin fines de lucro, en Ecuador.
Según ella, con este curso de FLACSO surgió la oportunidad de vincular procesos de construcción participativa de políticas públicas en la municipalidad, y poder insertar la cultura en diálogos que normalmente no se asumen como “culturales”, como la planificación territorial. “El año pasado, por ejemplo, yo venía colaborando en procesos de participación ciudadana para los planes de desarrollo territorial en algunas municipalidades de mi provincia. Instalar la reflexión desde el ámbito cultural, en estos procesos de planificación territorial, ha sido una oportunidad que también el posgrado me ha permitido, para ampliar la mirada”.
María Pía presentó como trabajo final del curso un proyecto que ahora se está implementando. “La fundación donde trabajo se dedica a temas de gestión del patrimonio, con investigación participativa y educación patrimonial. Y este proyecto habla de un proceso en una comunidad rural, El Cerrito, que aspira a organizar un museo comunitario. Se trata del proceso de la ruta cultural del Cerrito”, explicó.
El proyecto “Umiña: regreso al origen” es el resultado de una reflexión colectiva puesta en práctica por los vecinos y vecinas de El Cerrito, una pequeña comunidad rural de la costa ecuatoriana, con una historia milenaria. El proyecto consiste en crear un circuito turístico cultural basado en la participación activa de la comunidad en las diferentes fases del proceso y el desarrollo de una serie de actividades que permitan a los y las residentes identificar y valorar sus recursos culturales, generar sus propias narrativas, activar y gestionar una plataforma de comunicación que dé visibilidad a sus recursos y al día a día del proceso.
Además de Pía Alcivar, el panel contó con la participación del uruguayo Ce Tao Vignolo Gayero, también becario del curso, quien presentó como trabajo final el proyecto “Acervo Nacional de Arte Contemporáneo Uruguayo”. Se trata de un proyecto cultural comunitario para la creación de una colección de arte contemporáneo en línea, con el objetivo de comunicar y promover la producción artística visual contemporánea uruguaya y ser insumo para el desarrollo de una política cultural de formación de públicos y adquisición de obras de arte contemporáneo uruguayas para los acervos nacionales y departamentales. Es un proyecto de participación público-privada que él sueña con ver implementado algún día.
“Soy un sobreviviente de 30 años de producción de arte individualista y muerta en Uruguay, un país que no tiene una política para la construcción de colecciones de arte contemporáneo y tiene una ley de cultura que no tiene recursos para la producción de arte contemporáneo. En el posgrado entendí que el problema no era yo, sino el sistema”, dijo Ce, que ahora integra el Área de Gestión Territorial del Ministerio de Educación y Cultura.
“Por otro lado, valoro mucho la beca, porque todo mi tiempo lo invierto en actividades que no tienen relación con la producción económica ni con el consumo. Si no hubiera tenido la oportunidad de realizar este posgrado de forma gratuita, no habría podido acceder. Lo agradezco mucho. No tengo más palabras”, dijo visiblemente emocionado. “Ustedes me devolvieron la esperanza”.
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Todos juntos somos fuertes: un homenaje a las y los trabajadores de Cultura en la gestión pública
Al finalizar el seminario, la secretaria de Ciudadanía y Diversidad Cultural del MinC y presidenta de IberCultura Viva, Márcia Rollemberg, expresó su alegría por estos momentos de confraternización, convivencia e intercambio. Habló de la participación de los países, el fortalecimiento de la cooperación, la importancia de escuchar testimonios sobre el trabajo de formación, en una “confirmación de la educación como eje estratégico dentro de este proceso”.
“Estoy emocionada, feliz, porque todo esto fue un alimento que tomamos para el alma. Hablo mucho de instituciones, de lo que son. Si pasamos por el Ministerio de Cultura de noche, todo está apagado. ¿Y qué es ese edificio sin luz? Esto es sólo el Ministerio de Cultura si está la gente, los servidores. Por eso quería rendir homenaje aquí a todos los trabajadores culturales que trabajan en la gestión pública. Nuestra demanda es enorme. El campo de los derechos culturales es un campo de gran reparación en Brasil, con cuestiones de origen africano, indígena y periférico, en este país tan desigual. Creo que estamos haciendo un trabajo serio y que todos juntos marcamos una gran diferencia en el mundo. Que sigamos juntos, sigamos hermanados y superemos nuestras diferencias. Como tenemos mucha más convergencia, hay mucho más que hacer juntos que por separado”.
La jornada finalizó con el grupo Seu Estrelo y Fuá do Terreiro, un Punto de Cultura creado hace 20 años en Brasilia y reconocido como patrimonio cultural inmaterial del Distrito Federal. El grupo liderado por Tico Magalhães está formado por intérpretes que crearon el Mito de Calango Voador, una mitología que narra de manera única el surgimiento del mundo, del cerrado y de Brasilia, y ofrece a la música popular brasileña un nuevo ritmo, el samba pisado, poblando la imaginación de la cultura nacional con nuevas figuras fantásticas.