Cooperación Iberoamericana
Integración cultural iberoamericana: representantes de instituciones y organizaciones comunitarias se reúnen en la segunda mesa del seminario
Em 06, Dic 2024 | Em Cooperación Iberoamericana, Noticias |
“Integración cultural iberoamericana” fue el tema de la segunda mesa del seminario conmemorativo de los 10 años de IberCultura Viva, que tuvo lugar el jueves 28 de noviembre en la sede del Banco de Brasil, en Brasilia. La mediadora fue Marianela Riquelme Aguilar, jefa del Departamento Ciudadanía Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile y vicepresidenta de IberCultura Viva.
Al dar inicio al panel, Marianela mencionó que esta celebración de la primera década del programa nos ha permitido tener cruces institucionales interesantes, como la conversación de esta tarde, que junta la comunidad con la institucionalidad estatal. “Este es un camino que nos ha acompañado en el marco del programa. Es la comunidad la que impulsó a los gobiernos a comprometerse con la cultura comunitaria, y este compromiso dio como fruto este programa”, recordó.
Interesada en ver cómo las instituciones y las comunidades han identificado el camino que ha transcurrido esta integración, ella propuso a las personas participantes de esta mesa que hicieran reflexiones sobre cuánto hemos avanzado, cuánto hemos aportado y qué tipo de integración queremos “para los próximos decenios”.
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La institucionalidad y la institucionalización
La española Sara Díez Ortiz de Uriarte, la primera en tomar la palabra, habló en nombre de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) acerca del tema de la institucionalidad y la cooperación. Comentó que en el marco de las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno, en el cual está adscrito este y otros programas de cooperación, los países que lo integran son 22; sin embargo, los dos países ibéricos de esta lista no cuentan con políticas culturales de base comunitaria inspiradas en el modelo brasileño de Cultura Viva.
“Mi premisa es que la institucionalidad es iberoamericana, pero la institucionalización (del modelo de política Cultura Viva) es latinoamericana”, definió la representante de la SEGIB, recordando que Portugal no participa del programa y que España, a diferencia de otros países miembros, no cuenta con una política de Puntos de Cultura. “Ojalá esto pueda revertirse. De hecho, ha habido un intercambio lindo entre España y Brasil, cuando la representante de España dice que no tiene constituido este modelo de política cultural y que viene a este programa en calidad de una escucha más activa para eventualmente, en el marco del Plan de Derechos Culturales a desarrollarse en el Ministerio de Cultura, poder implementar ese modelo de política pública”, señaló.
Para ella, el programa ha llegado a una cierta madurez institucional, con una replicabilidad de política pública para avanzar en esa integración, y un instrumento muy flexible. “Si no fuera flexible no funcionaria, porque las realidades dentro de cada país, y dentro de los territorios que integran cada país, son muy diversas”, afirmó, resaltando que los países avanzan en distintas velocidades dentro de su implementación y evaluación de modelo de política.
En materia de cooperación local, existe un déficit que, según ella, es transversal a los 14 programas de cooperación del Espacio Cultural Iberoamericano. IberCultura Viva sería el que más ha suplido esa carencia, que desde 2019 cuenta con la Red de Ciudades y Gobiernos Locales, “si bien también venimos hablando de la necesidad de articular localmente, en el sentido de que la red tiene que ser más porosa, tiene que llegar más al territorio”, destacó.
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El ejemplo de Niterói
En representación de la Red IberCultura Viva de Ciudades y Gobiernos Locales, Júlia Pacheco, secretaria de Culturas de Niterói (Río de Janeiro), habló de la importancia del intercambio de experiencias para el fortalecimiento del programa. “Escuchando, hablando, participando, es así que construimos. Nuestro intercambio es fundamental y ayuda a garantizar los derechos culturales”, afirmó, recordando que la red Cultura Viva es una red consolidada en Niterói, y que la ciudad logró mantenerla activa en los últimos años porque tenía sus propias leyes, operando independientemente del gobierno federal.
Al mencionar la historia de las políticas culturales en el municipio, la secretaria destacó que es necesario pensar primero en el territorio, siempre reconociendo las diferencias locales. También citó la Carta de Derechos Culturales, que fue lanzada en Niterói en noviembre de 2021, después de ocho meses de construcción participativa. Para preparar este documento, se realizaron 21 reuniones con la sociedad civil, instituciones y gobierno. “La Carta es un documento muy importante para la ciudad. Un documento construido con muchos encuentros, mucha escucha, circulando por el territorio para oír a la gente. Un documento que las personas de Niterói tienen orgullo de decir que allí se construyó”, dijo Júlia Pacheco
La iniciativa se inspiró en la experiencia de San Luis Potosí (México), como una de las acciones de intercambio de la Red IberCultura Viva de Ciudades y Gobiernos Locales. Este año, las ciudades de Concepción, en Chile, y Quilmes, en Argentina, también decidieron lanzar sus Cartas de Derechos Culturales, tomando como modelo las experiencias de San Luis Potosí y Niterói.
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El inicio del movimiento
El argentino Eduardo Balán, que estuvo en Brasilia representando el Instituto Latinoamericano de Promoción de Cultura Viva Comunitaria, comenzó su intervención emocionado, recordando que viene de una organización de base, El Culebrón Timbal, que hoy es un centro cultural en un suburbio de Buenos Aires. En Moreno, donde está ubicado este centro cultural, hay un ómnibus viejo, un colectivo que tiene un escenario ambulante, una radio comunitaria, y desde hace dos años, una escuela primaria que tiene orientación en cultura viva comunitaria.
“Pero no fue siempre así. Hace 25 años, solo había una trupe, un grupo de artistas callejeros, y una banda de rock. Yo también estaba, y con ese grupo decidimos hacer una recorrida latinoamericana, que tenía como norte llegar a Chiapas, México. Estamos hablando del año 1999”, contó Balán, citando su pasaje por Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador, hasta que se les rompióextravió el colectivo. “Nunca llegamos a Chiapas, pero las personas que volvimos éramos muy distintas. Ya vinimos contaminados por la perspectiva de la cultura viva comunitaria y a partir de ahí empezó otro camino.”
Primero ellos se involucraron en la red “Arte para la Transformación Social”; después esa red derivó en la “Articulación Latinoamericana Cultura y Política” (ALACP). “Ahí empezamos a acuñar la idea de la cultura comunitaria, porque hasta ese momento no sabíamos explicar qué era lo que hacíamos. Y en ese camino desembocamos en el 2009, en el Foro Social Mundial de Belém (Brasil), donde instalamos una carpa gigante con otras organizaciones para discutir cultura y política. Ahí nos encontramos con la marea de las experiencias de Brasil, que reivindicaban un tal programa Cultura Viva y hablaban de Puntos de Cultura”, recordó.
En esta idea de “imaginar un movimiento que juntara el continente brasileño con el continente hispanohablante de Latinoamérica”, surgió el término “cultura viva comunitaria” y vinieron hitos como la creación de la Plataforma Puente de CVC; la Caravana Por la Vida: De Copacabana a Copacabana; el 1º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, en Bolivia (2013), donde nace el Movimiento Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, y el lanzamiento del programa IberCultura Viva durante el 6º Congreso Iberoamericano de Cultura, en Costa Rica (2014).
Luego de invocar la figura de Iván Nogales (1963-2019), sociólogo boliviano fundador del Teatro Trono que fue fundamental en esta construcción (“No estaríamos acá si no hubiera sido por su militancia, su trabajo y todo lo que nos enseñó”), Balán señaló que el Movimiento Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria fue “una apuesta política”, para poner en diálogo a todas las experiencias que existen en los territorios. “El movimiento obedeció a la voluntad de un puñado de organizaciones que veníamos del trabajo artístico en comunidad, porque sabíamos que lo que hacíamos con las comunidades solo se podía explicar en el marco de un concepto nuevo, que era la cultura viva comunitaria”, expresó.
El Instituto Latinoamericano de Promoción de la Cultura Viva Comunitaria (ILACVC), que se ha construído de manera colectiva este año, es una propuesta de herramienta organizativa con el propósito de fortalecer los procesos, organizaciones y redes de Cultura Viva Comunitaria en el continente a partir de acciones de formación, investigación y sistematización, de apoyo técnico, político y económico. Una de sus prioridades, como explicó Eduardo Balán en esta mesa, es construir un fondo latinoamericano de apoyo a los congresos nacionales, así como un Repositorio Latinoamericano de CVC que reúna las leyes, ordenanzas, proyectos y publicaciones vinculadas con la promoción de la cultura viva comunitaria.
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¿Qué tipo de integración queremos?
Marcos Rocha, que es parte de una organización del estado de Ceará (Brasil), la Fábrica de Imagens, y del movimiento cearense de Cultura Viva Comunitaria, participó en la mesa como representante del Pontón de Cultura Patria Grande de Integración Latinoamericana y Territorios de Frontera, de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura y del Equipo de Acompañamiento Continental del Movimiento Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria. Esta instancia fue creada en 2019, en el 4º Congreso Latinoamericano de CVC, y ratificada en la edición siguiente en Perú, en 2022, como un espacio que se sostiene en vocerías de los procesos de cada país, y que está constituido únicamente por representantes de organizaciones de base comunitaria o vocerías de la sociedad civil.
Además de citar algunas acciones realizadas recientemente por el EAC y el Pontón de Cultura Patria Grande, como los Conversatorios Permanentes CVC, que se han transmitido por YouTube, Marcos Rocha explicó que el objetivo no es solamente integrar por integrar, sino debatir, reflexionar sobre qué tipo de integración se quiere, por qué y para qué.
“Estas preguntas se pueden hacer para el elemento básico de todo: ¿Para qué un Punto de Cultura? ¿Cuál es su sentido en la sociedad? ¿El sentido de transformación? ¿Hay algún sentido de revolución en ello? No son preguntas banales, no son sólo términos”, provocó.
“Un gobierno que tiene marcas conservadoras puede incluso apoyar, pero es una transformación que no conmueve ninguna estructura. Políticas de reconocimiento, sin redistribución de las riquezas producidas colectivamente por un país, son políticas públicas para controlar el caos, para dejar las cosas quietas, como una especie de analgésico, como una medicina para que la cosa no se dañe mucho de una vez. Son preguntas importantes”, afirmó.
Al detallar la apuesta del Pontón Patria Grande por trabajar el tema de los territorios fronterizos, él invitó a todas las personas presentes a dialogar en este sentido. “La frontera tiene un rol fundamental, es el espacio del hibridismo. No es necesariamente el mío o el suyo, es algo híbrido que hace que aquel campo sea de intersección”, agregó, aclarando que se refería a las fronteras no solamente geográficas, sino de sentido. “El pueblo palestino hoy está en nuestra frontera. ¿Cómo dialogamos con estos pueblos también? Hemos desarrollado trabajos interesantes, con sedes virtuales en muchos estados, como Roraima y Santa Catarina, donde debatimos sobre arte y política, más para la revolución que para la transformación”.
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Rumbo a México: reconociendo los esfuerzos
¿Y qué elementos podemos considerar para hacer posible la integración iberoamericana? Rut Mendoza García, representante del Grupo Impulsor México, que organiza el 6º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, cree que un primer elemento sería la forma en que nombramos a este llamado de la integración. “Podemos ampliar, modificar o considerar las palabras Latinoamérica, Hispanoamérica o Abya Yala, entre otras, porque estas son formas de nombrar el territorio y cada una de ellas tiene su carga política y su propia narrativa”, observó.
“Lo segundo es que desde las acciones de la sociedad civil, las redes, las organizaciones de base, las colectividades, vamos a contribuir en esta integración con la celebración del 6º Congreso Latinoamericano de la Cultura Viva Comunitaria, que se va a celebrar en Cherán (Michoacán, México), una comunidad indígena, un pueblo purépecha. ¿Para qué? Pues para que se asomen los mundos posibles, esa es nuestra motivación”, resaltó.
Un tercer punto sería apelar a la memoria, reconociendo los esfuerzos realizados por las organizaciones de base en estos más de 10 años de movimiento de Cultura Viva Comunitaria. Y un cuarto punto sería destacar que Abya Yala es un continente diverso. “Ocupamos vocerías, somos portadores de la palabra colectiva que reflejan esta diversidad de los países que componen lo que ahora hemos nombrado Iberoamérica. Para nosotros es necesario rotar la voz, los rostros, las ideas para cuando se tomen decisiones”, resaltó.
“Para la integración hay que dar seguimiento, hay que tener cercanía con los espacios de trabajo y las organizaciones de base. (…) Para que la cooperación sea posible y sea futura, sabemos que son necesarios los diálogos entre las organizaciones y las instituciones. Y la integración también necesita convocar la alegría, la cooperación, el compañerismo. Necesita convocar estos espacios de formación de las organizaciones de base. Necesitamos ser más empáticos entre nosotros, trabajar conjuntamente”, afirmó.
Rut Mendoza finalizó su intervención con una invitación a las organizaciones, para que celebren la octava edición del Congreso Latinoamericano de CVC, en 2028, en algún país de Centroamérica y/o el Caribe. Las ediciones anteriores se dieron en Bolivia (2013), El Salvador (2015), Ecuador (2017), Argentina (2019) y Perú (2022). La sexta será en México, la séptima en Colombia, y según ella, sería el momento de mirar nuevamente a Centroamérica y el Caribe.
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En el cierre de la mesa, después del video “La Cumbia de la Tierra”, presentado por Rut Mendoza, el argentino Eduardo Balán proyectó una producción colaborativa de varios grupos de América Latina, que además de un homenaje a México mostró la propuesta de la Caravana Quetzalcóatl, que se llevará a cabo en México en abril, en fechas próximas al 6º Congreso Latinoamericano de CVC.