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10

Jul
2024

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Encuentro Nacional Cultura Viva 20 Años: una jornada dedicada a la memoria (y a la resistencia)

Em 10, Jul 2024 | Em Noticias |

El Encuentro Nacional Cultura Viva 20 Años, que se realizó en Salvador (Bahía, Brasil), del 3 al 6 de abril, tuvo como base cuatro ejes estructurantes: Memoria, Reflexión, Futuro y Celebración. La primera mesa del jueves (04/07), “Cultura Viva 20 años: del do-in antropológico a la política nacional y latinoamericana”, se dedicó al primero de estos ejes: la memoria. 

En el escenario de la Casa Rosa estuvieron Célio Turino (Instituto Casa Comum), Davy Alexandrinsky (Comisión Nacional de los Puntos de Cultura – CNPdC), João Pontes (Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura – SCDC/MinC), Lia Calabre (Fundação Casa de Rui Barbosa/MinC) y Zulu Araújo (Universidad Federal de Bahía – UFBA). La mediación quedó a cargo de Luana Vilutis (Consorcio Universitario/UFBA).

Célio Turino comenzó su presentación recordando cómo las ideas de Paulo Freire inspiraron la Cultura Viva y quitándose el sombrero ante las y los asistentes, en una reverencia a todos los y las representantes de Puntos de Cultura, gestores y gestoras que – a pesar de todo – continuaron con esta política pública «que se mantiene por la fuerza de las ideas, el compromiso y el encantamiento social”. 

«Muchas personas pasaron por procesos difíciles y por una falta de respeto a lo largo de los años, y aun así, seguían abriendo las puertas de su Punto de Cultura. Con el Estado, contra el Estado, a pesar del Estado, estaban ahí, manteniéndose. Este es el legado más grande de Cultura Viva”, afirmó el exsecretario de Ciudadanía Cultural del MinC (2004-2010), uno de los creadores del programa Cultura Viva, que teniendo los Puntos de Cultura como base de apoyo, estableció nuevos parámetros de gestión y democracia, aplicando conceptos como “Estado Red” (Manuel Castells) y “Estado Ampliado” (Antonio Gramsci).

Según Turino, el concepto de Estado es muy significativo para la Cultura Viva. “En el primer texto (sobre Cultura Viva) ya estaba escrito que se necesitaba un Estado ampliado, moldeado a imagen del pueblo. Hoy agrego otro concepto, que es el de Estado ampliado y ‘obediencial’. El pueblo manda, el Estado obedece. Porque es el Estado el que tiene que adaptarse a la sociedad”, afirmó, agregando también el concepto de gestión compartida y transformadora, “porque lo que se hace a partir de las potencias de las comunidades es buscar la transformación de la sociedad. Es buscar la revolución”. 

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Aprendiendo de la incompletud

Davy Alexandrisky, el segundo en hablar en esta mesa, recordó la organización de Teias, la magia de los primeros encuentros, y el foro para la creación de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura, la “locura” de crear una comisión con 60 personas de todos los estados de Brasil, y cómo el entonces secretario de Ciudadanía Cultural del MinC, Célio Turino, apoyó esta idea, porque consideraba importante la gestión compartida. 

“Este programa fue más una decisión política que burocrática. Violaba los principios de ‘actividad-medio’ (de la administración pública), pero ingresamos en este barco. Era un barco que podía circular por las carreteras, pero había que cambiar neumáticos mientras estaba en movimiento. Podía realizar vuelos altos, pero había que terminar de hacer el ala mientras volaba, o podía realizar inmersiones profundas y había que estar atornillando la escotilla. Fue así, pero fue hecho con mucho cuidado, porque esa incompletitud era un aprendizaje de Paulo Freire, era algo que tenía que ser así”, comentó el fotógrafo, quien acompaña el programa desde su inicio, y es integrante de Punto de Cultura Campus Avançado, en la ciudad de Niterói (Río de Janeiro).

Davy finalizó su intervención citando fragmentos del discurso de asunción de Gilberto Gil como ministro de Cultura, leído el 2 de enero de 2003 y siempre recordado, principalmente por la mención al “do-in antropológico”, que aparece en el nombre de la mesa realizada este jueves. Como destacó el representante de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura, Gil dijo que el Ministerio de Cultura no puede ser simplemente “un fondo para transferir fondos a una clientela preferencial” y que no le corresponde al Estado crear cultura, “salvo en en un sentido muy específico e inevitable: en el sentido de que formular políticas públicas para la cultura es también producir cultura”. 

Al escuchar la mención al «do-in antropológico» que masajea puntos vitales del cuerpo cultural del país, “para revivir lo viejo y agitar lo nuevo”, la investigadora Luana Vilutis también recordó a Franklin, representante de un Punto de Cultura de Minas Gerais, quien habla de la expansión de la noción de do-in al cafuné (cariño en la cabeza). “Es con esta amorosidad, esta solidaridad -en el sentido de alteridad, que está en la génesis de Cultura Viva- que necesitamos más que nunca nutrirnos e inspirarnos. En esta época de guerra cultural, de disputas de violencia extrema, vivir es resistencia. Es a través de este cafuné, de esta generosidad, que podremos mantener la Cultura Viva como es, siempre ha sido y debe seguir siendo: palpitante”, destacó el mediador. 

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“Juntos somos mucho más”

En diálogo con el discurso de apertura de Célio Turino, la investigadora Lia Calabre destacó que los Puntos de Cultura son ideas, compromisos y resistencia social. “Ideas creativas, ideas múltiples, ideas diversas que permiten, que brillan, que guían, que marcan el ritmo de las dinámicas locales. Es en los territorios donde efectivamente ocurre el poder”, dijo la directora del Sector de Estudios de Políticas Culturales de la Fundación Casa de Rui Barbosa (FCRB). 

Según Lia, la territorialización del programa trajo inicialmente muchos problemas, dificultades, desafíos, pero fue lo que permitió que éste siguiera existiendo. “Pasamos por un momento de guerra cultural, un tira y afloje en el que estuvimos todo el tiempo defendiéndonos de lo que estallaba en nuestra contra. Existía la idea de que estábamos haciendo “marxismo cultural”, que deberíamos volver a promover la cultura con “C” mayúscula. Pero cuanto más estamos en el territorio, más gente ve que lo que hace es cultura, y no hay eso de minúscula o mayúscula”. 

Para ella, cada vez más la ciudadanía necesita abrazar el concepto de democracia y ciudadanía cultural: “Todos tienen derecho a la cultura: el derecho a mirar, a hacer, a involucrarse, a convertirse en profesionales, cualquier derecho que quieran tener. Mientras más podamos lograr en los territorios que la gente se apropie de sus derechos, más podremos evitar que acciones como las que tuvimos, de desmantelamiento de políticas,  sucedan con la misma intensidad. Mientras más personas se apropien de derechos, más resistencia tendrán. Aislados en nuestros territorios individualizados, somos menos. Juntos somos mucho más”. 

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Regresar al pasado para pensar en el futuro

Emocionado de estar en este encuentro, en esta mesa dedicada a la memoria, João Pontes recordó que la Comisión Nacional de Puntos de Cultura se reunió en la ciudad de Salvador en 2016, año en el que Dilma Rousseff sufrió un golpe y dejó la presidencia de la República, y el Ministerio de Cultura casi se extinguió (lo que de hecho sucedería dos años después). “Bahía nos acogió para pensar en el futuro. Pero en ese momento era un futuro de miedo, de indignación, de percepción de la necesidad de resistencia, de solidaridad. Estuve aquí, recuerdo a la gente llorando, alejándose. Y hoy estamos aquí, compañeros y compañeras Resistimos, luchamos, nos recuperamos y avanzaremos mucho más”.

Según el director de la Política Nacional de la Cultura Viva, es la presión popular, es la lucha política la que hace que los procesos de políticas públicas se realicen. “Qué bueno que hubo gente importante, que tuvo sensibilidad y producción intelectual, pero, sobre todo, la lucha política la hace el pueblo, el movimiento social organizado. Si celebramos 20 años de Cultura Viva es porque hubo quienes lucharon, quienes exigieron”, afirmó Pontes, destacando el papel del pueblo de la capoeira de Bahía en este lugar de exigencia y lucha. Y también la participación de los tres bahianos que fueron ministros de Cultura y apoyaron firmemente esta política pública de base comunitaria: Gilberto Gil, Juca Ferreira y Margareth Menezes.  “La Cultura Viva le debe mucho al pueblo de Bahía”.

Para João Pontes, sin embargo, “por más que hubo un avance programático, institucional, riquísimo y potente con la experiencia del Ministerio de Cultura, con la creación de Cultura Viva, tal vez no tuvimos la centralidad necesaria, en ese momento desde lo histórico, hasta la dimensión simbólica, de la disputa por los valores que Brasil necesitaba, y ahora necesita más que nunca”. 

Los recursos aportados por la Ley Paulo Gustavo (GLP) y la Política Nacional de Aldir Blanc de Fomento a la Cultura (PNAB), según él, son hitos de una nueva era de esa política. “Es una oportunidad histórica construida por nosotros en la lucha y que nos da una estructura institucional, y también una infraestructura, capaz de apoyar e intensificar la lucha popular, la lucha social en Brasil a partir de Cultura Viva, a partir de las diversas experiencias que nos hemos desarrollado”.

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El rescate de la ancestralidad

Zulu Araújo, investigador y activista del movimiento negro, expresidente de la Fundación Palmares y ex director del Grupo Olodum, comenzó su intervención citando a Achille Mbembe, filósofo, politólogo e historiador de la República de Camerún. Zulu destacó un extracto de uno de sus textos, “La era del humanismo”, en el que el autor dice que ha comenzado otro juego largo y mortal. “El principal choque de la primera mitad del siglo XXI no será entre religiones o civilizaciones. Será entre la democracia liberal y el capitalismo neoliberal, entre el gobierno de las finanzas y el gobierno del pueblo, entre el humanismo y el nihilismo”, escribe Achille Mbembe. Además, dice que las desigualdades seguirán aumentando en todo el mundo.

En ese contexto, el investigador de la UFBA dice que nuestra memoria hoy, pensando en el pasado, está comprometida por el presente. “El presente que vivimos es este. El neoliberalismo es lo que gobierna el país hoy. Ninguna política pública, del orden que sea, tendrá éxito en Brasil si, ante todo, no garantizamos el Estado democrático de derecho. No hay magia, no hay sueño que pueda resistir el autoritarismo, la violencia, la indignidad que hemos vivido recientemente en nuestro país. No estamos aislados del mundo. Los Puntos de Cultura no están aislados del mundo ni de la política brasileña”. 

Para él, hay dos cosas que unen a América Latina: el colonialismo y la esclavitud. “En estas dos cosas, nosotros somos las víctimas”, destacó, recordando que el prejuicio, el sesgo hacia la población negra, indígena y periférica, está también en la génesis del conservadurismo brasileño. “Hacen como que nos incluyen, pero siguen pensando y actuando para excluirnos. Hoy, en Brasil, sólo el sueño no será suficiente. El sueño es fundamental para que podamos impulsar la cultura brasileña. Pero tendremos que tener los pies en la tierra y saber que nuestro sueño estará anclado en la política, en lo más esencial, que es la democracia”.

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El video de transmisión de esta mesa está disponible en el canal de MinC en YouTube:

https://www.youtube.com/live/CIMIEhs1G_Y?si=1gK_QwFvsHfg0ZJY


El Encuentro Nacional Cultura Viva 20 Años es una realización del Ministerio de Cultura de Brasil (MinC), por medio de la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural (SCDC), del Consórcio Universitário Cultura Viva (UFBA-UFF-UFPR) y de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura (CNPdC).

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