Experiencias
Por IberCultura
EnEm 23, Sep 2015 | Em Argentina | Por IberCultura
Centro Cultural Flotante Siete Corrientes: un “grano de arena” sobre el Río Paraná
A orillas del Río Paraná, en la ciudad argentina de Corrientes, hay un espacio único en su tipo en América Latina: el Centro Cultural Flotante Siete Corrientes. En el pontón ubicado en uno de los sitios más lindos de la ciudad, el médico Roberto Villalba acompaña desde hace diez años el ritmo de las aguas, de los barcos que llegan y parten, de la vida que transcurre a lo largo del curso del río. Es allí, en el flotante rescatado y transformado en centro cultural multidisciplinar, donde él aporta desde 2005 su “pequeñísimo grano de arena” en la búsqueda de un mundo mejor, ofreciendo actividades diversas a la comunidad.
Director fundador del Centro Cultural Siete Corrientes, Roberto Villalba nació en Concepción (Paraguay) y vive en Argentina desde los cuatro años (está naturalizado argentino). Además de cardiocirujano, investigador y autor de trabajos científicos y libros en su especialidad, es artista plástico y escritor de ficción. Tiene publicados libros de cuentos (entre ellos, “El ojo de Alah”, “La última profecia”, “El pequeño gigante de los pies de barro”) y dos novelas (“El cazador de bichejos”, ficción histórica sobre el descubridor de los microbios, y “Mundos cruzados»).
Villalba elabora libros artesanales, libros objeto y réplicas de antiguos códices mayas y aztecas. Es director de la Editorial Molino de la Costa, que rescata técnicas ancestrales como el batik de origen javanés, utilizada en sus cuadros. Fue uno de los creadores del movimiento muralístico en Corrientes, con el grupo Arte Ahora, y actualmente incursiona en manufactura de papel artesanal hecho con fibras vegetales de la región.
De los viajes que hizo por el mundo – él ejerció su profesión de médico en países como Francia, Argelia, México, Paraguay y Burkina Faso –, trajo máscaras rituales y ceremoniales (es coleccionista) y una certeza: de que no importan la macro o la microeconomía si no hay educación y cultura.
El Centro Cultural Siete Corrientes está instalado en el corazón de los pobladores, que participan en iniciativas de formación y hacen posible la circulación de contenidos culturales propios y de la región. Allí se realizan exposiciones temporales de pintura, escultura, fotografía, artesanía y diseño. Además organizan conferencias, cursos y seminarios, funciones teatrales y ciclos de cine, y sus integrantes dan clases de teatro, talleres de cerámica y manufactura de papel.
El flotante tiene dos pisos. En la terraza está el “teatrino”, donde hay clases y funciones de teatro y cine y algún otro taller, charla o conferencia. Abajo se encuentran una pequeña biblioteca, un café de cuatro mesas, un salón multiuso de 8m x 18m, un espacio para taller de papel artesanal, baños, un pequeño depósito y una oficina para la dirección.
Otorgado en comodato por el actual gobernador de la provincia en su primer mandato, el flotante es Punto de Cultura desde el año 2011. “Ser Punto de Cultura nos permitió más visibilidad y mayor consideración en el medio y nos fortaleció como institución”, dice Villalba. “A pesar de ello, salvo de Cultura de la Nación, no nos facilitó la obtención de apoyos gubernamentales que nos ayudaran económicamente. Seguimos siendo un centro cultural completamente autogestionado. Y se nos hace cada vez más difícil obtener recursos económicos para el mantenimiento de tamaña estructura.”
Tres preguntas para Roberto Villalba
1.¿De dónde viene el sueño de levantar un espacio para la cultura sobre el río Paraná?
En principio, estando fuera del país y de Corrientes, yo pensaba que en algún momento de mi vida tenía que instalarme sobre el río Paraná o a la vera de alguna laguna. Ambas cosas las hice realidad, primero logré construir en una laguna de Corrientes un centro turístico de características únicas para su época en nuestra zona y ahí desarrollé múltiples eventos también relacionados con la cultura.
2.La vida de un puerto fluvial gira alrededor del intercambio. ¿Podemos decir que eso se reflexiona también en el proyecto? ¿En el intercambio y circulación de contenidos culturales, por ejemplo?
Cuando cerré el centro turístico, aunque no creas fue por exceso de éxito, porque los fines de semana ingresaban más de 3 mil personas, me di cuenta que estaba produciendo un daño ecológico y ese no era mi objetivo. Luego de eso comencé a buscar un barco, justamente para instalar un centro cultural que pudiera ser itinerante y poder, así, hacer un intercambio de experiencias y circulación de contenidos en todos los pueblos o ciudades a lo largo de nuestro hermoso Paraná. Ese fue un sueño demasiado fuera de la realidad, porque con los requisitos que impone la Prefectura para habilitar un barco es totalmente imposible sostenerlo económicamente.
En ese momento me enteré que estaba abandonado y casi destruido el pontón donde hoy funcionamos y trasladé mi proyecto apuntando al mismo. Por suerte el proyecto fue declarado de Interés por Cultura y por Turismo y así pude obtenerlo en comodato. El esfuerzo fue grande porque no tuve apoyo económico de ningún tipo y lo tuve que afrontar solo, pero aquí estamos.
3.Como médico, usted estuvo en Francia, Argelia, México… ¿Lo que ha vivido en esos lugares influenció de alguna manera su experiencia con el centro cultural flotante?
Todas las experiencias, hasta las que me tocó vivir en la selva de Burkina Faso en condiciones de desarrollo súper primitivas me hicieron reflexionar, comparando con lo que pasaba también en nuestros países “desarrollados”, que no importan la macro o la microeconomía si no hay educación y cultura. Esa es la única forma de evolución que tendrían que encarar todos los países para que nuestras sociedades y el mundo sea más justo. Por eso este emprendimiento, para aportar un pequeñísimo grano de arena.