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12ª Reunión del Consejo Intergubernamental: un taller sobre gestión de patrimonio cultural inmaterial
Em 30, Mar 2022 | Em Noticias |
“Reconocimiento y promoción de personas portadoras y de experiencias comunitarias de gestión de patrimonio cultural inmaterial (PCI)” fue el tema del taller presentado en la tarde de la segunda jornada de la 12ª Reunión del Consejo Intergubernamental IberCultura Viva, el viernes 25 de marzo, en el Museo Nacional de Culturas Populares, en Coyoacán, Ciudad de México. Con esta actividad se buscó trabajar sobre el tema de la salvaguardia del PCI para la línea de acción que adoptará el programa en 2022, conforme lo establecido en el Objetivo Estratégico 3 del Plan Operativo Anual (POA).
La chilena Marianela Riquelme, jefa de Departamento de Ciudadanía Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, dio inicio al taller presentando la experiencia de Tesoros Humanos Vivos, que se gestiona dentro del Servicio Nacional de Patrimonio. Esta es la instancia oficial de reconocimiento que el Estado otorga a individuos, grupos y colectivos que son distinguidos y destacados por sus pares, por los significativos aportes que han realizado a la salvaguardia y al cultivo de elementos del patrimonio cultural inmaterial en Chile.
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Elena Tito, maestra alfarera atacameña, Región de Antofagasta, norte de Chile
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Además de contribuir al reconocimiento y difusión del patrimonio cultural inmaterial y la diversidad cultural presente en el país, Tesoros Humanos Vivos tiene como objetivos fortalecer la identidad local de las comunidades, grupos e individuos involucrados, y contribuir a la valorización pública del aporte y rol estratégico que determinados colectivos y cultores/as han tenido en la continuidad y vigencia de un elemento de patrimonio cultural inmaterial específico.
El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio otorga un máximo de cuatro reconocimientos de Tesoros Humanos Vivos al año. El reconocimiento contempla la inscripción en el Registro de Tesoros Humanos Vivos de Chile, certificación pública, un registro etnográfico, audiovisual y fotográfico, para la elaboración de materiales de difusión, y un incentivo económico. Para cultores individuales, el monto varía de 2.400 a 6.000 mil dólares (cerca de 2 a 5 millones de pesos chilenos); para cultores colectivos, de 6.000 a 11.900 dólares (cerca de 5 a 10 millones de pesos).
Pueden ser presentados al reconocimiento todos aquellos individuos, grupos y colectivos que sean cultores/as de elementos ingresados al Inventario de patrimonio cultural inmaterial en Chile, y que se encuentren identificados en el expediente. La solicitud de reconocimiento debe surgir del acuerdo y consenso de las y los miembros de la comunidad cultora del elemento registrado. Las solicitudes se reciben durante todo el año de forma permanente. Aquellas ingresadas hasta el 30 de abril son evaluadas por el Comité Asesor de Patrimonio Cultural Inmaterial el año en curso; las recibidas posteriormente se revisan en el ciclo anual siguiente.
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Amalia Quilapi Huenul, artesana mapuche, Región del Biobío, Sur de Chile
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Las Becas Taller de Costa Rica
La segunda persona en presentar una experiencia en este taller sobre gestión de patrimonio cultural inmaterial fue Sofía Yglesias, directora de Cultura del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica, quien habló sobre Becas Taller, uno de los dos fondos concursables que tiene la Dirección de Cultura (el otro es Puntos de Cultura).
Becas Taller es un programa de estímulos y sinergias que tiene como propósito impulsar el quehacer de gestores y organizaciones que trabajan en el campo de la cultura, apoyando proyectos que reconozcan, visibilicen y fortalezcan las distintas expresiones del patrimonio cultural inmaterial presentes en el territorio costarricense. En este fondo concursable, las personas/organizaciones becarias tienen 8 meses para desarrollar sus proyectos, y el monto máximo en que se puede aplicar actualmente es de aproximadamente 6.200 dólares.
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Entre 2015 y 2022, Becas Taller ha apoyado 228 proyectos como medio para aportar al fortalecimiento de las capacidades de gestión cultural en las comunidades, así como a la salvaguarda de las múltiples manifestaciones del PCI. En promedio son apoyados 29 proyectos por año, la mayoría de ellos desarrollados fuera de la Gran Área Metropolitana de San José.
Sofía Yglesias contó que este fondo ya existía antes de 2015, provenía de una ley antigua y estaba dirigido a artistas de bellas artes, que recibían una beca para realizar un viaje. “En 2015, Costa Rica suscribe a la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Un año después el fondo Becas Taller cambia su reglamento y se enfoca en proyectos vinculados al PCI. Desde 2016 se han apoyado más de 40 proyectos y personas becarias provenientes de territorios y poblaciones indígenas del país”, destacó.
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Uno de los ejemplos de proyectos de Becas Taller presentados en la reunión fue “Alrededor del Palo de Mayo – Finca San Juan” (fotos), de Johnny Monestero Spellman, un músico de origen indígena miskito nicaragüense, asentado en una comunidad migrante en la comunidad de Finca San Juan, Pavas.
El proyecto de Monestero tuvo como objetivo crear espacios para la visibilización y el reconocimiento de la multiculturalidad presente en la comunidad de Finca San Juan, a través del rescate de la manifestación cultural del Palo de Mayo, una fiesta tradicional miskita llena de música, baile y tradición. Para mantener vivo este legado, él desarrolló talleres con niños y niñas de la comunidad, y grabó piezas en su idioma.
Otro ejemplo presentado fue “Entre guardias y portadores”, de Elvia R. Salazar Herrera, docente y gestora de proyectos vinculados al swing y bolero criollo, dos formas de baile popular que constituyen expresiones del PCI del país. Su proyecto tuvo por objetivo validar el encuentro intergeneracional como lazo esencial en la transmisión del bolero y el swing criollo, investigando, conservando y transmitiendo de la manera más orgánica posible la forma de baile de la “vieja guardia” a niñas, niños y jóvenes, descubriendo su valor patrimonial y su aporte como herramienta para la vida en colectividad.
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El registro de bienes culturales en Brasil
Iara Zannon, coordinadora de la Política Nacional de Cultura Viva de Brasil, presentó en el taller la cartilla del Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan), que es parte de la Secretaría Especial de Cultura y es el órgano responsable de las acciones de preservación del patrimonio cultural nacional en Brasil.
“El Iphan investiga lo que el patrimonio trae en términos de calidad de vida, de características de ciudadanía y pertenencia. La identificación y el registro tienen base en algunas normativas, que separan la línea de trabajo del instituto en relación a los monumentos, obras de arte, fiestas, celebraciones, comidas, saberes, lenguas”, comentó la representante brasileña, resaltando que en el país hay cerca de 180 lenguas indígenas y que el registro se hace de forma temática con base en la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural de 2003.
Otras normativas del país mencionadas en su intervención fueron el Decreto 3.551, de 04/08/2000, que instituyó el Registro de Bienes Culturales de Naturaleza Inmaterial y creó el Programa Nacional del Patrimonio Inmaterial (PNPI), y el Decreto 7.387, de 09/12/2010, que reglamentó el Inventario Nacional de la Diversidad Lingüística (INDL), utilizado para el reconocimiento y valorización de las lenguas portadoras de referencia a la identidad, acción y memoria de los diferentes grupos formadores de la sociedad brasileña.
Al detallar el Registro de Bienes Culturales de Naturaleza Inmaterial, Iara Zannon comentó que en Brasil se reconoce un bien como parte del patrimonio cultural de la nación por medio de la inscripción de este bien en uno o más libros. “Las formas de apoyo se destinan a organizaciones y grupos, pero no en su nombre, sino en relación a su actuación junto al bien registrado. Quienes reciben esos recursos tienen que estar registrados en los libros”, explicó.
Son cuatro los libros que existen para registro de bienes culturales de naturaleza inmaterial: 1) Libro de Registro de Saberes, para la inscripción de conocimientos y modos de hacer del cotidiano de las comunidades; 2) Libro de Registro de las Celebraciones, para rituales y fiestas que marcan la vivencia colectiva del trabajo, de la religiosidad, del entretenimiento y de otras prácticas de la vida social; 3) Libro de Registro de las Formas de Expresión, para el registro de las manifestaciones literarias, musicales, plásticas, escénicas y lúdicas; 4) Libro de Registro de los Lugares, destinado a la inscripción de espacios como mercados, ferias, plazas y santuarios, donde se concentran y reproducen prácticas culturales colectivas.