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Ley Cultura Viva: de programa de gobierno a política de Estado
Em 19, Ene 2016 | Em Noticias |
“Si a partir de un punto podemos rehacer el mundo, a partir de muchos puntos, reunidos, fuertes, visibles, presentes, activos, vamos a dibujar muchas líneas para cambiar las cosas y derrotar preconceptos.”
Las palabras del entonces ministro Gilberto Gil en la entrega del Premio Cultura Viva, el 06/06/2006, se referían al Brasil “de alma, espíritu e imaginario simbólico” que al fin comenzaba a ser reconocido en las políticas públicas como un gran diseño construído punto a punto, línea a línea. Era el primero de varios ciclos que vendrían con el programa Cultura Viva, creado en 2004 como una política pública de movilización y encantamiento social, un “reconocimiento plural y democrático de quien ya es, ya hace, ya dice, ya muestra”.
En este camino que viene trazándose hace una década, con muchas líneas y algunas curvas, hay algunas fechas destacadas. Comenzando por el 22 de julio de 2014, día en que la presidenta Dilma Rousseff sancionó la Ley nº 13.018, que instituye la Política Nacional de Cultura Viva, valorando la diversidad cultural brasileña, simplificando y desburocratizando los procesos de prestación de cuentas y la transferencia de recursos para las organizaciones de la sociedad civil.
Con la aprobación de la ley, los Puntos de Cultura pasaron a ser no apenas una acción estructurante de un programa de gobierno y sí una política de Estado. O sea, la ley garantiza la permanencia y continuidad de esta política basada en el protagonismo de la sociedad civil, que reconoce las prácticas, saberes, modos de hacer y manifestaciones culturales de las comunidades, independientemente del viés ideológico de los gobiernos que estén en el poder.
“La Ley Cultura Viva es una ley innovadora, transformadora y muy importante como política de Estado. Es una ley que entiende Brasil en su totalidad. Que desburocratiza, credencia, registra, reconoce”, afirmó la diputada federal Jandira Feghali (PCdoB-RJ), autora del proyecto de la Ley Cultura Viva, aprobado tras tres años de tramitación en el Congreso Nacional. “Fue una gran victoria de la sociedad brasileña, del llamado Brasil profundo, de la pluralidad, de la creatividad, de la diversidad cultural.”
Participación social
La Política Nacional Cultura Viva fue el resultado de un largo proceso de debates que involucró a Puntos de Cultura, parlamentares, gestores estatales y municipales, universidades y órganos de control. Con la Ley nº 13.018 vinieron dos nuevos instrumentos de gestión: la autodeclaración de los Puntos de Cultura, por medio del Catastro Nacional de Puntos y Pontones de Cultura, y el Término de Compromiso Cultural (TCC).
Pensado como un instrumento jurídico más simple y adecuado a la realidad de los agentes culturales, el TCC substituye los convenios en la transferencia de recursos para las entidades culturales. Con la prestación de cuentas simplificada, fundamentada esencialmente en los resultados (y no en los números), puede demostrarse la buena aplicación de los recursos con el envío de documentos como la relación de pagos y el extracto bancario de la cuenta específica del proyecto. Los convenios permanecen apenas para las colaboraciones entre el gobierno federal y los estados y municipios, para implantación de redes de Puntos de Cultura.
«Precisamos cambiar la cultura jurídica del país. La Ley Cultura Viva tiene potencial para contagiar políticas de salud, economía, educación y las propias políticas del MinC», resaltó Ivana Bentes, secretaria de la Ciudadanía y de la Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura (MinC) y presidente de IberCultura Viva en el momento del lanzamiento de la ley y de la reglamentación de la Política Nacional de Cultura Viva, en abril de 2015.
Encuentro de redes
El lanzamiento de la Ley Cultura Viva se dio el 8 de abril de 2015, en Brasilia, con la presencia del ministro de Cultura, Juca Ferreira, de gestores estatales y municipales de cultura, de parlamentares y representantes de la sociedad civil. Los días anteriores se realizaron encuentros, debates, reuniones y talleres desarrollando temas como medios libres, culturas de matriz africana, política indígena, cultura periférica, acción griô, cultura LGBT y nuevos movimientos urbanos.
«Esta legislación trae una herramienta muy importante, que es la autodeclaración. Ahora, toda manifestación cultural con más de dos años de actividad podrá declararse Punto de Cultura», afirmó Juca Ferreira. «Existen más de 100 mil grupos culturales en Brasil, de los más diversos segmentos, y el Estado tiene obligación de relacionarse con ellos, de disponibilizar recursos para que esos grupos crezcan y aumente su radio de acción».
Para Ivana Bentes, la autodeclaración es una “demanda histórica” de los Puntos de Cultura, propuesta desde el inicio de la experiencia en el país, y una “victoria importantísima, decisiva”. “Estamos creando una política pública para más allá de la financiación”, destacó la secretaria. “No vamos a hablar más de 4 mil Puntos de Cultura financiados por el Estado. Serán 10 mil, 20 mil, 30 mil, 100 mil. Vamos a articular, construir, dar visibilidad en este espejo virtual que es la red, para la dimensión incomensurable de la cultura. Y de forma más concreta también, hacer un mapa, una cartografía de los Puntos de Cultura.”
Creada en software livre, la herramienta que permitirá el reconocimiento y el mapeo de entidades y colectivos culturales fue lanzada con la plataforma de la Red Cultura Viva (www.culturaviva.gov.br), el 5 de octubre de 2015 – día en que la Constitución de la República Federativa de Brasil completó 27 años — y el país que se rediseña desde hace una década con los Puntos de Cultura ganó un nuevo marco en su trazado de muchas líneas para cambiar las cosas y derrotar preconceptos.
Conozca la Ley Cultura Viva y su Instrucción Normativa
Vea la línea del tiempo del programa Cultura Viva
Sepa más:
Sobre la Ley Cultura Viva y la Instrucción Normativa: https://www.cultura.gov.br/cultura-viva1
Juca Ferreira: “La Red Cultura Viva es un avance enorme”
Discurso del ministro Gilberto Gil en la entrega del Premio Cultura Viva (Río de Janeiro, 6/6/2006)