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La tercera jornada UNESCO San Luis: tres videos-diálogos para la reflexión colectiva y el intercambio
Em 26, Nov 2020 | Em Noticias |
La Dirección de Cultura del Gobierno Municipal de San Luis Potosí (México) impulsa desde 2019 la construcción colectiva de un marco de garantías locales en materia de cultura y derechos humanos: la Carta de la Ciudad por los Derechos Culturales. La iniciativa, desarrollada en conjunto con la Representación de la UNESCO en México y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, fue relanzada este semestre en un nuevo formato, con algunas actividades virtuales y otras presenciales. Tres de ellas se realizaron entre el 29 de septiembre y el 1º de octubre como un ciclo de “video-diálogos” en línea y en vivo.
En estos encuentros virtuales, además de debatir el tema propuesto para el conversatorio antes de la emergencia sanitaria (“Derechos culturales y fomento a la creatividad”) y pensar en posibles contenidos de la Carta de la Ciudad de San Luis Potosí, las personas participantes fueron invitadas a reflexionar sobre temas vinculados a la crisis derivada de la pandemia por Covid-19, como la recuperación afectiva y la ocupación creativa del espacio público y los territorios, y los retos que actualmente enfrentan las y los trabajadores de la cultura.
Las jornadas UNESCO San Luis comenzaron el 7 de diciembre de 2019 con un conversatorio sobre “Derechos culturales y equidad territorial” en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). El segundo encuentro, con el tema “Democracia cultural y derechos culturales”, tuvo lugar el 1º de febrero en el Colegio de San Luis. El tercer conversatorio estaba previsto para el 28 de marzo, pero se suspendió por la emergencia sanitaria y se realizó de manera virtual, del 29 de septiembre al 1º de octubre, en tres sesiones de dos horas transmitidas por Facebook. Dos de estas jornadas se enmarcaron como actividades anexas al 4º Encuentro de Redes IberCultura Viva.
Nuevas formas de articularse
En la apertura del ciclo de video-diálogos, el 29 de septiembre, Cecilia Padrón, directora de Cultura de San Luis Potosí, recordó que, en respuesta a las medidas de salud pública y seguridad sanitaria, las instancias culturales han tenido que imaginar nuevos formatos de trabajo y articulación, lo que llevó a la ideación de un modelo híbrido (digital/presencial) para llevar a cabo los encuentros UNESCO San Luis que habían quedado pendientes.
Al definir estos conversatorios como “espacios que motivan la reflexión colectiva mediante la exposición de casos, apuestas y prácticas desde personas y expertos de distintas esferas, disciplinas, territorios y realidades”, la directora de Cultura resaltó que el primer video-diálogo fue pensado como un espacio para detonar reflexiones sobre los frentes de actuación, recuperación y resistencia ante los efectos vinculados a la emergencia por Covid-19, de las y los trabajadores de la cultura, particularmente de quienes encuentran en la práctica artística su campo de desempeño profesional.
Frédéric Vacheron, representante de la UNESCO en México, también presente en la apertura del encuentro virtual, destacó la importancia de seguir con este ejercicio de cooperación multilateral promovido por la capital potosina. “Sabemos que el sector de cultura fue el más impactado (por la emergencia sanitaria), pero también fue el sector que ha dado una respuesta inmediata a la ciudadanía. Sin la cultura, sin la creatividad, la pandemia hubiera sido mucho más difícil y la recuperación también. Tenemos que apoyar el sector creativo y fomentar los derechos culturales, posicionarlos mejor en el nuevo modelo de desarrollo que se propone para el país”, afirmó.
Nancy Puente, directora del Sistema DIF (Desarrollo Integral de la Familia) de la ciudad de San Luis Potosí, habló en nombre del alcaide Xavier Nava Palacios sobre la apuesta de poner a la cultura en el centro de la política pública, tal y como otros territorios mexicanos lo han demostrado, cómo Zapopan (Jalisco), Mérida (Yucatán) y la Ciudad de México. “En el contexto de la nueva normalidad celebramos este encuentro, pues reconocemos las múltiples afectaciones que han vivido el sector cultural, y tenemos muy claro que la cultura y las artes jugaron un papel importantísimo en el periodo de confinamiento”, observó.
La recapitulación de las jornadas
Gerardo Padilla, secretario técnico de la iniciativa UNESCO San Luis, hizo una contextualización del proceso de elaboración de la Carta de la Ciudad por los Derechos Culturales, que desde 2019 ha significado un proceso de participación social, planeación participativa y cooperación multilateral. En su recapitulación de las dos jornadas anteriores, destacó la participación de 282 agentes culturales en los conversatorios y las 15 mesas de trabajo, así como la recepción de 69 propuestas para la acción cultural local. También recordó las 262 personas que acompañaron el Ciclo de Ciudades de manera online, en los encuentros virtuales iniciados el 27 de agosto con la experiencia de Zapopan.
“Incorporamos un nuevo componente para dialogar con ciudades que ya tienen un camino recorrido sobre la defensa, promoción y garantía de los derechos culturales en sus respectivos territorios”, contó Padilla. “En ese momento dialogamos con Ciudad de México, Zapopan, Mérida y Roma, ciudades que han identificado la importancia de promover los derechos culturales a nivel local, para que no parezcan lejanos a las personas, asentados solamente en documentos internacionales, sino que sean también herramientas locales, que puedan utilizarse en nivel barrial entre vecinos y vecinas, artistas y promotores del territorio”.
Padilla explicó que la pandemia, y la consecuente necesidad de repensar el proceso, incitó el relanzamiento de UNESCO San Luis este semestre, a partir de la articulación que la Dirección de Cultura del Gobierno Municipal ya venía realizando con la Comisión Estatal de Derechos Humanos de San Luis Potosí, la Oficina de UNESCO en México, la campaña My World México y el programa IberCultura Viva.
En la reprogramación, el ciclo de encuentros presenciales con ocho grupos focales “Miradas desde la Diversidad”, que estaba previsto a celebrarse entre abril y mayo de 2020, pasaron para este fin de año, acompañando el ciclo de video-diálogos, a fin de culminar en diciembre. Estas sesiones tienen el propósito de integrar a las mesas de trabajo a personas, comunidades y grupos de atención prioritaria o en situación de vulnerabilidad: niñas, niños y adolescentes, juventudes, mujeres, pueblos originarios, personas migrantes, comunidad LGBT+, adultos mayores y personas con discapacidad. “Son grupos que vuelven diversa a nuestra ciudad y que tienen mucho que aportar al proceso”, afirmó el secretario técnico de UNESCO San Luis.
Primer video-diálogo: “Miradas por la recuperación del sector artístico”
Terminadas las intervenciones de la apertura, el conversatorio “Miradas por la recuperación del sector artístico” siguió con la moderadora Rocío Rodríguez, directora general de la Fundación Música para la Vida, y las personas invitadas como panelistas de este primer encuentro virtual de la Tercera Jornada UNESCO San Luis: Horacio Franco, músico, compositor y activista; Lorena Wolffer, artista performática y activista cultural, y Fran Ilich, escritor, artista y mediactivista.
Las preguntas que se hicieron a los/las panelistas giraron básicamente en torno a los efectos de la emergencia sanitaria y las estrategias que pueden ser adoptadas para motivar procesos aún con la pandemia. ¿Cómo ha afectado el COVID-19 a los artistas y profesionales de la cultura? ¿El arte es un artículo de consumo? ¿Cómo adaptarse a su consumo en el contexto del coronavirus? ¿Mejorará la calidad de los contenidos después de la pandemia? ¿El sistema a distancia funciona para el arte? ¿Qué medidas se deben tomar para apoyar a los artistas independientes que se encuentran en un estado extremadamente precario?
Efectos y estrategias
Para Lorena Wolffer, la pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto diferenciado en la vida de las niñas, las jóvenes y las mujeres. “En el caso de las mujeres, el confinamiento implica un regreso, regresar a la casa, un lugar del cual muchas han luchado por salir”, destacó. “Es indispensable visibilizar la realidad de las mujeres de cara al impacto diferenciado que ha tenido la pandemia y las diversas crisis que ha desatado, así como las violencias estructurales que han incrementado”.
Wolffer, además, señaló que el arte y la cultura no suelen ser entendidas como trabajo (“Se nos considera como trabajadores eventuales, siempre fuera de un sistema”), y esto ha llevado a muchas artistas a condiciones de precariedad. “La pandemia llevó a la cancelación de proyectos, esto nos ha llevado a buscar otros trabajos. No contamos con ninguna infraestructura que nos dé certeza, incluso el Estado ha retirado fondos. (…) En esta incertidumbre que ha generado la pandemia hay varias posibilidades, una de ellas es encontrar formas de autoempleo e imaginar otras estrategias de activismo”.
Horacio Franco, a su vez, afirmó que los artistas y activistas se han visto muy afectados con la pandemia, muy abandonados. “Hemos rogado por mucho tiempo que se otorgue el 1% del PIB a la cultura. Ahora con la pandemia, se han dado cuenta los políticos que somos más importantes de lo que creían. Esta es una de las grandes enseñanzas, tanto el gobierno como el público se están dando cuenta de nuestra importancia, no solo para entretener sino para satisfacer una necesidad cultural”, comentó. “Espero que en una época post-pandemia, las artes se vean como un bastión importante dentro de una cadena productiva, no solo de dinero, sino también de la educación”.
Al contestar cómo ha imaginado desde sus espacios algunas estrategias para motivar procesos económicos frente a la pandemia, Fran Ilich comentó que en el colectivo al que pertenece desde hace algunos años ellos empezaron a cambiar sus relaciones socioeconómicas. “Conseguimos generar una economía donde el dinero que entraba se utilizaba para invertir en diferentes commodities. Con el tiempo se logró tener: un espacio cultural, un fondo de seguridad médica, un terreno en Baja California, un banco y monedas alternativas. Hemos logrado independencia y autogestión, esto implica muchos retos”, afirmó el artista, resaltando que es difícil hablar de cooperación en un mundo tan individualizado como es el arte, pero es algo que debemos aprender. “Durante la pandemia, hemos crecido porque estábamos preparados”, resaltó.
Arte a distancia
¿El sistema a distancia funciona para el arte? Quién responde a la pregunta es Horacio Franco: “La calidad de un artista no tiene nada que ver con la manera en donde se presenta o cómo se presenta, los artistas tenemos que seguir trabajando y estudiando, incluso en estas circunstancias y momentos de crisis. (…) La felicidad del artista está en hacer lo que hacemos y en recibir un honorario, pero sobre todo en percibir que al público le gusta lo que haces”.
Los buenos contenidos, según él, han estado ahí desde siempre. “Hay artistas con contenidos deficientes, pero también hay mucha calidad. La calidad de los contenidos no tiene que cambiar. La cuestión está en la calidad de transmisión de las plataformas. (…) El sistema a distancia puede llegar a funcionar como un placebo, pero la cuestión vivencial no tiene comparación”, cree Franco.
Sobre el acceso al arte y a la cultura, Lorena Wolffer recordó que se tratan de derechos humanos y por lo tanto se deben de entender de esa manera. “El Estado debería ser garante de estos derechos. Sin embargo, no lo está haciendo. Cualquier población debería tener como garantía el acceso al arte y a la cultura”, subrayó. Para la artista, en este momento de crisis, al Estado le tocaba ayudar a los artistas en precariedad, así como lo hizo con otros sectores de la sociedad, pero esto no ha sucedido. “No se debía recortar, sino rescatar”.
Horacio Franco, además de coincidir en la afirmación de Lorena sobre que el gobierno tiene que ser más sensible a la interlocución con los artistas, recordó que la mayoría de los artistas no tienen la seguridad social. “Nunca han tenido esta seguridad, derechos económicos, ni laborales. La pandemia ha agravado la situación de muchos, pero no es novedad que existan artistas en estas condiciones, sin ningún tipo de seguridad. Se les tiene que proteger desde hace mucho”, comentó el músico.
Para Fran Ilich, es una gran experiencia la que estamos atravesando: “Después de esto, ojalá que usemos la herramienta de hacer presupuestos para organizarnos bien y no hacer estas relaciones verticales con el Estado. Sino más bien entre nosotros, no esperar que las cosas que hacemos nos las paguen los demás. Ahora lo que hay que hacer es volverse responsable y buscar formas de sobrevivir. Nuestra lucha es por la vida. Lo que viene va a ser peor, pero tenemos la gran oportunidad de humanizarnos”.
Revisa el video-diálogo del 29 de septiembre:
https://www.facebook.com/1904110559708211/videos/359216858531065
Segundo video-diálogo: Políticas culturales para la resiliencia
El panel del miércoles 30 de septiembre, “Políticas culturales para la resiliencia”, fue creado con el objetivo de identificar, intercambiar y poner sobre relieve los componentes necesarios a integrarse en una política pública local en materia de cultura, partiendo de reconocer la nueva serie de retos que deja al sector la emergencia sanitaria por Covid-19.
En la apertura de este video-diálogo, Carlos Tejada, coordinador de los Sectores de Cultura y Ciencia de la UNESCO México, comentó el acompañamiento a la elaboración de la Carta de la Ciudad de San Luis Potosí por los Derechos Culturales y la decisión de incorporar el tema de la pandemia en esta serie de reflexiones para promover el ejercicio de la ciudadanía.
“Esta última serie de conversatorios se enmarca en el movimiento Resiliart UNESCO, que es la unión de las palabras ‘resiliencia’ y ‘arte’, y tiene el principio de que el arte y la cultura nos vuelven resilientes”, detalló. “El arte y la cultura han sido un elemento fundamental para la sociedad en su conjunto, pero al mismo tiempo el sector vive una crisis particular. El movimiento Resiliart busca encalzar esta discusión sobre las condiciones del sector, generando un diálogo en común del cual podrán salir respuestas y alternativas de trabajo colectivo”, observó Tejada.
Este segundo conversatorio contó con la presencia del argentino Emiliano Fuentes Firmani, secretario técnico de IberCultura Viva, y de los mexicanos Ernesto Piedras, especialista en economía cultural, director general de The Competitive Intelligence Unit, y Lucina Jiménez, especialista en políticas culturales y desarrollo sostenible, educación en artes, derechos culturales y cultura de paz. La moderación estuvo a cargo de Oscar Montero, escritor y guionista de cine.
Además de una reflexión para el proyecto de la Carta de Derechos Culturales de San Luis Potosí, a los/las panelistas se les preguntó, por ejemplo, si recomendaban que cada estado trabaje con sus políticas culturales sobre incentivos fiscales, y cuál sería el ABC para hablar de un código de derechos culturales y hacerlo un ejercicio cercano a lo viviente y ejercido en la cotidianidad.
Ejerciendo los derechos
Emiliano Fuentes Firmani comenzó su intervención diciendo que la adaptabilidad es uno de los primeros requisitos en este contexto particular de pandemia. “En América Latina el sector cultural vive una crisis desde hace mucho tiempo y se ha profundizado mucho. Por un lado, las TIC’s han democratizado la posibilidad de producir bienes culturales. Esto ha permitido que la diversidad cultural se exprese con más posibilidades, pero encierra algunos riesgos. Hay un problema de circulación y distribución que nos lleva al reto de cómo configurar un mercado cultural más inclusivo”, comentó.
El secretario técnico de IberCultura Viva también señaló que la paralización de las actividades del sector profesional de la cultura ha afectado a los derechos culturales de la población, pero también a los derechos económicos y sociales de los trabajadores y trabajadoras que se ocupan del sector de la economía de la cultura, el cual va más allá de las industrias culturales clásicas.
“Son clave dos aspectos: que el sector cultural se pueda reconocer desde su rol como profesionales de la cultura y el tema de asumirnos como sujetos políticos, con necesidades de compartir y ejercer nuestros derechos”, expresó Firmani. “El llamado es a participar más, hay que ocupar los espacios de representaciones y hay que discutir y formarse para lograr un mercado cultural más inclusivo”.
Una nueva comprensión
Lucina Jiménez, a su vez, afirmó que la pandemia provocó la reconfiguración del sentido de los territorios y nos puso frente a un nuevo debate sobre qué significan los derechos culturales en circunstancias de aislamiento, donde se buscan nuevas maneras de interlocución y diálogo. Asimismo, puso de manifiesto la vulnerabilidad de la condición humana y de los sistemas sobre los que ha descansado la producción cultural y artística.
“La pandemia nos coloca frente a una nueva comprensión de la sostenibilidad, que no solo reconoce la plataforma económica de los procesos creativos, sino también la capacidad de innovación social de los sectores para plantear nuevos rumbos. (…) La pandemia despierta solidaridad, pero corre el riesgo de fomentar la discriminación y la pugna por el control territorial. Debemos de estar alertas, planeando acciones deliberadas. Es una buena oportunidad para reestructurarnos y reivindicar la democracia y el derecho cultural como base de la dignidad”.
Para Ernesto Piedras, es tiempo de reconocer que esto, además de ser un sector cultural y creativo, es un sector económico con gente que trabaja y cuenta con infraestructura. “¿Por qué aceptar recortes presupuestales? (…) Reconozcamos que existe una infraestructura, que son más de un millón de mexicanos que trabajamos en la cultura y que generamos exportaciones, capital y producción; aún así, somos relegados a una miseria de presupuesto”, afirmó.
Diversidad e igualdad de acceso
Al contestar la pregunta sobre políticas culturales e incentivos fiscales, Emiliano Fuentes Firmani resaltó que, por un lado, existen las políticas culturales de emergencia (“El sostenimiento del sector ahora implica una presencia insustituible del Estado para garantizar que nuestra cadena de valor no se termine de romper”), y por otro lado se debe pensar cómo construir un mercado cultural e incentivar que haya inversión privada en proyectos culturales. “Los incentivos fiscales son un mecanismo. Se debe de discutir cómo es este mecanismo y tiene que haber políticas que incentiven y promuevan que la diversidad que existe pueda tener igualdad de acceso y de condiciones”, comentó. “Falta construir ofertas sobre la demanda, recursos para que nuestros públicos se desarrollen.”
Lucina Jiménez, al comentar sobre la democratización de los derechos culturales, afirmó que se debe de reconocer que en materia de accesibilidad, la situación es diferente (“entre algunas cosas depende de las lenguas y las capacidades de cada quién”) y se debe pasar por el prisma de la diversidad. “Un punto fundamental en el debate contemporáneo es el cambio en la perspectiva de la presencia y el cumplimiento de los derechos de las mujeres. Están también las diversidades lingüísticas y la necesidad de reconocer si están representadas o no. Poco a poco se puede ir dándole ese sentido concreto y este puede ser una herramienta muy importante, incluso pensando en la Carta de Derechos Culturales de San Luis Potosí, un terreno lleno de diversidad”, subrayó.
Reflexiones sobre el proyecto San Luis
Al final del encuentro, Oscar Montero les pidió a los tres panelistas una reflexión sobre el proyecto de construcción de la Carta de la Ciudad de San Luis Potosí por los Derechos Culturales. Emiliano Fuentes dijo estar muy interesado por el proceso que vienen desarrollando en el municipio. “Me parece que este proyecto puede ser una referencia para nuestras territorialidades, para nuestros gobiernos de proximidad”, comentó.
Para Lucina Jiménez, la concepción de esta Carta de la Ciudad puede ser un espacio importante para encontrar las plataformas que se requieren, además de una herramienta fundamental ordenadora de los diferentes sectores. “ Hay la oportunidad de fortalecer que este proceso de construcción se convierta en una pedagogía colectiva que nos ayude a encontrar cómo caminar de lo que sí tenemos, hacia un presente y un futuro que nos de esperanza y respuestas específicas”, agregó.
Según Ernesto Piedras, San Luis es rico en cultura y la parte en la que debe de dar el “salto cuántico” es en la política cultural integral. “La cultura genera mucho, entonces ¿por qué no convertirla en nuestra punta de lanza? (…) Si hoy San Luis nos pone el ejemplo, tomémoslo y repliquémoslo. Debemos aspirar a una política cultural integral que sea transversal, que siente las bases para que la gente haga lo que quiera hacer”.
Revisa el video-diálogo del 30 de septiembre:
https://www.facebook.com/1904110559708211/videos/2725192357697029
Tercer video-diálogo: “Innovación cultural para el reencuentro en la nueva normalidad”
El tercer y último video-diálogo realizado en estas jornadas, buscó ser un espacio de reflexión en torno al reto de la recuperación afectiva y ocupación creativa del espacio público y los territorios, con las herramientas del arte y la cultura, tras el periodo de confinamiento obligatorio ligado a la pandemia por Covid-19.
Este encuentro contó con la participación de Esther Hernández, directora general de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México (y representante nacional ante el programa IberCultura Viva); Conrado Romo, del Laboratorio de Paz desde lo Común, de la Secretaría de Seguridad de Jalisco, y Gabriela Anguiano, directora del Centro Cultural “El Rule Comunidad de Saberes”. Sofía Córdova, titular de la Instancia Municipal de Mujeres de San Luis Potosí, fue la moderadora.
Entre retos y lecciones
En su intervención inicial, Gabriela Anguiano comentó que la situación en la que estamos ha implicado una serie de retos a vencer, y que en el Rule Comunidad de Saberes algunos de los retos fueron en un primer momento, cómo seguir generando contenidos en estas nuevas circunstancias, cómo organizar el trabajo al interior y cómo llegar a los diversos públicos con los que estaban trabajando, buscando garantizar los derechos culturales de la población, y cómo seguir haciendo comunidad desde el distanciamiento.
“El rescate ha sido la creatividad para encontrar maneras de seguir creando contenidos y llegar a diversos públicos”, afirmó Anguiano. “En la pandemia hemos seguido trabajando, adaptamos nuestras actividades a la realidad virtual. Para llegar a nuestro público de niños hicimos un boletín con contenidos culturales, mientras que con los adultos mayores nos comunicamos vía WhatsApp. Las alianzas entre instituciones han sido un eje central de nuestra actividad”.
Conrado Romo mencionó el proyecto “Ingreso Básico Solidario”, que fracasó, pero les dejó lecciones. “Este ejercicio buscaba solventar la precariedad a la que las personas iban a ser sometidas por la pandemia. La idea era ofrecer un ingreso básico para que quienes se encontrasen en estas situaciones pudiesen satisfacer sus necesidades básicas. Se ayudó a 250 personas, se cumplieron algunos propósitos, pero fue un proyecto insostenible e ineficaz”, consideró.
Algunas lecciones sobre el fracaso fueron citadas por Romo: 1) el tope de lo horizontal, se redujo la eficacia en función del número de personas, esto indica que hay un tope en cuanto a la horizontalidad; 2) mantener la cohesión, la participación y el compromiso llegan a un clímax y después con el tiempo decaen; 3) el fetiche de la tecnología, no siempre los medios tecnológicos son la mejor opción; 4) el lenguaje no fue eficaz y fue un obstáculo para comunicar el proyecto, este debe ser claro y sencillo y, 5) salir de la filantropía, diferenciarla de la solidaridad.
Para Esther Hernández, estamos formando parte de un cambio por una crisis que se refleja en todos los sectores y esto implica asistir a un cambio cultural. La pregunta es cómo vamos, en esta coyuntura, a transformarnos a partir de este cambio cultural. “¿Cómo empezar a activar la vida cultural en estas condiciones de la nueva normalidad? Los agentes culturales que conocen las desigualdades en cuanto al acceso tecnológico han hecho uso de la creatividad para resignificar sus prácticas culturales”, expresó. “Debemos de pensar la creatividad más allá del arte, ya que no es de uso exclusivo de los creadores, sino que también tiene una dimensión social”.
La directora general de Vinculación Cultural, consideró que debemos de encontrar soluciones creativas, democráticas y participativas a soluciones comunes y explorar otras soluciones que no tengan que ver sólo con lo digital. “Hay prácticas culturales que siguen existiendo aún con la pandemia, en momentos críticos en los que ha sido necesaria su presencia, porque lo digital no alcanza, no forma parte de la vida cotidiana”.
Aprendizajes hasta el momento
Cuándo le preguntaron qué considera que ha relevado la crisis del Covid-19 sobre el sector cultural y cuáles son los aprendizajes hasta el momento, Esther Hernández respondió “comenzando por la multiplicidad, cómo se desbarata la idea del sector y empiezan a salir ideas que tienen que ver con lo minúsculo”. “No es que haya una sola solución para el sector cultural, sino que, en función de las condiciones de cada uno de los ámbitos culturales, se van relevando distintas situaciones y problemáticas”, ponderó.
Además, la situación actual ha evidenciado que la cultura y los derechos culturales no son solamente de un grupo, de los creadores o los artistas, sino de todas las personas. Los aprendizajes, según ella, “tienen que ver con una escucha más activa, con un inter-relacionamiento más profundo, en el nivel de reconocer primero cuáles son las necesidades y cuáles son las problemáticas de cada grupo en particular. Asimismo, en cómo se refleja el sentido de lo común”. “Un gran aprendizaje es que la participación no se rompe, como se rompió el consumo”, destacó.
A la misma pregunta, Conrado Romo mencionó dos lecciones fundamentales. Una tiene que ver con las vulnerabilidades, la otra con las multiplicidades: “En esta crisis sanitaria no se crearon nuevas problemáticas, sino que se profundizaron las que ya existían. Hizo más evidente las distintas dificultades de diversos sectores, los cuales se encuentran en situaciones de alta vulnerabilidad. Esto implica generar estrategias de supervivencia, que pasen por procesos de construcción desde lo común”, reforzó. Sobre las multiplicidades, a él le parece fundamental encontrar formas de diálogo intercultural: “Se necesita más colaboración, más solidaridad y cuidado con el lenguaje”.
Según Gabriela Anguiano, una de las cosas que se han evidenciado con la pandemia es la enorme desigualdad. “En cuanto al sector cultural, nosotros ya sabíamos que vivíamos en la precarización, pero no habíamos medido la magnitud. Con esta situación se evidenció mucho más esta precariedad, además de cuán desatendido ha estado el sector y su situación tan frágil”, afirmó. Entre las importantes experiencias que han revelado, ella citó “la capacidad de organizarnos como sector; la solidaridad con la que podemos caminar y el darnos cuenta de la capacidad de adaptabilidad que tenemos”.
Revisa el video-diálogo del 1 de octubre:
https://www.facebook.com/1904110559708211/videos/1441410526249467
Más información: Unesco San Luis – ResiliArt – Carta de navegación
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