Impresiones de viaje (IV): Dos representantes de colectivos de España comentan su experiencia en el Congreso de Quito

Em 18, Ene 2018 | Em Noticias |

El 3º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, realizado en Quito (Ecuador) del 20 al 25 de noviembre de 2017, reunió cerca de 450 participantes provenientes de redes, colectivos y organizaciones culturales de 18 países de América Latina. Cincuenta de estos congresistas fueron seleccionados en la Convocatoria de Movilidad IberCultura Viva 2017. Recibieron pasajes aéreos para asistir a las actividades del congreso y volvieron llenos de historias para contar sobre los seis días de espectáculos, ponencias, debates, exposiciones, círculos de la palabra y recorridos culturales que tuvieron la oportunidad de ver/oir/vivir allá.

A continuación, algunas de las impresiones que nos compartieron dos representantes de entidades/colectivos de España ganadores de esta convocatoria: Fina Ancin Martinez y Miguel Maciel Carneiro.

Miguel Maciel y la red transatlántica de conexiones

Miguel Maciel Carneiro, del Laboratorio de los Comunes La Casa Colorida (Pontevedra, Galicia), cuenta que desde el primer minuto en Quito se sintió conectado con las diferentes colectividades de los países que hacían parte del encuentro. “Fueron siete días de conexión, participación y conversaciones, que nos llevaron a fortalecer una red transatlántica de conexión e hibridaciones de proyectos”, afirma.

Participar en el 3º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, según él, le ayudó a comprender la cultura viva comunitaria, “que sigue latente en Latinoamérica, los procesos de empoderamiento de esta, y los agentes comunitarios, culturales, artísticos y sociales que intervienen en mantenerla viva”. “Fue una experiencia magnifica conectar las culturas vivas desde diferentes puntos del mundo para ver los procesos de estas.”

Miguel participó como coordinador internacional en el círculo de la palabra «Autonomía, soberanía y territorio». En este espacio de debate, conversaciones, red y construcción, acompañó los procesos de las mesas de trabajo «Gobernanza comunitaria» y «Articulación, circulación y pasaporte cultural», facilitando el proceso para trabajar los diferentes comunes de cada mesa, fomentando el trabajo en red e impulsando las diferentes propuestas que se desarrollaron.

”Cada actividad del encuentro nos permitió compartir los procesos que desarrollamos desde la Casa Colorida en España con colectivos, artistas, agentes sociales de todo el territorio latinoamericano”, comenta. “Este 3º Congreso nos permitió conocer, comprender e interiorizar los diferentes proyectos, acciones y realidades que se están llevando a cabo en Latinoamérica como modelo para futuras gestiones y formas de hacer en nuestro territorio.”

Las conexiones empezaron en el alojamiento elegido para la semana de actividades en Ecuador: la Casa Retume. “Este espacio nos permitió convivir con personas de Ecuador, Perú, Uruguay y Argentina, abriendo un proceso de aprendizaje entre pares, haciendo un proceso de universidad e intercambio de procesos y conocimientos bajo la propia vivencia”, cuenta.

En Quito, Miguel pudo realizar articulaciones con colectivos y organizaciones de Argentina (Nodo Cultural Córdoba, Rotonda Cultural, Movimiento de las Murgas Independientes), Chile (Comuna Recolecta, Universidad Popular), Colombia (Funafro, Movimiento Social Afroamericano), Ecuador (Núcleo Federación Chachi, Casa Jaguar, Festival del Sur, La Casa de Guayasamin), Perú (Compañía Anaqueronte, Consorcio Cultural La Compañía) y Uruguay (Colectivo Cultural el Faro). “Se abrió para nosotros un mundo donde generamos red y cohesión con diferentes agentes y colectivos.”

Miguel en Quito: “Fueron siete días de conexión, participación y conversaciones»

Fina Ancin y el pasaporte de la cultura comunitaria

Para Fina Ancin Martinez, del colectivo Camino de la Lana (presente en España, Chile y Argentina), la experiencia en Ecuador fue muy enriquecedora. “El poder compartir con gente de diferentes países me dan ideas y formas de trabajar de los diferentes colectivos”, comenta. “Tenemos que aprender a trabajar en red como he visto que se intercambia haceres y saberes en los países de Sudamérica”.

Según ella, la actividad que más se destacó en los días en que estuvo allá fue el círculo de la palabra “Circulación y pasaporte comunitario”, en el que se propuso la creación de un “pasaporte cultural” para que los colectivos puedan llevar sus instrumentos de trabajo por los diferentes países sin tener problemas en las fronteras.

Conforme la propuesta presentada en el Congreso de Quito, deberían ser beneficiarios de este pasaporte las personas que pertenezcan a la red de Cultura Viva Comunitaria o trabajen en redes con los valores y principios de la CVC.

Para implementarlo, sería necesario: 1) Crear una lista de Puntos de Cultura en los territorios que trascienda las fronteras nacionales; 2) Abrir un proceso participativo que defina un protocolo para el pasaporte comunitario; 3) Definir los diferentes sellos que den cuenta la actividad que ha realizado la persona en las comunidades.

“Este pasaporte es una autodeclaración que reconoce horizontalmente saberes y conocimientos de quienes son parte de nuestra red y empodera a los haceres y saberes populares”, explican los componentes de la mesa. “En un futuro queremos que este pasaporte sirva para articular con instituciones públicas y que los estados reconozcan su validez, facilitando los viajes de los seres comunitarios.”