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El Salvador: sembrando alegría, esperanza y comunidad
Em 05, Nov 2015 | Em Noticias |
Foto: Bladimir Nolasco
Las imágenes de la comparsa, los malabaristas, los chicos en los tambores, los zancudos, los payasos, los bailarines, la población en las calles y las sonrisas no dejan dudas. Tenía todo el sentido que El Salvador fuese sede del 2º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria. Un país marcado por luchas, conflictos, masacres, y que vive un momento histórico con un gobierno que busca promover el cambio social por medio de la cultura.
“Hemos aprendido que la cultura sale del pueblo, no sale del gobierno”, afirma Ramón Rivas, secretario de Cultura de la Presidencia de El Salvador, que apoyó el evento organizado por la sociedad civil (la Red Salvadoreña de Cultura Viva Comunitaria) del 27 al 31 de octubre, bajo el lema “Convivencia para el bien común”. “El arte y la cultura son del pueblo y para el pueblo y desde ahí podemos impulsar los cambios que se necesitan.”
Y fue un pueblo alegre el que salió a las calles a recibir con amplias sonrisas a los cerca de 500 congresistas de América Latina y Caribe durante los cinco días de conferencias, foros, debates, reuniones, talleres, presentaciones y recorridos por comunidades. La cordialidad, el respeto y el espíritu de hermandad marcaron el encuentro antes, durante y después. Y mostraron que muchos de los cambios por los que pasa el país hoy deberían estar resueltos desde los Acuerdos de Paz.
Antes y después
La firma de los Acuerdos de Paz, en 16 de enero de 1992, marcó un antes y un después en la historia de El Salvador. Firmados entre el gobierno y la Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en Chapultepec, México, los acuerdos terminaron con 12 años de guerra civil en el pequeño país centroamericano. Más de 70,000 personas murieron en ese período. El año 1992, por lo tanto, marcaría el comienzo de la reconstrucción del país.
Aunque se hayan logrado valiosas conquistas en la construcción y el fortalecimiento de una institucionalidad democrática – los Acuerdos de Paz pusieron fin no sólo a la parte armada del conflicto, sino también a 60 años de dictadura militar –, las cosas no ocurrieron como se esperaba. Las batallas continuaron. Cambiaron de forma y escenario, pasando a la beligerancia político-electoral, derecha versus izquierda.
Como el mismo partido político siguió en el poder, El Salvador siguió como un país de modelo neoliberal, sin moneda propia (todavía está dolarizado), hasta 2009, cuando la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) perdió las elecciones presidenciales para el FMLN (la frente de guerrilla se convirtió en partido político en 1992). Empezaba entonces un gobierno de izquierda, el primero de la historia del país. En 2014 el FMLN ganaba una vez más las elecciones.
De guerrillero a presidente
Salvador Sánchez Cerén, el actual presidente salvadoreño, fue uno de los guerrilleros del FMLN que negociaron con el gobierno de El Salvador los Acuerdos de Paz en 1992. “Eso es histórico: un presidente que fue miembro del FMLN hoy es presidente comandante general de las fuerzas armadas”, destacó Wilfredo Zepeda, secretario adjunto de Arte y Cultura del FMLN, en el panel-foro “Políticas Públicas y Cultura Viva Comunitaria”, el 30 de octubre, en el Cine Teatro de la Universidad de El Salvador.
“Estamos en un momento histórico que es fruto de las luchas populares que se gestaron como um processo contínuo a partir de la década de 1970, cuando surgen los movimientos revolucionarios”, añadió Zepeda. “Y el momento histórico que vive El Salvador es también un momento de disputa de hegemonía, no solo política, sino que una disputa de hegemonía cultural e ideológica. Nunca antes en la historia de El Salvador había estado en disputa eso.”
Según el secretario Ramón Rivas, la cultura nunca había sido un objetivo de país, pero ahora se ha convertido en uno de los pilares que sostiene el quehacer del gobierno. “Ya no nos referimos a la cultura como sinónimo de bellas artes, sino como la dimensión de vida que constituye la fuerza viva, creativa y colectiva del país.”
Las Casas de la Cultura
Una de las acciones del Plan Quinquenal de Desarrollo (“El Salvador, productivo, educado y seguro”, 2014-2019) es la implementación del programa Cultura Viva Comunitaria, por medio de la Dirección Nacional de las Casas de la Cultura para el Desarrollo de la Convivencia y del Buen Vivir. Las Casas de la Cultura hoy están en 155 municipios del país.
Ramón Rivas cuenta que las Casas de la Cultura eran espacios donde había una biblioteca y los encargados pasaban sus días prestando libros, recibiendo libros, cuidando para que no los robaran…. “Ahora no. Hoy las Casas de la Cultura son puntos de socialización. Son espacios de convivencia donde hombres, mujeres, niños y sobretodo jóvenes, en lugar de estar en la esquina y que sean presas de las maras y otros grupos delincuenciales, ahí tienen un espacio donde pueden encontrarse, entretenerse.”
César Pineda, el director nacional de las Casas de la Cultura, también resalta que las casas, antes tan preocupadas con la biblioteca, hoy son espacios de convivencia e intercambio de saberes. Espacios que dan poder al pueblo, que buscan restituir el bien común, el interés colectivo sobre el privado. “El pecado no es estar organizado. El pecado es un pueblo sin organización”, comenta el director, citando una frase de Monseñor Romero, el obispo mártir de los salvadoreños.
Y es así que el 2º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria acaba marcando un antes y después en el abordaje de la temática cultural en el pequeño país centroamericano: con el pueblo en movimiento, organizado y sonriente en las calles, participante de su destino.