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Tantanakuy: donde todos se encuentran para celebrar la música de la tierraTantanakuy: donde todos se encuentran para celebrar la música de la tierra

Por IberCultura

Em25, Sep 2015 | Em | PorIberCultura

Tantanakuy: donde todos se encuentran para celebrar la música de la tierra

En la Quebrada de Humahuaca, uno de los paisajes más singulares del noroeste argentino, hay un lugar que sirve desde hace 40 años de punto de encuentro para el arte y la cultura de la región. Su nombre es Tantanakuy, palabra quechua que significa encuentro de unos con otros. Surgido inicialmente como una reunión anual de amigos para celebrar la cultura regional, el Tantanakuy se convirtió en un importante centro cultural de la provincia de Jujuy donde niños, jóvenes y adultos aprenden que el desarrollo empieza por valorar las costumbres y tradiciones de sus pueblos.

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Los talleres de artes están entre las actividades ofrecidas a los niños de Humahuaca, en Jujuy

La historia del Tantanakuy se escribe en medio de los cerros multicolores, las casas de adobe y las calles estrechas y empedradas de Humahuaca. Es una historia de reconocimiento a los pueblos aborígenes, a los “hombres morenos” que allí vivieron y que se mezcla con la trayectoria de uno de sus creadores, el maestro charanguista Jaime Torres.

Uno de los grandes nombres de la música folklórica argentina, hijo de padre boliviano y madre chilena, Jaime Torres empezó a reunir en Humahuaca, a partir de 1975, artistas amigos como el músico Jaime Dávalos, el pintor Medardo Pantoja y el poeta Jorge Calvetti. Figuras de trayectoria internacional, que participaban de las fiestas en igualdad de condiciones con artistas locales, sin ninguna remuneración por estar presentes, satisfechos por compartir la música de la tierra, las costumbres y tradiciones — cosas que a veces parecen tan simples pero que son profundas y marcan el destino de los pueblos.

Así, al menos una vez por año, el Tantanakuy convertía en protagonistas a aquellos instrumentistas andinos no profesionales, pastores, mineros, alfareros que hacían la música del altiplano. Sin fines comerciales ni competitivos, los encuentros tenían un único objetivo: potenciar las manifestaciones que fortalecían la identidad cultural, regional y el intercambio de saberes.

El encuentro anual de amigos inspiró una versión para niños: el Tantanakuy infantil, creado en 1980. En 1987 se constituyó una asociación civil sin fines de lucro, con Jaime Torres como presidente. Después fue la vez de la Casa del Tantanakuy, centro cultural que se mantiene desde el año 2000 con actividades permanentes para rescatar la cultura de la zona de la Quebrada y Puna.

A cargo del músico Juan Cruz Torres (el cuarto de los cinco hijos de Jaime Torres) y su mujer, Aldana Loiseau, el centro cultural, además de organizar los encuentros, desarrolla un proyecto educativo y sociocultural que contempla una biblioteca popular, una sala de cine, un salón-auditorio de 110 metros cuadrados y espacios para talleres de música, telar, tejido, piano, guitarra, animación, teatro, danzas folklóricas, plástica, corte y confección regional y artesanal, entre otros.

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Aldana Loiseau y los niños de la Casa del Tantanakuy

La fiesta

Del 26 al 28 de agosto de 2015, tuvo lugar una gran fiesta popular en Humahuaca titulada “Tantanakuy, 40 años de identidad cultural”. “Todo salió muy bien y con momentos muy emotivos”, cuenta Juan Cruz Torres. La primer jornada, el 26 de agosto, se realizó en San Salvador de Jujuy un entrecruzamiento de músicos que no estaba previsto y que según Juan resultó “una linda mezcla de músicos y música”.

El día 27 se dieron charlas en el centro cultural, presentación de libros y revistas y proyección de videos recorriendo emotivamente los 40 años de la iniciativa. El día 28, al mediodía, compartieron una ceremonia tradicional del mundo andino, el corpachar (o darle de comer a la tierra), que se realiza siempre en el mes de agosto. “Fue muy emocionante compartir ese momento con muchos amigos y hermanos músicos”, dice Juan. Por la tarde comenzó el encuentro de músicos, en un gran escenario en la plaza del pueblo de Humahuaca. Como en los viejos tiempos.

El valle

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el año 2003, la Quebrada de Humahuaca se extiende por 170 kilómetros de valles y montañas, a lo largo de un importante itinerario cultural, el Camino del Inca, que abarca a otros países de la región, yendo desde la provincia de Córdoba hasta el Alto Perú.

El valle andino constituye un itinerario cultural de 10.000 años. Allí habitaron pueblos originarios de distintas etnias, que aún hoy conservan creencias religiosas, ritos, fiestas, arte, música y técnicas agrícolas, coexistiendo con la naturaleza, la Pachamama (la madre tierra), y todos los seres vivos a los cuales respetan.

Las raíces

Nacido en 1938 en San Miguel de Tucumán, al norte de Argentina, Jaime Torres creció escuchando sus familiares hablando a veces en quechua, oyendo los “hombres morenos” a llevar sus charangos con gran profundidad. Él se creó en este medio, tuvo su niñez en Cochabamba, Bolivia. Y aunque haya pasado la mayor parte de la vida en Buenos Aires, se mantuvo fiel a sus raíces y valores culturales.

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Jaime Torres, el maestro charanguista

Jaime Torres recibió las primeras enseñanzas sobre el charango del boliviano Mauro Nuñez, quien le construyó sus primeros instrumentos. Otros fueron hechos por su padre,  Eduardo Torres, un habilidoso ebanista chuquisaqueño. Creado por los pueblos criollos, probablemente en el siglo XVIII, el charango es un cordófono parecido a la vihuela española. Tiene algo de guitarra y elementos de mandolín (el tamaño, las cuerdas dobles, la caja abovedada). 

En las manos hábiles de Torres, el instrumento ha dejado de ser sólo acompañante, siendo apto para interpretar toda clase de melodías. Las clásicas son los huaynos, camavalitos, cuecas, bailecitos, chutunquis, pasacalles. El maestro charanguista ha tocado en todo tipo de escenario con idéntico fervor, desde las calles de Jujuy (al pie de monumentos o bajo centenarios árboles), hasta el prestigioso Teatro Colón de Buenos Aires y la Filarmónica de Berlín.

Tres preguntas para Juan Cruz Torres

1.Usted y su mujer viven en el centro cultural, en pleno corazón de Humahuaca, criando a sus hijas, proyectando cine para la barriada, dando talleres musicales, ensayando y grabando. ¿Por qué decidieron vivir ahí?

En 1998 se inauguró el Centro Cultural Casa del Tantanakuy, pero al no tener una persona que viviese en él las actividades eran muy limitadas. Desde el año 2000 propusimos comenzar con las actividades de cine y dibujo (mi mujer) y de música (yo). En ese momento vinimos a Humahuaca pensando en estar cuatro meses, pero fuimos extendiendo y prorrogando esas fechas y ya vamos pasando los 15 años. Fue revelador para nosotros y formamos una linda generación de chicos.

2.La Casa del Tantanakuy es Punto de Cultura desde el año 2012. ¿De qué manera eso cambió las actividades que venían desarrollando?

Pasar a ser un Punto de Cultura potenció distintas áreas y talleres de la casa. Fue un nuevo impulso en ese momento que estábamos en un cambio generacional, de los niños que dejaron de serlo y los nuevos que se fueron acercando. La experiencia en particular fue con un taller de música que fue dictado por uno de mis alumnos, lo que hace sentir que la herencia está asegurada. La sala de grabación recibió ayuda del programa para poder equiparse. De este modo estamos comenzando a desarrollar el primer estudio de grabación comunitário.

3. ¿Qué les enorgullece más de estos 40 años?

El orgullo de saber que desde Tantanakuy, tanto el encuentro como el centro cultural han sido motivadores de muchísimos artistas. O sea, gracias a este encuentro muchos niños se animaron a cantar, a tocar instrumentos nativos. Eso era algo que se estaba perdiendo y que mi padre advirtió allá por 1973. Entonces este encuentro fue un motivador para el rescate y conservación de la cultura. Antes muchas personas sentían vergüenza de su origen, cultura y costumbres. El Tantanakuy revirtió esa vergüenza y la transformó en un movimiento grande, con músicos de la región de la Quebrada de Humahuaca y Jujuy que dieron a conocer su arte, cultura y a sentir orgullo de su origen.

 

(*Texto publicado el 25 de septiembre de 2015)

Asista el video en que Jaime Torres toca «Diablo suelto»

Asista el video en que Jaime Torres habla sobre el Tantanakuy

Asista el video de Wayuro sobre el Tantanakuy