Experiencias
Por IberCultura
Em27, Ago 2015 | EmBrasil | PorIberCultura
Mestre Brasil, el griô que llevó la capoeira a 25 comunidades de Caxias do Sul
Mestre Brasil se acuerda del día en que fue invitado a una reunión nada habitual. A su lado estaban dos delegados de policía, un sargento, un coronel. ¿El asunto? Polución sonora y homicidios. Sin entender bien lo que pasaba, comentó con un colega: “No sé por qué estoy acá”. Conversación va, conversación viene, el delegado hablaba sobre la reducción de asesinatos en la región hasta que el coronel intervino: “Estoy de acuerdo con todo, pero eso se da también gracias a aquel hombre que está sentado allí. Por eso lo invité, porque es quien está en la zona periférica, donde la policía no tiene acceso”. Y era gracias a iniciativas como las del Mestre Brasil que la violencia empezaba a disminuir en algunas comunidades de Caxias do Sul (Rio Grande do Sul, Brasil).
“Llevamos el programa Cultura Viva, la capoeira, dentro de las escuelas de comunidades donde la policía no accedía”, cuenta el maestro griô. “Un mes después la policía ya estaba allá, practicando capoeira con los niños. Invitamos a los policías a jugar porque también son parte de la sociedad. Ellos saben que no son bien vistos, saben que a veces la sociedad tiene razón, a veces no. Pero el Cultura Viva está cambiando eso, impactando la educación, la seguridad.”
Nacido en el municipio de Vacaria (Rio Grande do Sul), y viviendo en Caxias do Sul desde el año 1976, Diógenes Antônio de Oliveira Brasil empezó en la capoeira en 1979. Cinco años después, ya enseñaba esta práctica a los niños de la comunidad donde vivía. “No vivo de capoeira, pero pude montar un sistema de trabajo que une cultura y educación social. Y algunos que empezaron conmigo en la niñez, con cinco años, hoy están con 30 y reproducen el trabajo”, celebra.
En Caxias do Sul, donde el primero registro de capoeira se remonta al año 1967, el Mestre Brasil actúa en dos Puntos de Cultura. El más antiguo es el Grupo de Capoeira Conquistadores da Liberdade, que atiende alrededor de 2.500 personas de 5 a 60 años, en 25 barrios de la ciudad. Como no tiene sede propia, lleva a los centros comunitarios las clases de capoeira, danza afro y actividades afines. El punto más reciente, Raízes da Vida, ofrece a aproximadamente 300 personas talleres variados, desde capoeira hasta hip-hop y circo.
Aunque tenga dificultades con la prestación de cuentas y de que el 80% de los recursos que recibe no venga del Cultura Viva – son de las colaboraciones que hace con otras entidades, ofreciendo formación a los chicos de la villa –, el Mestre Brasil es enfático cuando habla sobre el programa, transformado en política de Estado en 2014. “El Cultura Viva es realmente una diferencia. Es un concepto de política pública sencillo y eficaz, que va a revolucionar el país.”
Intercambio
Además del trabajo que hace en el estado de Rio Grande do Sul, el Mestre Brasil mantiene desde 2005 un proyecto de intercambio cultural con Uruguay. Son seis las ciudades del otro lado de la frontera en las que actúa: Montevideo, Rivera, Tranqueras, Tacuarembó, Maldonado y Salto. “Ya había capoeira allá cuando llegué. Como había muchas historias de drogadicción, y hacíamos un trabajo antidrogas, las personas empezaron a acercarse”, destaca.
Encantado por la historia, empezó a estudiar historia afrouruguaya (en intercambio con un historiador uruguayo, centrado en la historia afrobrasileña) y conocer un poco más de su cultura, del candombe, de la capoeira local. En Rivera, por ejemplo, tuvo la satisfacción de cambiar el rumbo de la historia de un drogadicto que hoy hace el proceso inverso. En Maldonado, tuvo la alegría de ver a los chicos de la periferia asistiendo un espectáculo en uno de los famosos casinos de la vecina Punta del Este.
Cultura de paz
La capoeira que el Mestre Brasil practica es la del Mestre Índio, del Mercado Modelo de Salvador (Bahía). A través de ella, trabaja la cultura de paz, enfatizando cuestiones como el valor de la familia, de la cultura negra, el combate a los prejuicios y la intolerancia. “Nuestra primera lección se refiere a la relación con los padres. Porque todo hijo, para nosotros, tiene que querer a los padres. Aunque uno no conozca a su madre o a su padre, intentamos rescatar, fortalecer los vínculos familiares. Con el paso del tiempo percibimos que eso hacía una diferencia en su vida.”
La dinámica funciona más o menos así: “Sentado en círculo con los niños, empiezo a contar que cuando su madre supo que estaba embarazada, se preocupó con las adiciones que tenía, con la comida que comía. Digo que sólo por saber que estaba embarazada ya tenía toda una preocupación, ya soñaba… Digo eso para que los hijos vean que debemos un favor a los padres, para que sepan comprender y querer a los padres tal y como son”.
Para llegar a esa conclusión y ponerla en práctica junto a la capoeira, el maestro hizo una larga investigación. Durante 10 años, conversó con presidiarios, prostitutas, con personas que enfrentaban serios problemas en la vida y parecían culpar al padre o a la madre por lo que pasaban. Y que al final se daban cuenta de que, al contrario de lo que pensaban, no querían a sus padres. “Testé conmigo. Busqué a mi padre y le agradecí por ser mi padre. También agradecí a mi madre por ser mi madre. Eso nos da paz interior”, enseña.
Hace unos 20 años que el Mestre Brasil enseña a los niños la importancia de querer a los padres. “Es una experiencia que funciona”, garantiza el maestro, adepto desde siempre a la cultura de paz. “Creo que nadie debe pasar por aquí sin dejar huella. Por eso decidí hacer un trabajo social (…) pensando en la cultura como moneda de valor simbólico, para que el otro se acerque. Acabé formando varias personas que hoy viven de capoeira. Algunos se dirigieron hacia la música, otros el teatro o la pacificación social. Es muy gratificante.”