Experiencias
Por IberCultura
Em17, Jun 2021 | EmCosta Rica | PorIberCultura
Asociación Masaya: un mundo más solidario a través del teatro y del aprendizaje cooperativo
(Fotos: Asociación Masaya)
En Costa Rica existe una asociación sin fines de lucro integrada por personas que están convencidas de que un mundo más solidario es posible a través del aprendizaje cooperativo y del arte como herramientas de transformación. Creada en 2007 en Caracas, Venezuela, la Asociación Masaya (Teatro Más Convivencia) está presente desde 2012 en Costa Rica, dónde ha capacitado a diferentes personas (líderes de comunidades y del ámbito educativo) para que puedan mejorar las relaciones multiplicando espacios de convivencia en sus ámbitos de trabajo. A ellas les gusta llamar “personas multiplicadoras de solidaridad”.
En la Metodología Masayera, para lograr una sana convivencia en comunidad es necesario que cada persona esté atenta al autocuidado (o “auto-cuido”, cómo le dicen en Masaya), aquí entendido como el cultivo y cuidado del yo de una manera integral, y al que ellos llaman de “colecti-cuido”. Para la asociación, “colecti-cuido” es la intención de una comunidad de cuidarse entre sí, valorando y motivando el autocuidado de manera colectiva.
Una persona masayera, según el glosario de la organización, es aquella que asume el aprendizaje cooperativo como estilo de vida. Con sus errores y aciertos, busca posibilitar relaciones solidarias y disfrutar los diferentes retos que se dan al vivir y convivir en comunidad. Atenta al autocuidado, busca mantener un equilibrio entre la energía que sale de sí, y la que logra recargar. Y sabe de la importancia de seguir constantemente en formación.
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Las capacitaciones
Transitando del “auto-cuido” al “colecti-cuido”, la Asociación Masaya ofrece servicios de formación como el Programa Redes de Apoyo Mutuo, dirigido a habitantes de comunidades que quieren mejorar la forma en que autogestionan sus procesos de vinculación comunitaria. La iniciativa abarca cinco áreas: integración comunitaria, herramientas de facilitación, gestión de eventos comunitarios, plan de gestión para la captación de fondos y tecnologías de información para el fortalecimiento comunitario. Otro programa masayero, la Metodología SEn (Sentir Educándo-nos), está centrado en motivar y acompañar al personal del ámbito educativo.
Además, la organización cuenta con talleres de corta duración para facilitar procesos grupales. En el taller “Actuando en Común-Unidad”, por ejemplo, se intercambian conocimientos, aciertos y desaciertos al educar en diversidad de contextos. En el taller “¿Cómo facilitar procesos grupales?”, con las herramientas del teatro y el aprender cooperativamente, han encontrado una forma de posibilitar mejorar la cohesión grupal de equipos de trabajo (de empresas, ONGs e instituciones educativas).
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Primeros talleres
Cuando decidieron crear la organización en Caracas, en el año 2007, Vyana Preti y Ricardo Salas Correa trabajaban en la producción de musicales. Entre una función y otra, conversando sobre cómo podrían llevar a otros lugares el “caos positivo” que vivenciaban con el elenco detrás del escenario, decidieron unir la experiencia que desde niña tenía Vyana en las artes escénicas y Ricardo en el quehacer comunitario. Y así pasaron a realizar talleres con enfoque a herramientas de facilitación y cohesión grupal.
Otras personas fueron se incorporando a la propuesta masayera y rápidamente se dieron cuenta de su potencial para trabajar en comunidades bajo el estigma de la violencia. Teniendo el teatro como una herramienta fundamental de expresión, que potencializa los espacios de convivencia, fueron jugando y creando herramientas pedagógicas, técnicas grupales, documentando y compartiendo los aprendizajes.
Cuando se refieren a técnicas grupales, las y los masayeros lo usan como un genérico que abarca ejercicios teatrales, dinámicas de grupo y juegos cooperativos. En el sitio web de la organización hay una serie de técnicas grupales para reproducir, así como “5 sugerencias” para temas variados. Entre ellos, cómo documentar procesos grupales, cómo realizar actividades comunitarias al aire libre, cómo hacer convocatorias en comunidades, cómo trabajar en red entre organizaciones o cómo usar música como recurso pedagógico, por ejemplo.
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Puntos de Cultura
La Asociación Masaya fue seleccionada tres veces en las convocatorias de Puntos de Cultura lanzadas por el Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica. En 2016, el proyecto desarrollado fue “Punto Teatro”, que tenía como objetivo crear una red de apoyo solidario entre organizaciones provenientes de comunidades estigmatizadas como violentas. En 2019, el proyecto “Removernos” dio continuidad a un proyecto realizado en la Escuela Inglaterra, por parte del Colectivo R3M, donde trabajaban con niños y niñas el abordaje de habilidades socio-emocionales a través de clases de danza. (La asociación trabajaba en paralelo con las/los docentes, con la Metodología SEn).
En 2021, el proyecto ganador de la convocatoria de Puntos de Cultura fue “Conexiones empáticas”, una serie de talleres previos al 3º Festival Internacional Comunitario (FIC): Cultura Periférica, que este año se desarrollará en modalidad virtual, del 6 al 19 de septiembre. El 3º FIC es una producción conjunta de Masaya y dos colectivos brasileños: el Grupo Levante de Teatro del Oprimido y el grupo de teatro de mujeres negras Morro Encena. La primera edición del festival tuvo lugar en la comunidad La Carpio, en Costa Rica. La segunda, en 2019, se llevó a cabo en Belo Horizonte, Brasil.
Cori Salas Correa, hermana de Ricardo que vive en Brasil y también es parte de la junta directiva de la Asociación Masaya, fue quien hizo la conexión con las organizaciones brasileñas. “Su disposición a conectarnos con otras iniciativas socioculturales ha sido clave en este proceso”, comenta Ricardo en entrevista por e-mail al programa IberCultura Viva.
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Quiénes son
Venezolano que reside en San José (Costa Rica) desde 2012, Ricardo Salas Correa es pedagogo graduado en la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas), con postgrado en Gestión de Emprendimientos y Ciudades Creativas (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Desde su infancia ha estado ligado al trabajo comunitario y participado en diferentes organizaciones sociales, y en los últimos años se ha especializado en formación de formadores.
Layly Castillo Lucena, que comparte con él la entrevista, también es venezolana y cofundadora de la Asociación Masaya. Educadora con más de 15 años de experiencia, profesora egresada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Vargas, Venezuela), se ha dedicado a compartir y aprender conocimientos en diversos escenarios educativos, asumiendo roles como coordinadora pedagógica y directora, además del trabajo de aula con niños y niñas en varios centros de educación inicial.
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Entrevista// Ricardo Salas y Layly Castillo
Masaya surge en 2007, en un contexto de violencia en Venezuela. ¿Cómo se dio esta relación entre lo que pasaba en los musicales en los que ustedes (Ricardo y Vyana) trabajaban y el quehacer comunitario?
Ricardo: Me crié en el contexto de un movimiento cooperativo de base, en la ciudad de Barquisimeto, Venezuela, llamado Red Cecosesola, por lo que lo comunitario lo he traído conmigo desde antes que naciera. Por ello, cuando me gradué como pedagogo quería poner los aprendizajes que fuera adquiriendo al servicio de acciones con impacto social. Por otra parte, Vyana (Preti), desde niña había estado ligada al mundo del teatro tanto como actriz, como en producción. Sumado a esto está el hecho que en la Venezuela del 2007 las violencias urbanas se hacían sentir con mucha fuerza en diferentes ámbitos. Y en comunidades bajo el estigma de la violencia el promover una mejor convivencia cobraba mucha mayor relevancia.
Por todo lo anterior es que estando detrás del escenario de los musicales, función tras función, Vy y yo fuimos conversando sobre cómo podíamos fusionar lo comunitario y las herramientas teatrales a favor de sumar en el gran problema de las violencias en Venezuela.
Desde el principio la idea era capacitar a personas líderes de comunidades y a personas educadoras? ¿Para que pudieran ser multiplicadoras de la metodología?
Ricardo: Desde el 2007 y hasta el 2016 hacíamos capacitaciones tanto a personas líderes comunitarias, personas educadoras como comunidad en general (niños, niñas, jóvenes, personas adultas…). Fue a partir del 2017 que identificamos, luego de toda la experiencia vivida, que si queríamos generar un mayor alcance de nuestro impacto social era fundamental centrarnos solo en personas que pudiesen multiplicar espacios de formación a través de nuestra Metodología Masayera.
Por ejemplo, ahora en lo que respecta a procesos formativos en comunidades bajo el estigma de la violencia, en vez de ir a dar un taller para la comunidad en general y que quede muy lindo y de excelente calidad, pero que al irnos no hay muchas posibilidades de que eso genere un cambio sostenible, ahora, nos centramos sólo en las personas que lideran los procesos grupales de dichas comunidades y con ello poder generar una mayor escalabilidad, ya que al irnos, dejamos a personas de las propias comunidades con herramientas para que multipliquen lo aprendido.
¿Cómo gestionar reuniones vecinales eficientes? ¿Cómo grabar videos con celular para sistematizar y difundir procesos comunitarios? ¿Cómo producir eventos comunitarios? … son parte de las interrogantes que en colectivo resolvemos en nuestras capacitaciones para personas líderes comunitarias.
Con la mudanza de Venezuela para Costa Rica, ¿hubo algún cambio en relación al público con el que trabaja la asociación? ¿Ustedes continúan trabajando en Venezuela o en colaboración con colectivos venezolanos?
Layly: Cambiaron muchas cosas. En Venezuela, éramos una cooperativa y era muy variado el público con el que compartimos, desde niños y niñas hasta personas adultas educadoras, facilitadoras y líderes de comunidades; muy sabroso tener la posibilidad de explorar lo que nos encanta hacer y así ir descubriendo con el tiempo en que nos centraríamos.
Ya en Costa Rica registramos a Masaya como una empresa, era para ese momento lo más sencillo, ya que nos permitía seguir en un nuevo país haciendo lo que nos apasiona, requiriendo solo dos personas para registrarla. Seguidamente, cuando ya éramos un equipo un poco más grande, nos registramos como una asociación sin fines de lucro, y continuamos trabajando con todo público, es decir, con toda comunidad o grupo de personas que requiriera apoyo para obtener herramientas para mejorar su convivencia. Pasado el tiempo, y luego de muchos aciertos y desaciertos, fuimos centrando nuestro quehacer a personas educadoras y personas líderes comunitarias, a las que nos gusta llamar personas multiplicadoras de solidaridad.
Actualmente trabajamos y colaboramos con personas en Venezuela y con venezolanos que hacen vida en otros países también. Un ejemplo es Cecosesola, con quienes compartimos muchas experiencias desde lo presencial, como ahora en lo virtual.
Ustedes trabajan con talleres contratados y también con procesos de capacitación gratuitos a personas líderes y educadoras. ¿La contratación ayuda a financiar los procesos gratuitos?
Ricardo: Así es, nuestro modelo de negocio (a diferencia de muchas ONG´s) depende en un 99% de la venta de servicio (no de donaciones) a instituciones -y personas- que cuentan con el dinero para pagar por nuestros servicios de formación, y como somos una organización sin fines de lucro, el dinero adquirido como «ganancia» se reinvierte en un 100% en el impacto social de nuestro quehacer. Por lo que esto nos permite que con la venta de los servicios, financiamos las acciones que a bajo costo -o sin costo alguno- generamos para personas líderes y personas educadoras. Algunas de estas acciones son: Banco de Recursos pedagógicos ubicados en nuestra web, producción y difusión de videos educativos, realización de las sesiones de Masaya Puertas Abiertas, donaciones de cupos a nuestro curso asíncrono llamado ¿Cómo facilitar clases virtuales cautivadoras?, entre otras acciones de impacto social.
¿Ya pueden ver los resultados de esos años de trabajo en las comunidades?
Ricardo: A nivel de las relaciones humanas que mantenemos con estas personas, lo que vamos viendo que van replicando y cómo nos expresan que recuerdan positivamente lo aprendido, podemos decir con toda la certeza que sí. Sólo debemos reconocer que requerimos profundizar la forma en que desde Masaya medimos el impacto de nuestro quehacer. Nos emociona saber que con nuestras experiencia de más de 13 años, hemos impactado a más de 6.000 personas, coproduciendo historias con más de 70 organizaciones del sector público y privado, que hacen en vida en diferentes países de América Latina, a través de modalidad presencial, virtual y mixta.
Ustedes fueron seleccionados en la convocatoria Puntos de Cultura del Ministerio de Cultura y Juventud 2021. ¿Ya habían sido seleccionados antes con otros proyectos, no? ¿Han establecido una buena relación de trabajo colaborativo con el Estado?
Layly: Sí, tenemos la alegría de decir que somos la primera asociación en Costa Rica en ganar 3 veces la convocatoria de Puntos de Cultura. La primera fue en 2015, la segunda en 2019, y ahora en 2021 con el proyecto «Conexiones Empáticas». Tenemos una relación muy transparente y de confianza con personas que forman parte de este fondo concursable, y esto ha sido posible gracias al buen manejo que le hemos dado siempre al apoyo de puntos de cultura. Hemos aprendido a ser más eficientes en la aplicación de presupuestos, en la sistematización del proceso y hemos siempre mostrado con evidencia el buen manejo de los fondos. Nos sentimos agradecidas, ya que sin duda ha representado una escuela.
La Asociación Masaya es una de las organizadoras del Festival Internacional Comunitario, en colaboración con dos grupos de Belo Horizonte (Brasil). De qué manera los intercambios con grupos de Brasil y Argentina han contribuido para el trabajo de la asociación?
Ricardo: En la Metodología Masayera asumimos el aprendizaje cooperativo como un estilo de vida, y lo hacemos porque estamos convencidas que trabajando/aprendiendo con otras personas la vida se hace más sabrosa, y coproducir el Festival Internacional Comunitario (FIC) no ha sido la diferencia. En las dos primeras ediciones, así como en esta que haremos en pocos meses, el poder trabajar en equipo junto a personas de diversas nacionalidades y realidades es una maravilla.
Es importante resaltar que en cada edición ha variado las organizaciones que lo coproducimos, pero donde siempre nos hemos mantenido el Grupo Levante y nosotras de Asociación Masaya. En la 3era edición, sumamos como organización co productora a Morro Encena, así que estamos super felices de contar con este gran equipo, más todas las personas que de una u otra manera apoyan nuestro quehacer, como por ejemplo Celina Morder y Estefanía Castillo, quienes tienen un rol fundamental en todo lo referido a la difusión.
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Una curiosidad: leí que desde la infancia has estado ligado al trabajo comunitario… De qué manera? Tus padres tenían algún trabajo con/en/para la comunidad?
Ricardo: Mi padre y mi madre desde hace más de 40 años forman parte de la Red Cecosesola, conformada actualmente por más de 50 organizaciones comunitarias sin fines de lucro, en diversas actividades, como abastecimiento, funerario, autofinanciamiento, salud y entre otros. Aquí podrán conocer detalles de esta importantísima organización 100% autogestionaria que genera incidencia en más de 5 estados de Venezuela.
La Red Cecosesola ha sido parte de todas las ediciones del FIC, facilitando una sesión de taller/conversatorio como organización invitada, tanto en Costa Rica como en Brasil. Por lo que no es casualidad que en «Conexiones Empáticas», que estamos gestionando actualmente, en los diferentes talleres que estamos realizando, haya participación de algunas personas integrantes de esta red cooperativa.
De qué manera la pandemia ha afectado el trabajo de ustedes? ¿Siguen haciendo capacitaciones de manera presencial? ¿La pandemia de Covid-19 ha resignificado el uso del espacio público en las comunidades donde actúan en Costa Rica?
Layly: La pandemia, como a muchos, nos cambió la vida. En Masaya buscamos seguir adelante adaptándonos al nuevo contexto. Viendo que los procesos ahora estaban siendo virtuales, pensamos en cómo poder apoyar a personas que lideran procesos grupales para que sus prácticas no perdieran la esencia, el dinamismo y sobre todo lo humano. Como lo virtual se volvió nuestra nueva forma de conectar con las personas, lo presencial por ahora es complejo, ya que cuidarnos es vital para que Masaya siga siendo operativa. Nuestras capacitaciones nos han permitido reunirnos con personas de varios lugares del mundo para conversar, reflexionar y compartir sentires y saberes con aquellas personas que como nosotras, habían volcado sus prácticas a lo virtual.
Actualmente Costa Rica enfrenta el mayor pico de contagios y esto ha hecho que las medidas sean más apretadas y por ende que los espacios públicos aún sigan cerrados en prevención; esperamos pronto retomar con conciencia y responsabilidad el uso de estos lugares que nos invitaban a vivir desde el encuentro. Nos da orgullo saber que cuando se pueda retomar la presencialidad nuestra Metodología Masayera sea más «todo terreno», ya que podremos complementar procesos presenciales con sesiones virtuales síncronas, así como con acciones pedagógicas asíncronas.
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(*Texto publicado el 17 de junio de 2021)
Conoce más sobre la Asociación Masaya: www.asociacionmasaya.org/
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