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Experiencias

Arpegio: música, solidaridad, inclusión y responsabilidad

Por IberCultura

Em21, Oct 2015 | Em | PorIberCultura

Arpegio: música, solidaridad, inclusión y responsabilidad

En mayo de 2004, Joe, Diego y Edwin, tres instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Trujillo, en el norte de Perú, decidieron enseñar música a niños con pocos recursos económicos. Comenzaron con 30 flautas dulces en el distrito de El Porvenir. Tras seis meses, la Fundación Avina les dio los primeros instrumentos sinfónicos. En 2005, vino el primer concierto en la Feria del Libro de Trujillo. Y el proyecto fue creciendo. A lo largo de esos 11 años pasaron por la Asociación Cultural Arpegio cerca de 2,000 niños y adolescentes.

Actualmente Arpegio cuenta con un promedio de 400 a 450 alumnos por año. A través de sus núcleos musicales, brinda clases de música gratuitas a chicos de barrios de alto riesgo, en distritos aledaños a Trujillo, como El Porvenir, La Esperanza, Huanchaco y Huanchaquito. Los núcleos logran acercar el arte y la música a la vida de los niños, ofreciéndoles mayores oportunidades para el futuro y ayudándolos en su desarrollo personal.

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La Esperanza es uno de los nucleos musicales de la asociación

Hoy están en actividad cuatro orquestas: Orquesta de Barro (nivel avanzado), Orquesta de Tierra (nivel intermedio), Orquesta de Agua (nivel inicial) y Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote (un proyecto desarrollado en alianza con el Centro Cultural Centenario y financiado por una empresa privada).

La Orquesta de Barro, la más antigua, empezó como un proyecto social y hoy reúne a los mejores alumnos de los núcleos musicales y de la academia de música de la asociación. Algunos de los que allí comenzaron sus estudios ahora tocan en la Orquesta Sinfónica de Trujillo y de Piura. Otros están en conservatorios de Lima, Brasil y Alemania. Y otros brindan clases a los niños de la asociación.

Es el caso del profesor de violín Branko Carranza Rabanal. Empezó a tocar el instrumento a los diez años de edad en Arpegio. Pasó a integrar la Orquesta de Barro en 2010, viajó a Alemania como parte del intercambio con la Sinfonieorchester der Droste Hülshoff Schule, y actualmente es profesor de violín en la Academia de Música Arpegio e instructor de la Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote.

Paul Bazalar Moncada, el director artístico de Arpegio, también empezó sus estudios musicales en el proyecto. Empezó con el violonchelo en el año 2004. Cuatro años después viajó a Venezuela durante tres meses, a invitación del maestro José Antonio Abreu. En el 2010 y 2012, obtuvo clases de dirección junto al maestro Michael Riedel en Berlín. Laborando como docente desde 2008, Paul Bazalar Moncada hoy es el director principal de la Orquesta de Barro y de la Orquesta de Tierra.

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La Orquesta de Barro reúne a los mejores alumnos de los núcleos y de la academia

Líneas de acción

Reconocida como Punto de Cultura en 2013, Arpegio es una asociación sin fines des lucro que apuesta por valores como solidaridad, inclusión, responsabilidad y reciprocidad. Cuenta con tres líneas de acción: los núcleos musicales, la academia de música y la Orquesta de Barro. Los núcleos se corresponden con los distritos periféricos de Trujillo. La Orquesta de Barro, formada por los mejores alumnos de los núcleos y de la academia, está dividida en dos (A y B) y a lo largo de sus 10 años ha ofrecido más de 100 conciertos en Perú.

La academia, creada en 2006, es el mayor soporte económico de la asociación, ya que el pago realizado por los chicos de mejores condiciones financia el trabajo con los núcleos y orquestas. Los mejores alumnos de los núcleos son becados. En la academia, el 52% del total de alumnos paga mensualidad completa, el 6% recibe media beca y el 42% restante recibe beca completa.

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Clase de violin en El Porvenir, donde el proyecto empezó, en 2004

Con 15 salones, una sala de ensayos y tres oficinas, la Academia de Música Arpegio se ubica cerca del centro de Trujillo, en la casa que era de los padres de Joe y Diego Rodríguez, los fundadores de Arpegio. Edwin Fernández, el tercer de los fundadores, tras un  año y medio de dedicación se retiró por sobrecarga de trabajo (se había quedado sin voz de tanto trabajar). Joe y su hermano Diego siguieron con la iniciativa.

Diego, además de músico (es el primer violín de Orquesta Sinfónica de Trujillo), es empresario y con su dinero privado apoya a Arpegio. También lleva la parte administrativa. Joe, a su vez, trabaja como consultor para una empresa de turismo alemana y es socio de un colegio privado bilingüe con sistema Montessori en Trujillo.

“En este colegio se hace música todos los días y es parte de la currícula como cualquier otra materia”, resalta Joe, que desde 1999 es primera flauta en la Orquesta Sinfónica de Trujillo. Él comenzó a estudiar flauta travesera en el Conservatorio Regional de Música y a los 19 viajó a Alemania para seguir sus estudios musicales en Detmold. En 2014 la Universidad de Friburgo le concedió el título de doctor honoris causa. “Para nosotros Arpegio es devolver lo que la vida nos ha dado”, afirma.

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Integrantes de la Orquesta de Barro y de la Orquesta Infantil Juvenil de Chimpote participaron del concierto Perú Sinfónico, en julio

 

Tres preguntas para Joe Rodríguez González

 

1.¿La idea de enseñar a niños de comunidades de bajos recursos tuvo que ver con su experiencia en Alemania en los años 90?

La idea de comenzar Arpegio la planteé a mi regreso de Alemania, en parte motivado por las cosas que había visto allá. Como estudiante universitario, tuve la oportunidad de dar clases en Alemania y pude ver que la gran mayoría de niños alemanes tiene acceso a la educación musical.

Parece raro pero hasta el momento en que partí a Alemania nunca había visitado realmente un pueblo joven, solo había pasado por ahí y ya. Yo creo que al nacer aquí, la pobreza y la miseria eran parte del paisaje y de la normalidad, creo que como adolescente de la clase media no tomas conciencia de lo que eso realmente significa y que tú puedes hacer algo por cambiar las cosas. En Alemania pasaban documentales sobre Perú y me mostraron una realidad que no conocía de cerca, naturalmente sabes de la pobreza pero todo parece normal cuando es lo único que conoces. Para mí Alemania fue tener la posibilidad de comparar realidades y fue muy chocante.

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Joe es uno de los fundadores de Arpegio

2.Ustedes empezaron con lecciones de flauta dulce a 30 niños en El Porvenir. Al año siguiente ya tenían los primeros instrumentos sinfónicos y recibían un premio. ¿Imaginaba que el proyecto crecería tan rápidamente?

Cuando comenzamos con el proyecto no pensamos nada, solo comenzamos. Tuvo una increíble resonancia en parte por la falta total de expresiones musicales clásicas. Nosotros abrimos la puerta para muchos proyectos posteriores en esa dirección, nos han visitado y hemos asesorado a otros emprendedores. En el concierto inaugural de sinfonía por el Perú tocaron como 25 de nuestros chicos en dicha orquesta. Estamos ayudando a un grupo de chicos de Huancayo a implementar su proyecto.

3.Imagino la dificultad de trabajar sin recibir un sueldo. Sin embargo la formación no sólo de músicos sino también de profesores es muy gratificante ¿no? ¿Ha valido la pena?

Mi hermano y yo nunca hemos recibido un sueldo de Arpegio y es nuestro deseo que así continúe. Para nosotros Arpegio es devolver lo que la vida nos ha dado. Tuvimos la oportunidad de conocer la música desde muy niños y sentimos que es una experiencia increíble que nos ayudó en todo sentido en nuestro desarrollo personal. (…)

Los padres se están convenciendo cada día de la importancia de la música en la vida de sus hijos y se interesan por Arpegio ya que los profesores que enseñan a sus hijos son músicos que han crecido en Arpegio. De esta manera tratamos de acercar las clases sociales ya que, para mí un proyecto social encierra a la sociedad en su conjunto, sin importar la condición económica ni social de los actores. Si queremos hacer algo social, involucremos a todos, que la sociedad somos todos y solamente creciendo juntos haremos una sociedad un poco más justa.

 

(*Texto publicado el 21 de octubre de 2015)

 

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