Cultura Viva
20 Años de Cultura Viva en Brasil: un acto de celebración de la “historia victoriosa” de la política nacional de base comunitaria
Em 15, Jul 2024 | Em Cultura Viva, Noticias, Países miembros |
(Fotos: Amanda Tropicana/MinC)
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Después de tres días de reflexiones, diálogos, debates e intercambio de saberes –y tambores, cantos y danzas y ‘amorosidad’–, el Encuentro Nacional de Cultura Viva 20 Años llegó a su fin con un acto de celebración en Salvador (Bahía), el sábado 6 de julio. En el acto de clausura participaron la ministra de Cultura, Margareth Menezes; el exministro Juca Ferreira; la secretaria de Ciudadanía y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura y presidenta de IberCultura Viva, Márcia Rollemberg, entre otras autoridades, gestores/as, investigadores/as y hacedores/as de cultura de todas las regiones de Brasil.
En el escenario de Casa Rosa, además de mencionar a algunas personas que contribuyeron a la construcción de “esta historia victoriosa que es la política de Cultura Viva”, la ministra recordó las Bases de Apoyo Cultural, que terminaron siendo una semilla para la construcción e implementación de la política Cultura Viva. También envió un abrazo a todos los Puntos y Pontones de Cultura, “que son protagonistas y potenciadores de las expresiones y manifestaciones culturales, de la memoria, de la identidad cultural de Brasil, desde los territorios”.
“Como llamas encendidas en nuestro país, los Puntos de Cultura representan la pluralidad de nuestra diversidad cultural en las más diversas expresiones, manifestaciones y pensamientos culturales, en las periferias, en las favelas, en las comunidades indígenas, en los quilombos, en las comunidades tradicionales, en los bosques, en el campo, en las ciudades. Cultura digital, cultura tradicional, cultura popular, cultura contemporánea, de la juventud, de la infancia, de las personas mayores. Son espejos del potencial cultural brasileño”, añadió.
Margareth Menezes también destacó que la Política Nacional de Cultura Viva es el resultado de un largo proceso de escucha, diálogo, debate, involucrando a la sociedad civil, los Puntos de Cultura, parlamentarios, gestores municipales y estatales y universidades. “Es una política construida por mucha gente. Es un legado del pueblo brasileño. Cultura Viva materializa la conexión entre cultura, educación, desarrollo, inclusión social, ciudadanía, como política cultural integral y descentralizada, en red y en diálogo, junto con las comunidades, con los territorios, con todo Brasil”.
Según ella, a lo largo de estos 20 años, la política de Cultura Viva demostró “la resiliencia de las personas, la fuerza de la actividad cultural comunitaria, como herramienta de transformación social, de inclusión y también generadora de empleo e ingresos”. “Es significativo que esta política se base en la necesidad de construir un mundo más justo e igualitario, guiado por los valores democráticos y la justicia social. (…) “Como dijo una vez Gilberto Gil, si desde un punto podemos rehacer el mundo, desde muchos puntos reunidos, fuertes y visibles, presentes, activos, trazaremos muchas líneas para cambiar las cosas y vencer los prejuicios”.
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Una idea que surgió en una conversación informal
Juca Ferreira, que en 2004, año del lanzamiento de Cultura Viva, era secretario ejecutivo del ministro Gilberto Gil, dijo que la idea del programa nació en los primeros meses del gobierno Lula. Según él, después de asumir el Ministerio de Cultura en enero de 2003, Gil creó una rutina con su equipo: todos los días, alrededor de las seis de la tarde, había una conversación informal en el despacho del ministro. En ese círculo, sin ningún orden preestablecido, las personas que habían salido a realizar sus tareas contaban lo que habían visto, las ideas que habían tenido, las ideas que alguien había sugerido. “Fue uno de los momentos más ricos del Ministerio de Cultura”, recordó Ferreira, quien asumiría el Ministerio en 2008.
En una de estas conversaciones, Gil dijo que donde quiera que iba era buscado por las y los mestres de las culturas populares. Un grupo que hasta entonces no gozaba de gran prestigio en el Ministerio de Cultura, siempre muy dedicado al “arte consagrado”, a la élite brasileña. Dispuesto a cambiar eso, el ministro preguntó a las y los gestores: ¿qué hacer? “La provocación de Gil generó una charla muy animada. Todos los que estuvieron allí tenían contacto con grupos de capoeira, cineclubes, grupos de arte urbano, maracatus, había una cantidad enorme. Luego, después de mucha conversación, me dijo: ‘Juca, ocúpate de esto’”. Investigando por aquí y por allá, el entonces secretario ejecutivo llegó al nombre de Célio Turino para liderar este proyecto, a la altura de la grandeza que querían que tuviera.
Las dificultades, sin embargo, fueron muchas, “inmensas”. Principalmente porque el Estado, según él, muchas veces no está organizado para prestar servicios, incluso cuando tiene la intención de hacerlo. “Es necesario revolucionar el Estado brasileño, poniéndolo al servicio de toda la sociedad. Esta continuidad de la esclavitud y el colonialismo debe ser interrumpida. Somos una de las sociedades más diversas y culturalmente ricas del mundo. La riqueza cultural de América Latina es gigantesca”, destacó.
Para Juca Ferreira, una sociedad necesita una base cultural diversa, capaz de representar a toda la población. “Brasil es una Babilonia en términos de reunir a personas de todo el mundo. Esto no es un problema, es una riqueza. Y los Puntos de Cultura son expresiones de esta rica diversidad cultural que tenemos. Hay que fortalecerla, incentivar, valorar a los mestres y mestras, valorar a los grupos culturales. No hay cohesión nacional de ningún pueblo si la cultura no une. La cultura está por encima de la política en este aspecto. Los riograndenses, los de Mato Grosso, los de Bahía, los de Río de Janeiro, los de São Paulo, los de Minas Gerais, los de Pará, tenemos que desarrollar un sentimiento de pertenencia a una misma nación y saber que somos diferentes, pero ahí es donde reside nuestra riqueza”.
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Una política con cuatro dimensiones
Márcia Rollemberg, secretaria de Ciudadanía y Diversidad Cultural del MinC, destacó que esta política tiene cuatro dimensiones importantes: su poética, su estética, su métrica y su ética. Según ella, la poética surge del concepto de “do-in antropológico” lanzado por Gilberto Gil, cuando reconoce la relevancia de incluir “puntos de cultura” en el fomento cultural. La métrica (“que ahora tiene que ser del tamaño de Brasil”) proviene de la ministra Margareth Menezes, en este momento de “mayoría de edad” e inversión histórica. La dimensión estética, a su vez, garantiza una gestión compartida y participativa por parte de la sociedad civil y los poderes públicos. Y la dimensión ética tiene que ver con su propósito de impactar positivamente la vida de las personas y sus comunidades.
“La Cultura Viva son las culturas indígenas, las culturas populares y tradicionales, las culturas de origen africano, las culturas gitanas, tantas veces invisibilizadas y que todavía necesitan su lugar, su espacio. Brasil necesita entender su historia, su afro latinidad, su esencia como país, para avanzar, mirar hacia el futuro y construir un país menos desigual, con menos violencia, con una juventud viva”, agregó la secretaria.
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Un evento con cuatro ejes estructurantes
El Ministerio de Cultura, a través de la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural, fue uno de los entes organizadores de este encuentro, que se basó en cuatro ejes estructurantes: Memoria, Reflexión, Futuro y Celebración. Buscando dialogar con elementos del pasado para reflexionar sobre el presente y seguir tejiendo el futuro, el evento buscó darle a los mestres y mestras de las culturas populares y tradicionales un lugar destacado en todas las actividades realizadas. La programación se realizó en conjunto con la Comisión Nacional de Puntos de Cultura (CNPdC) y el Consorcio Universitario Cultura Viva.
Formado para realizar el proyecto “20 años de Cultura Viva: investigación y formación”, que se desarrollará durante dos años y medio, el Consorcio integra estudiantes de grado y posgrado, profesores/as e investigadores/as de tres universidades: Universidad Federal de Bahía (UFBA ), Universidad Federal Fluminense (UFF) y Universidad Federal de Paraná (UFPR). La idea del grupo es contribuir a la reformulación conceptual e institucional de la acción gubernamental en el marco de la Política Nacional de Cultura Viva.
“Teníamos muchas ganas de hacer este gesto de lo importante que es para las autoridades públicas considerar a la universidad como un socio. Un socio que pueda ayudar a implementar políticas públicas, ayudar a conectar el conocimiento académico con el conocimiento tradicional y comunitario”, comentó Guilherme Varela, profesor de la UFBA.
“Aprendimos de esta red a repensar el intercambio, la práctica tradicional, la práctica comunitaria, pero todavía necesitamos aprender mucho más. Y aquí nos ponemos, como consorcio, al servicio de la sociedad, de las comunidades, para darle todo el poder que merece esta política”, agregó Deborah Rebello Lima, representante de la UFPR en el Consorcio Universitario.
En representación de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura, Marcelo das Histórias abrió la celebración recordando que “la cultura nació hermanada, germinada con la naturaleza” y que tiene el poder de generar la dominación o la liberación de los pueblos. “En una trayectoria de 20 años, reconectando y resignificando la cultura y la naturaleza, las y los representantes de Puntos de Cultura llegaron a varios países de América Latina. Y cuando llegó la pandemia, los Puntos de Cultura se mantuvieron con la (Ley de) Emergencia Cultural¹. Luego construimos, junto con el Congreso Nacional, la Ley Paulo Gustavo², la Política Nacional Aldir Blanc³. Ahora que cumplimos 20 años, tenemos un gran desafío en el pensar, el sentir y el actuar. Que cada uno y una de nosotros lleve en tu corazón, mente y cuerpo la alegría y el amor que tiene y brinda la Cultura Viva”.
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(¹) La Ley de Emergencia Cultural fue aprobada en 2020, durante la pandemia de Covid-19, con el objetivo de apoyar a los profesionales del ramo que sufrieron el impacto de las medidas de distanciamiento social por el coronavirus. La ley recibió su nombre en honor al escritor y compositor Aldir Blanc, fallecido en mayo de 2020 víctima del Covid-19.
(²) La Ley Paulo Gustavo (Ley Complementaria nº 195/2022) destina 3,8 mil millones de reales (cerca de 700 millones de dólares) para la ejecución de acciones y proyectos culturales en todo el territorio nacional. El Ministerio de Cultura supervisa la ejecución de la ley, pero no realiza las transferencias directamente a las los beneficiarios, sino al estado o municipio. Con los fondos recibidos, la entidad federativa lanza convocatorias, premios o llamadas públicas a las que pueden acceder las y los trabajadores de cultura.
(³) Lanzada en 2023, la Política Nacional Aldir Blanc de Fomento a la Cultura (PNAB) es considerada la mayor iniciativa ya dirigida al sector cultural en Brasil. Según el MinC, hasta el año 2027 la PNAB habrá destinado 15 mil millones de reales (cerca de 2,7 mil millones de dólares) a estados, municipios y al Distrito Federal. De este total, 2 mil millones de reales (cerca de 370 millones de dólares) se invertirán en la Política Nacional Cultura Viva y sus Puntos y Pontones de Cultura.
Revisa el video del acto de clausura transmitido en el canal de YouTube del MinC:
https://www.youtube.com/live/MLpBmf7-2Z4?si=ejrIgLvTohuvh8ns
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