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09

Sep
2020

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Cultura comunitaria y desarrollo social: la importancia de la cooperación en tiempos de Covid-19

Em 09, Sep 2020 | Em Noticias |

Desde los primeros días posteriores a la declaración del estado de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud, la región iberoamericana comenzó un proceso de reflexión y acción nunca antes visto. El 4º Encuentro de Redes IberCultura Viva, iniciado este martes 8 de septiembre con la conferencia “Cultura comunitaria y desarrollo social en contexto de emergencia sanitaria”, fue creado con la intención de incitar una reflexión sobre lo que nos está tocando vivir como civilización desde la lógica de los procesos culturales comunitarios. 

Esta conferencia inaugural, en la que participaron autoridades de Cultura de ocho países integrantes del programa IberCultura Viva, fue moderada por Maximilano Uceda, secretario de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de Argentina y presidente del Consejo Intergubernamental IberCultura Viva. En la apertura, Uceda comentó la alegría de moderar este encuentro “en un momento que nos pone en un nuevo lugar”, con el desafío “de volver comunitario lo virtual”. Enseguida hizo una presentación del programa, agradeció la colaboración de todos los países que hacen parte del Consejo Intergubernamental, y pasó la palabra a las autoridades presentes. (Suecy Callejas, ministra de Cultura de El Salvador, tuvo problemas de conexión y tuvo que cerrar su participación tras los saludos.) 

Enrique Vargas Flores, coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano, abrió su participación manifestando respeto y duelo por las víctimas de la Covid-19 y solidaridad a sus familias y amigos, resaltando la oportunidad de valorar, en este momento de emergencia sanitaria, el trabajo de base comunitaria. “Encuentros como el que comienza el día de hoy, que permiten el intercambio de experiencias y de visiones, nos ayudan a entender en su dimensión regional el inmenso, el invaluable aporte de las expresiones del patrimonio cultural vivo de nuestras comunidades a la sociedad local y global”, afirmó.

“¿Cuántas fiestas patronales no se han podido realizar? ¿Cuántas comidas, celebraciones y trabajos comunitarios no ha sido posible hacer?”, se preguntó Vargas. “En los meses que han pasado, quizás el foco mediático ha estado concentrado en las industrias culturales y creativas, en la infraestructura cultural, en los artistas y gestores. Por supuesto esto es importante, pero la base de nuestra sociedad es el pilar de todo, por obvio que suene. El encuentro de hoy nos permite reconocer a las comunidades, su aporte, nos brinda la oportunidad de poner en relieve el trabajo de base comunitaria”. 

Un estudio regional sobre el impacto

El coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano también informó en la conferencia que un estudio regional para medir el impacto del Covid-19 en la cultura y sus industrias está siendo realizado gracias a un trabajo conjunto entre la SEGIB, el BID, la UNESCO y la OEI, en un contexto en el que la gran mayoría de los indicadores con los que se venía trabajando han sufrido cambios drásticos y los aportes de la cultura en las economías nacionales se han visto reducidos a mínimos por la falta de actividad en la mayoría de los casos.

“La Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible, el gran acuerdo multilateral para lograr los 17 objetivos y sus 169 metas, se ve muy comprometida en sus plazos”, señaló el representante de la SEGIB, enfatizando que la cultura es un factor de desarrollo sostenible para Iberoamérica, y que esta reflexión regional sobre cultura y desarrollo es un debate que habrá que profundizar en el próximo Congreso Iberoamericano de Cultura, que tendrá lugar en México, de manera digital, del 4 al 8 de noviembre. 

“Desde la SEGIB reconocemos profundamente la respuesta en materia cultural por parte de los países ante el confinamiento. Son muchas las iniciativas y mucho el esfuerzo, primero en atender al encierro de la infraestructura física, y luego, casi de manera inmediata, la dotación de servicios culturales para la población de manera digital. En este sentido, la solidaridad con los artistas y demás involucrados en la cultura ha sido más que ejemplar, ha sido conmovedor”, afirmó. 

Según Vargas, la cooperación cultural iberoamericana está más unida y consciente del momento histórico. “Los retos económicos y presupuestales que nuestros países están haciendo frente marcan un camino muy complejo. Es momento de sumar, es momento de impulsar alianzas público-privadas y de invertir más y más en cultura”, comentó el coordinador, que además destacó que en el futuro, cuando se lean las páginas de la historia de este periodo, la cultura y sus actores serán ampliamente reconocidos y valorados “por todo que nos han dado tanto en lo emotivo, y por qué no decir, en lo espiritual, filosófico, estético, y narrativo”. 

“Una potencia extraordinaria”

Tristán Bauer, ministro de Cultura de Argentina, reforzó las manifestaciones de respeto y duelo por las víctimas de la Covid-19 expresas por Enrique Vargas al inicio de su presentación, y recordó algunas acciones impulsadas por el ministerio desde los primeros días de la emergencia sanitaria como el refuerzo en los presupuestos, que se dividió en dos líneas, una para el apoyo a teatros y organizaciones culturales, y otra para el apoyo individual, basado en becas y subsidios a artistas y trabajadores y trabajadoras de la cultura. 

El ministro de Argentina citó dos iniciativas en particular: el programa Puntos de Cultura, que con una inversión de 100 millones de pesos benefició a 470 organizaciones, y el Fondo Desarrollar, cuyo apoyo económico alcanzó a 650 espacios culturales de todas las provincias del país, con un presupuesto total de más de 75 millones de pesos.

“Sin esta inversión del Estado no se podría haber mantenido esta llama encendida”, comentó Bauer, además de tomar nota “de la maravilla de la potencia extraordinaria que tienen estos centros culturales, estas organizaciones que parecen pequeñas, pero son gigantescas”. “Nos fortalecemos como país, como nación, cuanto más logramos desarrollar, urdir, armar esta trama de organizaciones de base y de centros culturales”, afirmó el ministro.

El desarrollo cultural territorial

A continuación de la presentación de Argentina se exhibió un video de Consuelo Valdés Chadwick, ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile. En el saludo que grabó para el evento, la ministra destacó la cultura comunitaria como un pilar fundamental “en valor e impacto”, que orienta la institucionalidad cultural, y contó que se ha trabajado por estimular el fortalecimiento de las organizaciones culturales comunitarias a través de programas de desarrollo cultural territorial, como Red Cultura, que desde el año 2015 ha invertido cerca de 650 mil dólares cada año.

“Trabajamos para propiciar espacios de encuentro y participación de las organizaciones, tanto a nivel regional como nacional. En este camino nuestro norte es establecer mecanismos de formación para que en un entorno de intercambio, de aprendizaje y herramientas, las organizaciones culturales comunitarias puedan participar en la planificación cultural municipal, y de esta forma instalarse en la estructura de las gobernanzas locales desde sus propios territorios”, destacó la ministra de Chile. 

“Hoy, más que nunca, en medio del escenario especial al que nos enfrentamos como humanidad, los insto a seguir trabajando en redes en diálogo y colaboración, para nutrirnos y aprender de nuestras experiencias comunes. Los retos que tenemos que hacer frente requieren más que nunca de un trabajo común”, observó Valdés Chadwick. 

Proteger para fortalecer

Carmen Inés Vásquez Camacho, ministra de Cultura de Colombia, resaltó que el ejercicio de diseñar, planear y ejecutar políticas públicas comprende integrar la cultura como un factor fundamental de desarrollo sostenible,para la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos culturales de la población. “Es precisamente en los territorios donde hemos enfocado los esfuerzos desde el ministerio para facilitar y promover los procesos e iniciativas de los agentes del sector cultural”, comentó.

Además de presentar algunas problemáticas en el sector que se evidenciaron durante la emergencia sanitaria (5600 infraestructuras culturales fueron cerradas en el país), como la informalidad laboral y la ausencia de un registro de agentes culturales, la ministra citó algunas medidas adoptadas, entre decretos legislativos, decretos ordinarios, medidas administrativas y líneas crediticias par la economía naranja, con vistas a la reactivación del sector.  

En las acciones para mitigar los impactos de la crisis, según la ministra, se buscó “proteger a los más vulnerables del sector, proteger el empleo con el objetivo de mantener viva la cultura, y proteger las comunidades para que al final de esta crisis salgamos todos más fortalecidos”. Las principales iniciativas en este sentido se dieron a través de convocatorias de incentivos como «Comparte lo que somos», el Programa Nacional de Concertación Cultural y el Programa Nacional de Estímulos. La implementación del Registro Nacional de Agentes Culturales también estuvo entre las medidas administrativas adoptadas en Colombia. 

Una apuesta a la convivencia

«Si lo pequeño no es viable la diversidad no existe, ese es uno de los grandes desafíos que tenemos y que está en el corazón del tema comunitario», afirmó Sylvie Durán Salvatierra, ministra de Cultura y Juventud de Costa Rica, en su presentación durante la conferencia, al convocar a sus pares a pensar en lo que sucederá en la post-pandemia. Según ella, la coyuntura agudiza lo que ya era un desafío estructural pero a la vez nos hace repensar el esquema de cómo nos sustentamos los unos a los otros. “En el tema comunitario tenemos una de las grandes paradojas del cambio paradigmático que nos estamos proponiendo los países de América Latina desde los años 80, 90, que es salir de un esquema de política cultural reducido a pocos grupos y centralizado en la capital o en las cabeceras de las regiones, a otro basado en derechos culturales, ciudadanía, participación y expresión amplia de los sujetos de la cultura”. 

Para Sylvie Durán, tenemos que precisar cuáles son nuestros modelos de gestión, y pensar que lo importante de la economía que ahora llaman naranja es que sea circular, “que nos convoque a la corresponsabilidad con base en nuestra convivencia diaria, en la manera como nos comportamos, y en celebrar que alguien se exprese del modo que sea porque su voz es relevante y no solo porque se quiere volver un producto en un escenario».

La ministra recordó que hace 50 años Costa Rica era de los peores países de América Latina en deforestación, pero hoy, después de un arduo trabajo, se encuentran hablando de producción y consumo sostenible y poniendo al equilibrio con el ambiente como el centro del desarrollo. “¿Y eso cómo se hace? En cultura», explicó. 

«Hoy Costa Rica construye su proyecto de desarrollo alrededor de la descarbonización y del compromiso con el ambiente, por lo que nos ‘condenamos’, entre comillas porque la única manera es salvar al planeta y a la convivencia humana, a no poder desarrollar ciertos negocios”, afirmó. “Así como no debemos producir destruyendo el ambiente, no podemos seguir pensando que convivimos, que consumimos o que soñamos un mundo en el que la única manera de lograrlo es sobreexplotando al prójimo y no haciendo espacio para su existencia. Esto es desafiante porque el mundo que tenemos hoy es insostenible y no apuesta a la convivencia”.

Un pacto para fortalecer los lazos

Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura del Gobierno de México, al reflexionar sobre los tiempos que vivimos, cree que a partir de esta crisis dolorosa una nueva etapa del humanismo tiene que surgir. “La cultura siempre nos ha salvado y estoy segura de que esta no va a ser la excepción», afirmó la secretaria, que en su presentación resaltó la importancia de la cultura comunitaria en la actual política cultural de México. “El programa estratégico de la secretaría se llama Cultura Comunitaria y gracias a él se pudo contar con la ayuda de organizaciones comunitarias, poniéndose en evidencia los lazos de solidaridad en un momento como este».

Para ella, la cultura cobró un papel fundamental en esta pandemia —un papel de refugio, de consuelo e incluso de salud pública—, y la organización entre los colectivos y los agentes culturales se fortaleció durante la crisis. «Las culturas vivas fueron muy afectadas, las tradiciones, lo que nos reúne, las fiestas patronales. Será interesante lo que surja de esta reinvención en las formas de encontrarnos”, observó.

En estos tiempos de emergencia sanitaria, según contó la secretaria de Cultura, hasta la Residencia Oficial de Los Pinos, que antes era la residencia presidencial, se abrió como espacio cultural y se ofreció para que pudieran vivir ahí enfermeras, doctores y doctoras que tenían miedo de volver a su casa y contagiar. 

Para Alejandra Frausto, entre todos deberíamos hacer un pacto para fortalecer nuestros lazos y colaborar como las potencias culturales que somos. “Tenemos la obligación de reconstruir la esperanza. A nosotros nos toca darle sentido a las vidas que se salvan. La cultura puede ser el eje de reconstrucción de la sociedad».

La reinvención desde los derechos culturales

Alejandro Arturo Neyra Sánchez, ministro de Cultura del Perú, comentó que desde el inicio ellos tuvieron dos prioridades básicas: la atención a las comunidades indígenas que habitan el país, en especial en la zona de la Amazonia, donde la atención en salud es muy complicada por las características del territorio, y a las comunidades que viven de la cultura, los artistas, gestores culturales, organizaciones. “Hemos podido constatar la resistencia, la resiliencia de las personas vinculadas a la cultura y las formas en las que se han reinventado. Nuestro rol es ayudarlos en esa reinvención, desde el enfoque de los derechos culturales”, señaló.

En Perú se aprobó hace un mes la Política Nacional de Cultura al 2030 poniendo  ese enfoque en el centro del debate. “No podemos hablar de derechos culturales sin hablar de la ciudadanía, de la comunidad, de aquellos a quienes tenemos que hacer accesible la cultura en lo que refiere al patrimonio, a las industrias culturales, y a la identidad cultural, muy importante en un país tan diverso como el nuestro, para luchar contra el racismo y la discriminación. En la circunstancia actual hemos visto la solidaridad que se crea desde la cultura pero también muchas reacciones negativas en términos de discriminación», expresó Neyra Sánchez.

El Ministerio de Cultura del Perú ha recibido un fondo de cerca de 15 millones de dólares para ayudar a actores culturales, individuales y colectivos. El ministro fue a Ayacucho, una región andina, para entregar simbólicamente los tres primeros apoyos en Huamanga, una ciudad creativa de Unesco, y Quinua, una ciudad de ceramistas. “Queríamos que las primeras entregas fueran para artesanos y gente con proyectos en comunidades altoandinas»”, comentó.

La cultura como expresión del pueblo

Ana Ribeiro, viceministra de Cultura y Educación de Uruguay, hizo saber que por la situación de la pandemia y el confinamiento voluntario se multiplicó por once el número de consultas que recibió el Plan Ceibal, y se multiplicó también el número de contenidos. “Desde todos los ministerios y grupos de sociedad civil activos culturalmente, se aportaron productos culturales magníficos que subieron a la plataforma Cultura en Casa», afirmó. (El Plan Ceibal se creó en 2007 como un plan de inclusión e igualdad de oportunidades con el objetivo de apoyar con tecnología las políticas educativas uruguayas.)

¿Qué va a pasar con nosotros? La viceministra es un tanto escéptica. “No creo que logremos desactivar del todo algunos vicios de relacionamiento con el medio ambiente y nosotros mismos, que nos acompañan casi atávicamente. Somos una especie animal que puede hacer poesía, pero que es naturalmente depredadora e invasora. No creo que esas cosas cambien mayoritariamente, pero los cambios que logremos serán buenos, y solo los podremos lograr en clave de cultura. De cultura cívica”, destacó. “En eso se basó nuestra política de enfrentamiento a la pandemia, con un pie por supuesto apoyado en la cultura en el sentido que abarca la expresión del pueblo».

 

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