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09

Sep
2016

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Cultura Viva y Felicidad Interna Bruta: los impactos del programa en las comunidades

Em 09, Sep 2016 | Em Noticias |

El concepto “Felicidad Interna Bruta” (FIB), proveniente de Bután, el pequeño país asiático que limita con China e India, es utilizado por los investigadores Mario Lima Brasil y Hugo Leonardo Ribeiro, profesores de la Universidad de Brasilia, para evaluar los impactos del programa Cultura Viva en las comunidades brasileñas. Teniendo en cuenta que el FIB mide la prosperidad de un lugar tomando en cuenta la salud espiritual, física, social y ambiental de sus ciudadanos –valores que el Producto Interno Bruto (PIB) está lejos de alcanzar– a los investigadores les pareció el indicador más apropiado para hablar de los Puntos de Cultura y los cambios sociales que consiguen.

En la presentación del informe final del proyecto de investigación ““Programa Cultura Viva: Impactos y Transformaciones Sociales” al equipo de la Secretaria de Ciudadanía y Diversidad Cultural (SCDC/MinC), el 4 de marzo de 2016, Mario Lima Brasil comentó que en el proceso de búsqueda de indicadores que pudieran auxiliarlos en la interpretación de los datos y en la identificación de los cambios en la calidad de vida en las comunidades, se encontraron con un trecho del código legal de Bután, escrito en 1729: “Si el gobierno no puede crear felicidad para su pueblo, no existe propósito para que el gobierno exista”. Era eso. Ahí estaba lo que buscaban.

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Los profesores Mario Lima Brasil y Hugo Leonardo Ribeiro en presentación de la investigación en la universidad

En el Reino de Bután, como cuentan los investigadores en el libro presentado en Brasilia este lunes (12/09), el termino Felicidad Interna Bruta (en inglés, Gross National Happiness) surgió en los años de 1970, a partir de la creencia del rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck en la importancia de la “felicidad colectiva”. En 2005, el gobierno real de Bután decidió desarrollar indicadores para operacionalizar el concepto de FIB, pasando a involucrar a investigadores del Centro para Estudios de Bután en la elaboración de un cuestionario en varias dimensiones.

“Es algo que vá más allá de la definición de gobierno de Platón y Aristóteles, va más allá de la cuestión de lo justo. O sea, no basta apenas ser justo y crear el equilibrio, como decían los griegos. Es preciso generar felicidad”, afirma  Mario Brasil, citando también a Dasho Karma Ura, presidente del Centro para Estudios de Bután. “La Felicidad Interna Bruta mide la calidad de un país de forma más holística que el PIB, y confía en que el desarrollo benéfico de la sociedad humana ocurre cuando el desarrollo material y espiritual van de la mano para complementarse y reforzarse”.

El FIB, por lo tanto, toma en cuenta muchos más elementos que el PIB para analizar si las políticas y las inversiones públicas contribuyen o no para mejorar la calidad de vida de una población. Basándose en la premisa de que el objetivo principal de una sociedad no debe ser solamente el crecimiento económico, deja claro que el desarrollo material debe estar integrado con el psicológico, el cultural y el espiritual, en armonía con el medio ambiente.

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Baile en círculo en el Punto de Cultura Cavaleiro de Jorge, en Goiás (Foto: Oliver Kornblihtt)

Los dominios

Nueve son los dominios en los que se organiza el FIB: bienestar psicológico, salud, uso del tiempo, educación, diversidad cultural, buena gobernanza, vitalidad comunitaria, diversidad ecológica y patrón de vida. Para esta investigación con los Puntos de Cultura, los nueve dominios fueron analizados, con el objetivo de identificar conceptos y transformarlos en palabras-clave.

De esa forma, los investigadores partieron de las declaraciones de los entrevistados para reconocer aspectos como “satisfacción con la vida”, “emociones positivas” (como orgullo y alegría), “emociones negativas” (como dolor y preocupación), “autoestima”, “estrés” y “actividades espirituales” e identificar como aquel Punto de Cultura puede haber contribuído para que las personas tuvieron acceso a situaciones que los impactaron.

Fueron visitados 18 Puntos de Cultura de la Región Centro-Oeste: nueve en el Distrito Federal, dos en Goiás, cuatro en Mato Grosso y tres en Mato Grosso do Sul. La investigación produjo 21 notas de campo, 1319 fotos, 20 horas de grabación de audio y 19 horas de grabación de vídeos.

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Reunión de la Comisión Nacional de Puntos de Cultura, en julio de 2015 (Foto: Oliver Kornblihtt)

Antecedentes

La Región Centro-Oeste fue elegida por algunos motivos, entre ellos la pequeña cantidad de trabajos realizados ahí. Había pocos estudios sobre la realidad de los Puntos de Cultura, y menos aún con enfoque en el cambio expositivo que el programa Cultura Viva provocaba.

Investigaciones relevantes sobre el programa habían sido hechas antes de ésta – el  Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA), por ejemplo, lanzó una en 2010 (sobre una muestra de 2007) y otra en 2014. Ambos estudios señalaban problemas, principalmente en lo que se refiere a la gestión, mostrando que los instrumentos jurídicos normativos y las políticas de fomento disponibles no daban cuenta de esta experiencia. Faltaba uno que tradujera lo que estaba pasando en aquellas comunidades.

“Esas investigaciones enfocaban mucho en los problemas de gestión del programa Cultura Viva, y eran en su mayoría cuantitativas, basadas en informes, con poco espacio para la identificación de los impactos positivos que esa política pública trajo para las comunidades que están lejos de los principales centros culturales”, comentó Mario. “Eso fue un problema porque los Puntos de Cultura, a pesar de las dificultades que enfrentan, tienen la felicidad de ser Puntos de Cultura. Y ellos no se identificaban con aquello. Sabían de los problemas, prestación de cuentas, eso y aquello, pero decían: eso aquí es solo una faceta nuestra, donde está la otra? Esa es la parte más triste, y la alegre?”

Mostra de Teatro Comunitario do Quilombo do Sopapo (Foto: Leandro Anton)

Muestra de Teatro Comunitario del Punto de Cultura Quilombo do Sopapo (Foto: Leandro Anton)

 

Otra visión

En ese contexto, en medio del rediseño del programa y como una demanda de la propia Comisión Nacional de los Puntos de Cultura (CNPdC), que surgió la investigación “Programa Cultura Viva: Impactos y Transformaciones Sociales”. El objetivo principal era ofrecer otra visión sobre el programa, por medio de un abordaje cualitativa, etnográfica, con el intención de investigar como los Puntos de Cultura participaron y tuvieron influencia en la transformación social de las comunidades en las cuales estaban insertos.

Financiada por el Ministerio de Cultura de Brasil, por medio de la Secretaría de Ciudadanía y Diversidad Cultural, la investigación es parte del Observatorio de Políticas Públicas Culturales (OPCULT), vinculado al programa de posgrado en Desarrollo, Sociedad y Cooperación Internacional del Centro de Estudios Avanzados Multidisciplinarios (CEAM), de la Universidad de Brasilia.

El proyecto fue dividido en tres fases: preparación, investigación de campo y análisis descriptiva del informe. En la colecta de datos, fue hecha una revisión del mayor número posible  de trabajos bibliográficos públicados sobre Cultura Viva, principalmente investigaciones de campo. Se levantaron 37 trabajos de conclusión académicos presentados entre 2007 y 2014: dos monografías de especialización, 29 tesis de mestría y seis tesis de doctorado. Los estudios mostraron que el tema Cultura Viva es abordado respecto a las áreas más variadas: administración, antropología, artes escénicas, ciencia política, comunicación, gestión cultural, lingüística, medicina, história, servicio social, etc. En conclusión, el equipo leyó 116 textos.

 

Com as crianças na Escola Viva Olho do Tempo (Fotos: Thiago Nozi)

Los jóvenes de la Escuela Viva «Olho do Tempo» (Foto: Thiago Nozi)

 

In loco

En la etapa de observación in loco, los investigadores tuvieron alguna dificultad para encontrar los Puntos de Cultura que habían planificado visitar. “La comunicación con ellos es volátil, porque son iniciativas de personas de la comunidad. Si cambian de email o teléfono, perdimos la comunicación”, dice Mario. De los 16 Puntos de Cultura del Distrito Federal que estaban en la planificación inicial, por ejemplo, encontraron nueve. Y les llevó dos meses para eso. A los que consiguieron llegar, intentaron conversar no sólo con los coordinadores del Punto de Cultura, sino con los participantes y con personas de las escuelas del entorno, para saber cómo la comunidad local se relacionaba con aquel Punto.

Sin una previsión de cuestiones predefinidas, el equipo de entrevistadores salió al campo con una idea – no exactamente con un cuadernillo –, buscando inducir el proceso como un todo, dejando el entrevistado en una situación de confort. No tener un cuestionario para las entrevistas fue una reivindicación de la propia CNPdC. “Los Puntos de Cultura reclamaban que contestaban cuestionarios sin saber para qué, y cuando venía la respuesta, ya dentro de un proceso de análisis, no conseguian identificarse”, justifica Mário Brasil. “En esta investigación, si las personas llegasen a los Puntos de Cultura con un cuestionario, les soltaban el perro, no les ofrecían café ni galletitas (risas)”.

Aplicado en diferentes partes del mundo, el cuestionario del FIB puede llegar a contener hasta 500 cuestiones. El desafío fue transformarlo en un “no cuestionario”. “Hicimos lo contrario. Dejamos que los entrevistados hablasen lo que querían y elaboramos el cuestionario a partir del discurso, con las palabras-clave. Dio un trabajo inmenso, pero funcionó muy bien. El resultado fue mucho mejor”, cuenta el profesor.

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La comparsa de carnaval comunitario del Punto de Cultura Bankoma

 

Los conceptos

En uno de los Puntos de Cultura del Distrito Federal que entraron en la investigación, el Ludocriarte, entre noviembre y diciembre de 2014 se entrevistaron  coordinadores, profesores, estudiantes y padre de alumnos. Bienestar psicológico y vitalidad comunitaria fueron los dos domínios del FIB que más aparecieron en las declaraciones. La asociación, que empezó en 2005 como una ludoteca comunitaria en la ciudad de São Sebastião, tiene como propuesta incentivar a niñas, niños y adolescentes a trabajar la expresión oral y escrita por medio de actividades lúdicas, como la producción y la narración de historias.

Aquí un fragmento de la declaración de Arthur, psicólogo que trabaja en el local:

Hay niños que antes sólo resolvían las cosas con sus compañeros a las golpes. Pero con el paso del tiempo ya consiguen sentarse, conversar, expresar lo que están sintiendo. Tu ves los más viejos cuidando de los más jóvenes. Resolviendo peleas, ayudando en tareas del Punto. Con menos frecuencia las personas perciben esos cambios de comportamiento en los padres. Por exemplo, padres que antes sólo peleaban con los niños, ya empiezan a llevar al niño a pasear, van a tomar un helado, conversar, se sientan a jugar. Y eso es espectacular, un cambio genial.”

A continuación, la declaración de Célia, madre de una de las participantes:

Mi hija es muy nerviosa, demasiado nerviosa. Tiene tanto miedo de las agujas que llegó  a desmayarse. Entonces yo la puse en el medio del pueblo, para charlar con la gente, con los profesores. A mi me pareció óptimo. Ella era muy tímida, retraída. Este proyecto es maravilloso! Fue la mejor cosa que podría haber ocurrido. Ella cambió mucho.”

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Cuentacuentos en el Punto de Cultura Ludocriarte (Foto: Acácio Pinheiro/MinC)

Los impactos

Tomando en cuenta los 18 Puntos de Cultura investigados, los cuatro dominios que más aparecieron en las entrevistas como impactantes en lo que se refiere a Cultura Viva fueron: cultura, uso del tiempo, bienestar psicológico y vitalidad comunitaria. Enseguida, vinieron educación, patrón de vida, buena gobernanza y medioambiente.

En el dominio “vitalidad comunitaria”, por ejemplo, se toman en cuenta las siguientes referencias en el discurso: el sentimiento de pertenencia, la importancia y el compartir de un proyecto común que va a satisfacer las necesidades de la comunidad por un compromiso colectivo; marginalización; falta de respeto; violencia; cambio positivo en las comunidades. El dominio “uso del tiempo”, a su vez, cuestiona si hubo o no alguna influencia en la forma en cómo la persona pasó a organizar su tiempo entre trabajo, placer y família. Y “buena gobernanza” refiere a la percepción de la inversión gubernamental en las áreas de cultura.

Una de las conclusiones a que el equipo llegó fue de que, sí, el programa Cultura Viva, por medio de los Puntos de Cultura, “posibilitó que áreas poblacionales con carencias diversas pudieran usufructuar acciones civiles que ocuparon el lugar del Estado en el sentido de garantizar sus derechos culturales”.

“Los Puntos realmente hicieron esas comunidades más felices”, resume Mario Brasil. “No aquella felicidad de tener el mejor coche, el mejor celular, la mejor ropa… Hablamos de la felicidad básica: ellos tienen que comer, donde vivir, que vestir, tiene educación. O sea, nuestra conclusión fue que felicidad no es algo individual, es un concepto colectivo. Y este es el mayor legado que este programa puede dar para este país: la felicidad es un ente colectivo. Cuando se realiza colectivamente, es plena. Cuando es individual, uno puede decir ‘estoy feliz’. Cuando es colectiva, uno dice ‘soy feliz’”.

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Encuentro de Culturas Tradicionales de la Chapada dos Veadeiros (Foto: Oliver Kornblihtt)

Para descargar:

Programa Cultura Viva: Impactos e transformações sociais (en portugués): https://bit.ly/2aQnxQJ

(En la foto en destaque, el Ludocriarte, uno de los 18 Puntos de Cultura que hicieron parte de la investigación de los profesores de UnB. Foto: Acácio Pinheiro/MinC)