Experiencias
Por IberCultura
Em30, Nov 2015 | EmBrasil | PorIberCultura
Mãe Lúcia y la Asociación São Jorge Filho da Gomeia: economía creativa y saber ancestral
Hubo un tiempo en Bahía (Brasil) en que la mãe de santo era prácticamente una institución. Mãe Mirinha de Portão, por ejemplo, hacía de todo en el Terreiro São Jorge Filho da Gomeia, que ella misma construyó en Lauro de Freitas, región metropolitana de Salvador, en 1948. Todo y un poco más. “Era partera, agencia de empleo, consejera, psicóloga, médica, la que daba comida, la que pedía a los gobernantes la construcción de un hospital, el asfaltado de las calles”, enumera Mãe Lúcia, la Mameto Kamurici, nieta de Mãe Mirinha que asumió el liderazgo del terreiro y lo transformó en una asociación en 1995.
En 2004 el Terreiro São Jorge Filho da Gomeia se convirtió en patrimonio cultural del estado de Bahía. En 2005 se reconoció allí el Punto de Cultura Bankoma. Allí también están el Museo Comunitario Mãe Mirinha de Portão, la Biblioteca Comunitaria Mãe Mirinha de Portão, el espacio Kula Tecelagem, el Centro de Ciudadanía Digital. Entre las actividades que se ofrecen a la comunidad hay talleres de percusión, fabricación de instrumentos, danza, corte y costura, estética afro. “Los talleres culminan en el carnaval, cuando el Bloco Afro Bankoma lleva a la avenida todo lo que nosotros trabajamos durante el año: la música, la danza, la confección de aderezos, la ropa, la hilandería, los instrumentos…”, resalta Mãe Lúcia.
La creación del bloco afro, cuenta, se dio para eso: para dar voz a la comunidad y mostrar lo que se hace en los talleres con los niños, jóvenes y adultos a lo largo del año. Porque confeccionaban ropa y aderezos, fabricaban instrumentos de percusión, aprendían coreografías, aprendían a tocar e cantar… y no tenían donde mostrarlos. “El carnaval es nuestra gran vitrina”, afirma. “Tanto es así que tenemos dos desfiles: uno con los jóvenes en la avenida, en Salvador, y otro en la comunidad, el Miércoles de Ceniza, con los niños.”
La comparsa
Son 3,500 foliones en la avenida. Además de los grupos de danza, de capoeira, los 100 quilombolas de Senhor do Bonfim (a 375 km de Salvador), las baianas de varios terreiros también salen en la comparsa. El Miércoles de Ceniza todo se repite en el barrio de Portão, en Lauro de Freitas, con los niños “Ese día toda la comunidad se viste de Bankoma y sale a la calle. Los niños se ponen eufóricos. Adoran la fiesta. Cuando llega el final de año, empiezan a preguntar: ¿‘Tia, dónde está mi ropa de carnaval’? ¡‘Aún falta para que llegue, chico! (risas)”
La “preparación” empieza en noviembre, con una serie de shows musicales gratuitos en el Pelourinho, el centro histórico de Salvador. Todos los jueves, de noviembre a febrero, el Bloco Afro Bankoma hace su temporada de ensayos en la Plaza Tereza Batista, con una feria de música y gastronomía que incluye productos hechos en los talleres de la Asociación São Jorge Filho da Gomeia, en Portão.
Dichos shows, con el nombre de Encuentros Mauanda Bankoma, cuentan con la participación de cantantes invitados, como Carlinhos Brown y MV Bill. Por medio de esas colaboraciones – Brown, por ejemplo, cedió su estudio para que el grupo grabase el segundo CD de Bankoma – la asociación va desarrollando sus actividades.
El comienzo, sin embargo, fue difícil. “Como mi padre solía decir, en Bahía no hay Senhor do Bom Princípio, sólo Senhor do Bonfim”, bromea Mãe Lúcia. “Y como todo principio, fue complicado, hubo mucha resistencia. Decían: ‘Ah, bloco afro…’ Porque hay mucha gente a quien le gustan los “blocos de trío” (eléctrico)… Pero gracias a las energías, al universo, logramos conquistar personas. Hoy ya dicen ‘yo soy Bankoma’. Y eso no hay dinero que lo pague.”
Autoestima
La Asociación São Jorge Filho da Gomeia se fundó el 22 de abril de 1995. El primer taller creado fue el de estética afro. “Se dio por el sentido de concienciación, porque la mayoría tenía vergüenza de salir con el cabello atado, de usar un turbante”, explica Mãe Lúcia. “Este taller fue importante para la autoestima, para sentirse negro y sentirse bonito. Hoy, nuestra comunidad tiene otra cara. Las chicas son todas reinas. Cuando visten la ropa del bloco para danzar… nadie puede con ellas. Sólo vivenciando se puede entender. Les damos ropa toda decorada y ellas van, con el propio dinero, a decorarla más (risas).”
Después vino el taller de capoeira, que resultó en el Punto de Cultura Bankoma. Y el terreiro fue abriendo las puertas a más gente, a más actividades. “Aquí nadie catequiza a nadie. Las personas que frecuentan pueden tener otra religión, o no tener ninguna”, enfatiza Mãe Lúcia, afirmando que la gran preocupación siempre fue sacar a los chicos de las calles, de la situación de riesgo. Hay madres que llevan a los hijos, hay niños que llegan sin los padres. Hay algunos que el equipo del Punto de Cultura nunca había visto antes y necesita descubrir dónde viven, de dónde vienen. “Los niños llaman a la puerta: ‘Tia, va a haber clase hoy?’ Si el profesor no puede ir, a veces yo misma doy la clase, creo un juego, doy una papilla. Y allí quedan.”
Actualmente, el Puntito de Cultura atiende a cerca de 30 niños entre 6 y 12 años. Son niños y niñas que participan de clases variadas, desde danza hasta inclusión digital, y frecuentan la Biblioteca Comunitaria Mãe Mirinha de Portão. Allí, además de actividades para estimular la lectura, con los contadores de historias, se está creando un acervo de libros específicos sobre la historia del pueblo negro. Como dice Mãe Lúcia, “el lado bueno de la historia, de nuestra resistencia, porque lo más común es encontrar libros donde somos esclavizados, subyugados”.
Patrimonio inmaterial
El Museo Comunitario Mãe Mirinha de Portão también es “un bocadito diferente” de los otros, ya que no tiene “sólo la parte de las piezas expuestas” sino que abarca todo lo que ocurre en el terreiro y su entorno. Así, la historia de la comunidad es parte del acervo, el samba de viola, las fiestas de los pescadores, los ternos de reis, las burrinhas…” Incentivamos a os chicos a entrevistar a los más viejos, a ir a la casa de los maestros para conversar, escuchar sus historias”, cuenta Mãe Lúcia, una de las personas que ayudaron a construir la Ley Griô Nacional en Brasil.
La Acción “Griô” cuenta con cuatro maestros: uno en la pesca, una en la confección de aderezos, otra en la hilandería y otra en las “hierbas” (en los saberes de las hojas, de las infusiones). Eunice Santos Souza, Dona Nice, también conocida como “Véa”, es la artesana de los paramentos. Es la persona que piensa los adornos que la reina del Bloco Afro Bankoma lleva en sus indumentarias – y que transmite sus conocimientos en los talleres de Punto de Cultura a las nuevas generaciones, incluyendo a la hija Elienice, griô aprendiz. Madre y hija fundaron el Oju Omin, un centro de producción de artefactos creativos que atrae a muchas jóvenes de la comunidad.
El espacio Kula Tecelagem, a su vez, actúa como centro de referencia del pano da costa, pieza de significado religioso y social, fundamental en la composición de las ropas de los rituales de candomblé. Con el proyecto Tecelagem de Tradição, se capacitan artesanos en talleres variados, con énfasis en la transmisión del saber, el inventario y en el perfeccionamiento de puntos, en la mejora de productos, en la gestión y en la organización de la producción. “Nuestra cultura usa el tejido para varias cosas, por eso buscamos el rescate del pano da costa, trabajando con ese hilo más delgado, del linaje banto”, comenta Mãe Lúcia.
Hace todo
La Asociación São Jorge Filho da Gomeia se creó en 1995 con la misión de preservar la cultura afrobrasileña de origen banto, y también como una manera de reglamentar un trabajo que en la práctica existía desde 1948. Mãe Mirinha de Portão (1924-1989) fue quien empezó todo eso, cuando compró el terreno en la Avenida Queira Deus y allí construyó su terreiro. “Hija de santo” de Joãozinho da Gomeia (1914-1971), hacía todo en, la y por la comunidad. Era la persona que hacía los curativos, los partos, los pedidos de empleo, de asfalto, de escuela, de hospital, etc.
Mãe Mirinha tuvo solamente una hija, que no siguió sus pasos en el candomblé – sin embargo, tuvo siete hijos iniciados en la religión. Maria Lúcia de Santana Neves, nieta de sangre (e hija de santo) asumió el liderazgo del terreiro y adoptó el nombre como mãe de santo de Mameto Kamurici. También es llamada de Mãe Lúcia, y de tia por los chicos del barrio. Aunque no sea una “institución” como la abuela – los tiempos son otros –, se divide en mil para seguir con los trabajos en la comunidad y mantener las actividades funcionando a lo largo del año.
“Es difícil, es una lucha, pero no desistimos”, afirma. “Con o sin dinero, vamos a seguir haciendo las cosas. No paramos porque no tenemos cómo parar. Porque son las cosas que están en nuestro corazón, en nuestra alma, en nuestra manera de estar en la vida. No sabemos hacer las cosas de otra manera. Y es gratificante ver a la comunidad unida, a los jóvenes, a todo el mundo allí alrededor, la fuerza que eso tiene.”
(*Texto publicado el 30 de noviembre de 2015)
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Entre en contacto: bankomaportao@gmail.com.
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