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Conoce las 13 recetas ganadoras del concurso Sabores Migrantes Comunitarios 2024
La edición 2024 del concurso Sabores Migrantes Comunitarios tuvo 13 recetas y prácticas culinarias seleccionadas para recibir un reconocimiento como ‘Buena práctica de cocina migrante comunitaria iberoamericana’ y un apoyo de 600 dólares cada una. El resultado fue publicado este miércoles 13 de noviembre.
Esta convocatoria, que se realiza anualmente desde 2019, es una iniciativa conjunta de tres programas de cooperación vinculados a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB): IberCultura Viva, Ibercocinas e Iber-Rutas.
Con esta propuesta los programas buscan promover la reflexión y expresión de la migración y su relación con los alimentos, la cocina tradicional y la comunidad. Al visibilizar modos de ver, hacer, sentir y pensar de las comunidades migrantes, también se espera contribuir a disminuir los niveles de prejuicio y discriminación.
A continuación presentamos las recetas ganadoras, sus historias y modos de preparación. ¡Buen provecho!
1. Nombre: Sandra Ximena Niño de Guzmán Tapia
* País de nacimiento: Perú
* País de residencia: Colombia
* Nombre de la receta: Rocoto relleno con pastel de papa
El rocoto relleno con pastel de papa, según Sandra Ximena Niño de Guzmán Tapia, una peruana que vive en Colombia, es una representación viva de la identidad cultural de Arequipa (Perú). Su importancia radica en la manera en que fusiona historia, costumbre y colectividad comunitaria en cada uno de sus ingredientes y modo de preparación.
Como ella explica en su postulación: «El rocoto, un fruto originario de los Andes, es entendido como el símbolo de la fuerza y resistencia del pueblo arequipeño. Esta variedad de ají picante es emblemática no solo por su sabor intenso, sino también por el ingenio de quienes, siglos atrás, aprendieron a degustar su picor como una delicia gastronómica.
«Considero que preparar el rocoto relleno con pastel de papa es cercano a replicar un ritual. Cada familia tiene su versión de la receta, transmitida de generación en generación, tal como la mía. El relleno combina carne, verduras y huevo, papa y queso, siendo altamente nutritivo por incluir vegetales, proteínas y carbohidratos. Aparte del valor nutricional, este plato evoca una conexión profunda con nuestras raíces arequipeñas, quienes son tanto nativos o migrantes de otros departamentos del Perú, como Puno y Cusco, como mi historia familiar representa. Todos hemos crecido alrededor de este plato, disfrutándolo en reuniones especiales como almuerzos familiares, aniversarios o cumpleaños.
«Adicionalmente, con mi familia paterna, el rocoto relleno con pastel de papa también forma parte de la vida en nuestras chacras, es decir, ‘parcelas de campo’, ubicadas en el Valle de Majes, en la localidad del Pedregal, en la provincia de Caylloma, a casi 2 horas de la ciudad capital de Arequipa. En esta zona, donde no hay restaurantes grandes ni modernos que ofrezcan estos platos, nosotros nos encargamos de prepararlos nosotros mismos. El hecho de cocinarlos en el campo es una experiencia especial, ya que podemos recoger las verduras frescas directamente de la tierra, lo que enriquece aún más el sabor de cada ingrediente.
«Esta práctica también refuerza nuestro valor hacia la comida y autonomía ya que al cultivar y aprovechar nuestras propias verduras frescas, no solo garantizamos alimentos de calidad, sino que también preservamos nuestras tradiciones culinarias sin depender de restaurantes o mercados externos, muchas veces sujetos a la volatilidad de precios internacionales. Esta práctica refuerza la importancia de la seguridad alimentaria en un contexto de interdependencia, conectándonos con la tierra y asegurando que cada plato conserve las tradiciones de Arequipa.
«Por último, el hecho de que varios miembros de mi familia hayan vivido, estudiado y ahora trabajen en Arequipa refuerza aún más esta conexión con la gastronomía e historia de Arequipa. Este proceso se ha convertido en recordatorio de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, siendo conscientes de mantener viva la esencia de Arequipa en cada etapa de nuestras vidas.”
* Comunidad con la que será compartida la práctica:
La preparación culinaria del rocoto relleno con pastel de papa será compartida con un grupo de diez compañeros y un profesor de la maestría en Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, quienes provienen de diferentes ciudades de Colombia y países de Iberoamérica, como Costa Rica y Brasil y de otros continentes, Ucrania e Italia. La actividad se llevará a cabo en la residencia universitaria, en el comedor colectivo, donde será posible recrear la atmósfera familiar y acogedora típica de Arequipa.
2. Nombre: Norys Margoth Rivas de Rodriguez* (en representación del Colectivo de Migrantes Sordos – MigranSor)
* País de nacimiento: Venezuela
* País de residencia: Brasil
* Nombre de la receta: La sopa venezolana
La sopa venezolana es uno de los platos más emblemáticos de Venezuela, reflejando la rica cultura y tradiciones del país. Hecha con ingredientes populares como carne de res, pollo, maíz, plátano y yuca, no solo alimenta, sino que también conecta a las personas con sus raíces y la herencia culinaria venezolana.
En su postulación, Norys Margoth Rivas de Rodriguez y el Colectivo de Migrantes Sordos explicaron que, en Venezuela, la sopa es más que una comida; es un símbolo de unión familiar y hospitalidad. Durante las comidas, amigos y familiares se reúnen alrededor de la olla, compartiendo historias y fortaleciendo lazos. «En tiempos de crisis, como la reciente crisis económica y social que ha enfrentado el país, la sopa se convierte en un recurso vital, siendo una forma accesible de nutrir a la familia», destacaron.
Para la comunidad migrante sorda en Boa Vista, la sopa venezolana ha sido sinónimo de integración. Como una herencia afectiva, el proceso de cocción y preparación posibilita momentos de unión y compartir. Desde la invitación para hacer la sopa hasta su preparación, se crea un puente para el fortalecimiento de lazos de amistad y la inclusión de nuevas personas en los círculos comunitarios.
«Al reunir a las personas en torno a una olla, se promueve no solo el intercambio de recetas, sino también el intercambio de historias y experiencias de vida, compartiendo la misma lengua materna, la Lengua de Señas Venezolana (LSV).
La sopa se convierte en un espacio de convivencia que permite que diferentes personas y formas de comunicación se entrelacen, transformando el momento en un símbolo de conocimiento y diversidad. En cada porción ofrecida y consumida, se nutre la solidaridad y la construcción de una comunidad más afectuosa e inclusiva”.
(* En representación del colectivo conformado por Erika Hurtado Gonzales, Eunice de Ruiz, Jeniffer Yackelma Guarema Aguiar, João Marcelino dos Santos, Juan Lopez, Laís Priscila Almeida de Jesus, Lennin E. Rodrigues, Manoel Alfredo Ruiz, Mauricio Jose Salazar Guarema, Nelson Miguel Pacheco Aguero, Noris Rivas, Paulo Jeferson Pilar Araújo, Thaisy Bentes de Souza e Yvis Maria Maita)
3. Nombre: Diana Cecilia Perez Molina
* País de nacimiento: Colombia
* País de residencia: España
* Nombre de la receta: Paella de butifarra
Nativa de Barranquilla (Colombia) y residente en Barcelona (España) desde el año 2008, Diana Cecilia Perez Molina es una cocinera por pasión que se ha dado a la tarea de investigar de dónde viene porque estando en un país que no es el de origen, añora ciertos sabores. “Fue el detonante para investigar mi procedencia y su historia. Somos un mundo de migrantes a lo largo de nuestra historia, llena de sabores, colores y olores”, escribió en su postulación.
“Con la nostalgia de los sabores de mi tierra y al realizar talleres de gastronomía española, una vez me pidieron mezclar culturas en un plato y me acordé del arroz de butifarra soledeña y lo empecé a hacer con el arroz especial para paella, donde el resultado fue una explosión de sabores: el arroz bomba absorbe el sabor picante de la butifarra. Un platillo híbrido, uniendo el Mediterráneo y el Caribe en cada bocado, como una metáfora de mi propia vida”, contó.
Como lo muestra en el video, se debe sofreír la butifarra, luego con la misma grasa se sofríen los vegetales, se agrega el arroz para nacararlo y luego se agrega el caldo. Los primeros diez minutos a fuego alto y los 8 minutos restantes a fuego bajo, dejando reposar 3 minutos antes de servir. Se puede acompañar con limón para activar sus aromas.
La butifarra, según la candidata, es un embutido que ha viajado en el espacio y tiempo. De Europa, específicamente de la región de Cataluña (España) llega a un municipio del departamento del Atlántico llamado Soledad, en la región del Caribe Colombiano, convirtiéndose en parte de la identidad cultural, orgullo local y actividad económica para el sustento de muchas familias y con tradición artesanal, hasta convertirse en patrimonio gastronómico. Hay festivales anuales donde se ve el proceso y se hacen degustaciones. “Es un orgullo de nuestra región”, destaca Diana.
* Comunidad con la que será compartida la práctica: Será en un espacio de Barcelona llamado Centre Civic El Sortidor, donde suelen compartir recetas interculturales, sus historias, movimientos migratorios Donde la diversidad se demuestra a través no solo de la gastronomía sino del baile, la música, literatura y muestras artísticas. La intención sería invitar a las los trabajadores de este centro y a las y los vecinos que hacen parte activa de las actividades del barrio Poble Sec.
4. Nombre: Rosa Cecília Duran Macias
* País de nacimiento: Colombia
* País de residencia: Argentina
* Nombre de la receta: Mazamorra chiquita
En Buenos Aires, Rosa Cecilia Duran Macias vende comidas rápidas colombianas. Cuando sus clientes le preguntan si hace platos típicos más elaborados para almuerzos o cenas, ella menciona algunos, como la Mazamorra Chiquita, que suele preparar para 8 a 12 personas.
En su postulación, Rosa cuenta que aprendió esta receta de sus abuelos. “Cuando yo era niña, ellos vivían en el campo y yo en el pueblo. Veía que cuando ellos bajaban del campo al mercado del pueblo, compraban siempre los mismos ingredientes, carne, cayó, tripa y verduritas”, recuerda. Intrigada, un día les preguntó por qué siempre compraban los lunes estos productos. Y ellos le dijeron que era porque hacían los lunes una mazamorra que se llamaba ‘Mazamorra chiquita” y que llevaba todos estos ingredientes. Esta receta es típica de la región de Boyacá, Colombia.
* Comunidad con la que será compartida la práctica: La comunidad de la Asociación Civil de Derechos Humanos Mujeres Unidas Migrantes y Refugiadas en Argentina (AMUMRA), ubicada en Pueyrredon 19, Ciudad de Buenos Aires. Se preparará la receta de la mazamorra chiquita para 15 personas.
5. Nombre: Luz de María Magaña de Rodríguez
* País de nacimiento: El Salvador
* País de residencia: Costa Rica
* Nombre de la receta: Tamales de maíz salvadoreños
“Esta receta de los tamalitos de elote es bien importante para nuestra familia, porque es una muestra de la riqueza cultural que tenemos especialmente en nuestra ciudad, que es de origen pipílenca, donde el maíz ha sido la base de la sociedad, la economía y la tradición alimenticia salvadoreña, y a través de la cual se han creado tantas costumbres y tradiciones tan maravillosas, que la han forjado a una y han forjado nuestras vidas y lo bonito es que esta tradición que se ha trasmitido a toda mi familia, y eso lo hemos ido llevando de generación en generación a lugares inimaginables como lo es hoy a Costa Rica.
Los tamalitos de elote resumen todo el amor, el cariño, y el hecho de poder compartir una cosecha que con tanto esfuerzo las familias trabajaban por meses para poder luego repartir el maíz y darle a todos los familiares y poder reunirlos, el hecho de que llegaban las abuelas y los tíos y ellos enseñarle a los más pequeños y ahora en nuestra nueva patria Costa Rica, se ha convertido en una tradición a nivel familiar y que ahora aunque ya no estemos en nuestro país, llevamos siempre en el corazón lo aprendido gracias a nuestros ancestros.
Conoce la receta
* Comunidad con la que será compartida la práctica:
La receta de los tamales de maíz será compartida con personas migrantes, en tránsito y en condición de refugio, habitantes de la Casa Hogar Cenderos, que es un centro de acogida temporal para personas migrantes ubicada en la capital de Costa Rica. En este espacio habitan alrededor de 12 personas (mujeres, niñas y niños y hombres).
“Compartir la preparación de alimentos nos vincula -a nivel sensorial y espacial- con las personas, y al preparar comidas tradicionales de nuestros pueblos, nos reconecta con nuestra tierra y nuestras tradiciones, nuestros sabores y lo que amamos”, justifica la candidata en su postulación, resaltando que este es un espacio seguro donde las personas migrantes pueden dialogar y compartir sin miedos.
Ella también cuenta que este año participó, en este mismo espacio, de un proyecto que recuperaba el aporte de la cultura gastronómica salvadoreña a la sociedad costarricense. “En este proyecto fomentamos las prácticas alimenticias tradicionales y la conservación, protección y transmisión de esos saberes tradicionales aprendidos de generación en generación, promoviendo los saberes relacionados a la alimentación como un símbolo de identidad, que se teje entre nostalgias, alegrías, orgullo y sentido de pertenencia”.
6. Nombre: Mary Carmen Montero
* País de nacimiento: Venezuela
* País de residencia: Colombia
* Nombre de la receta: Majarete venezolano
“El majarete venezolano, como receta culinaria, ha servido como una práctica de sano esparcimiento entre la comunidad de acogida, que en este caso fue Barranquilla y mi familia. Al ser un manjar dulce, es muy apetecido por los niños y niñas, que constantemente se acercan a mi casa por un pedazo de este delicioso platillo venezolano que ellos no conocían.
Esta receta es muy importante en Venezuela, porque reúne todos los sabores dulces y típicos de mi región. Además de eso, es una receta que aprendí directamente de mi madre, la cual me enseñaba desde seleccionar un buen coco, hasta su preparación en fogón de leña.
* Comunidad con la que será compartida la práctica:
Esta receta será compartida alrededor de una mesa de madera al pie de un fogón de leña, entre las y los moradores de la comunidad del barrio El Edén, en la ciudad de Barranquilla. Serán 25 personas, hombres y mujeres migrantes venezolanos, colombianos retornados y colombianos ya residentes del sector.
7. Nombre: Maria Victoria Ospino López* (en representación de la Asociación Cultural La Mancha, con Hortencia Aurora Díaz Zelada)
* País de nacimiento: Colombia
* País de residencia: Perú
* Nombre de la receta: Arepa brasa fusión
En el distrito de San Martín de Porres, en la provincia de Lima (Perú), Maria Victoria Ospino López y Hortencia Aurora Díaz Zelada vienen haciendo recetas de arepas de Colombia y Venezuela. Esta arepa brasa fusión nació de manera espontánea cuando ellas hablaban de sus gustos por la cocina, sus recetas y la comida que venden en la calle.
Hortencia le contaba a Victoria que antes ella vendía mazamorra morada, arroz con leche y tamales para ayudar en la economía del hogar. Victoria, por su parte, narraba cómo tuvo que hacer de todo para sobrevivir en Venezuela al inicio cuando llegó y también poco antes de salir por la crisis. Ya antes habían intentado recetas tratando de usar ingredientes locales para reemplazar las recetas originales, hasta que se preguntaron por qué no probar con comida peruana, y el pollo a la brasa es un plato que le gusta a todo el mundo, por decirlo así.
Esta receta ha sido creada por ambas mujeres, que son amigas y vecinas, y que comparten recetas heredadas por sus ancestras. Ellas buscan compartir su receta y también procurarse una fuente de ingresos a través de la culinaria en comunidad, haciéndole frente a la xenofobia.
En su postulación, Victoria cuenta que tenía unos 5 o 6 años cuando sus bisabuelos Consuelo y Lucho comenzaban a hacer las arepas, y su “Papá Lucho” (así le decían) era el encargado de traer el maíz que lo tenían sembrado en el patio de la casa. “Él lo desgranaba y lo ponía a secar en el sol. Esto le llevaba unos días, luego ya seco lo llevaban al pilón (era un tronco de madera con hueco en el medio y uno más delgadito en forma circular) y allí lo trituraban, lo cernían”, recuerda. A esa harina le agregaban sal y agua. Lista la masa para las arepas, las asaban en un fogón de piedras y leñas y las colocaban en hojas de plátanos o bijao. Después su abuela usaba el molino, también el mismo proceso.
“En Colombia, en mi casa, aún conservamos el molino de abuela, lo usamos con mucho cariño y honramos a nuestros ancestros. Esto sucedió en Pijiño del Carmen, corregimiento del Magdalena, Santa Marta, Colombia. Ya en Venezuela, pude conocer cómo son las recetas de las arepas allá, y en casa, pude preparar arepas con sabores de ambos países. Ahora en Perú, esta receta se sigue transformando, recogiendo ingredientes de estos tres países”.
* Comunidad con la que será compartida la práctica:
La Comunidad de La Mancha y la urbanización Perú, en el distrito de San Martín de Porres. La idea es hacer una demostración y degustación de la receta, para aproximadamente 50 personas, y animar a más personas que puedan hacer arepas rellenas con otros platillos peruanos, o también que puedan hacer recetas peruanas con un toque de sabor de Colombia y Venezuela.
“Es importante hacerlo en un local comunal porque este espacio es un territorio que representa luchas sociales de generaciones anteriores, y de esta manera queremos aportar a la prevención de la xenofobia en la comunidad”, avisan.
8. Nombre: Nathalia Carolina Ortega Bravo
* País de nacimiento: Colombia
* País de residencia: Brasil
* Nombre de la receta: Sancocho de Mondongo
La palabra «sancocho» proviene del latín “sub-coctum”, que significa «cocido a fuego lento». Su origen se encuentra en el Caribe y es el resultado de una mezcla cultural que incluye influencias de Europa, África, el norte de América del Sur y el propio Caribe. En Colombia es común que las familias preparen este “alimento a medio cocer” para celebrar cumpleaños u otras festividades populares.
“Muchas familias han logrado salir adelante emprendiendo con recetas de sancocho, e incluso se han organizado eventos para recaudar fondos destinados a cubrir necesidades comunitarias. En la región caribeña de Colombia, es tradición realizar «paseos de olla», excursiones a lugares como fincas, ríos o playas, donde cada persona contribuye con un ingrediente para preparar el sancocho en el lugar de destino”, afirma Nathalia Ortega Bravo en su postulación.
En la comunidad de la universidad donde ella estudia en Foz do Iguaçu (Brasil), donde convergen personas de toda Latinoamérica y otras partes del mundo, la práctica culinaria del sancocho ha sido ampliamente acogida. “Este plato ha fomentado la creación de amistades y lazos de hermandad, ya que todos colaboramos aportando una parte de la receta”, cuenta.
“Además, hemos participado en diversos festivales gastronómicos en la ciudad, destacando que la cocina caribeña es una de las mejores del mundo. Personas de diferentes regiones se animan a probar el sancocho, quedando fascinadas y recomendándole a otros. Esta actividad también se ha convertido en una fuente de sustento económico para nosotros”, agrega. Según ella, la organización de ollas comunitarias ha generado “un intercambio de saberes y sabores, incorporando la riqueza culinaria de otras partes de Latinoamérica y del mundo”.
* Comunidad con la que será compartida la práctica:
Esta actividad culinaria se llevará a cabo en la ciudad de Foz do Iguaçu, junto a la comunidad universitaria proveniente de diversas partes de América y el Caribe. La idea es realizarla para aproximadamente 30 personas en el Campus Integração.
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9. Nombre: Arleidy Chajmi Villca
* País de nacimiento: Bolivia
* País de residencia: Brasil
* Nombre de la receta: Ají de arvejas = Manu Cobrana Mikhuna
El ají de arvejas o “Manu Cobrana Mikhuna” (en quechua, “comida para el cobrador de deudas”) fue nombrado así por la abuela de Arleidy Chajmi Villca, la boliviana Eufracia Crispin Apaza, que solía contar una pequeña historia sobre esta comida especial. Según ella, este plato debería ser ofrecido a la persona que viene a tu casa a cobrar una deuda, porque en lo que demora a masticar las arvejas, el cobrador de deudas va comiendo, degustando, y se acaba olvidando de cobrar. “Al final, de tan buena y deliciosa que estaba la comida, se despide agradeciendo por la comida sabrosa”, explica Arleidy.
Para ella, son de gran valiosidad las recetas e historias que cada una carga, en su mayoría heredadas de las madres y abuelas. “Pasarlas a nuestras futuras generaciones es de gran importancia por el valor cultural de nuestras familias y pueblos de donde provenimos”, destaca la candidata, quien también destaca la facilidad de compartir esta receta en Brasil, una vez que están accesibles los ingredientes y se puede cambiar algunos condimentos que tengan más aceptación en este país, especialmente ají en vaina por paprica dulce.
“Es bastante agradable compartir nuestras comidas típicas y su manera variada de consumo. Mi hija, que nació en Brasil y está acostumbrada al consumo de leguminosas-frijoles, saborea bastante las comidas típicas de mi país y siente curiosidad por el uso de los ingredientes en platos diferentes de la culinaria local”, comenta. “La práctica contínua de las recetas típicas de nuestro origen enriquece los saberes culinarios, pasando así los conocimientos desde mi abuela, a mi madre, a mí, y a mi hija, que llevará consigo estos conocimientos.”
* Comunidad con la que será compartida la práctica: Será en el barrio donde ella vive actualmente, en un municipio del área metropolitana de São Paulo (Brasil). Arleidy pretende compartir la receta con sus vecinos brasileños más allegados del barrio y las y los compatriotas bolivianos/as que residen en el barrio junto a sus hijos nacidos en Brasil.
- Nombre: Yidri Carolina Torrealba Diaz*
* País de nacimiento: Venezuela
* País de residencia: Brasil
* Nombre de la receta: Hallacas venezolanas
Las hallacas son parte de la tradición venezolana y han venido de generación en generación en la época de Navidad. “Es una tradición de nuestros padres y abuelos y que no se ha perdido a pesar de los desafíos que vinieron con la mudanza de país”, comentó Yidri Torrealba en su postulación. En Brasil, donde vive el colectivo Eventos Last Supper, integrado también por Maribel Diaz y Luis Maricuto, la receta ha sido degustada desde hace cuatro años y ha tenido una buena aceptación tanto por parte de la población venezolana como la brasileña.
* Comunidad con la que será compartida la práctica: Será compartida con personas brasileñas y venezolanas en la comunidad Terra Prometida, en Boa Vista (Roraima, Brasil), donde viven Yidri, Maribel Díaz y Luis Maricuto.
- Nombre: Sergio Lima Castro
* País de nacimiento: México
* País de residencia: Costa Rica
* Nombre de la receta: Mole poblano
Para el mexicano Sergio Lima Castro, el mole poblano es más que un platillo. Es una tradición que simboliza comunidad y resistencia, una práctica que une a las familias de su comunidad natal: San Simón, Yehualtepec, Puebla. En su postulación, él explica que es una invocación a las ancestras, a la abuela Tacha, a la tía Crescencia y a doña Lupe. La preparación involucra más de 20 ingredientes y un proceso arduo de tatemado, molido y guisado.
El ritual de preparación es importante. Es mucho trabajo, con muchos ingredientes y para mucha gente. En el pueblo, si vas a una fiesta a pedir ‘un poquito de mole’, nadie te lo va a negar; por el contrario, es un platillo que se comparte sin distinción”, cuenta.
En Costa Rica, donde vive, Sergio ha preparado mole en ocasiones especiales, compartiendo este platillo con personas de diversas nacionalidades que han descubierto los sabores y la historia cultural que encierra.
* Comunidad con la que será compartida la práctica: Practicantes de yoga y amigos se reunirán en el espacio cultural El Apapacho, que están impulsando en Costa Rica, proponiendo clases de yoga, sesiones de movimiento danzado, cenas y comidas colectivas.
- * Nombre: Diana Carolina Cordero Mendieta
* País de nacimiento: Ecuador
* País de residencia: España
* Nombre de la receta: Tamal cuencano
La receta del tamal cuencano es fundamental en la comunidad de origen de Diana Carolina Cordero, no solo por su valor culinario, sino también por su significado cultural y social. En Ecuador, se preparan tamales en diversas regiones, y cada una tiene su forma particular de hacerlo. “El tamal no es solo un plato para llenar el estómago; es un símbolo de unión familiar y comunitaria. En Cuenca, el tamalito se hace con una masa más suave, y puede ser de pollo o de cerdo, acompañado de arvejas, huevo y alguna pasita”, destaca.
Tradicionalmente, la preparación de los tamales es un evento colectivo donde participan varias generaciones. Algunos se encargan de buscar las hojas (cada vez hay menos), otros pican finito las verduras, y hay quienes cucharean el relleno y la masa mientras todo se cocina. “Este proceso no solo es sobre cocinar, sino sobre compartir historias, tradiciones y saberes que se transmiten de generación en generación. Cada tamal tiene su propia historia, conectada a la identidad de nuestra comunidad, y hacerlos es una manera de honrar nuestras raíces”, afirma Diana.
Además, el tamal se suele preparar en ocasiones especiales, como festividades, celebraciones familiares y reuniones comunitarias. Su presencia en la mesa representa la hospitalidad y el cariño que ofrecemos a nuestros seres queridos y visitantes, creando un ambiente cálido y cercano. “Este plato no solo nutre el cuerpo, sino también el espíritu, reforzando los lazos familiares y comunitarios”, agrega.
En su postulación, Diana también cuenta que esta receta posee un profundo valor sentimental, ya que la aprendió de su madre, quien siempre reúne a la familia y amigos para compartir sus famosos tamales. “Al prepararla por primera vez en España, me he sentido profundamente conmovida y conectada con mi tierra y con mi mamá”, expresa.
Aunque la mayoría de los ingredientes son accesibles en los mercados locales en España, ella enfrentó el desafío de adaptar las hojas de achira, utilizando hojas de plátano congeladas que encontró en tiendas latinas. Además, allí no contaba con una olla tamalera, así que le pidió prestada a una vecina una olla vaporera que cumple funciones similares.
“También quise incorporar ingredientes de mi nuevo hogar a esta receta. Por ello, decidí añadir aceitunas, pimentón dulce y pasas, lo que no solo enriquece el sabor del tamal, sino que también simboliza mi proceso de adaptación cultural”, afirma. El resultado superó sus expectativas.
Presentar esta receta en el contexto de su experiencia migratoria, según ella, no solo busca conservar una tradición culinaria, sino también revitalizar y compartir un legado cultural que enriquece su identidad y la de su comunidad. A través de esta receta, espero mantener vivo el espíritu de mi hogar y ofrecer un pedacito de mi cultura a quienes me rodean en mi nueva vida en España.
* Comunidad con la que será compartida la práctica:
La práctica culinaria será compartida con su clase de catalán, un grupo diverso compuesto principalmente por personas migrantes de Latinoamérica y África. “Esta clase no solo es un espacio de aprendizaje del idioma, sino también un lugar de encuentro cultural donde compartimos nuestras historias, tradiciones y vivencias. Al preparar y compartir esta receta, espero crear un ambiente de convivencia y conexión entre los miembros de la clase. Cada uno de nosotros trae consigo un bagaje cultural rico y diverso, y el tamal cuencano será una deliciosa manera de celebrar nuestra diversidad”.
- * Nombre: Luisa Rosalia Cardiel Bravo
* País de nacimiento: Venezuela
* País de residencia: Brasil
* Nombre de la receta: Dulce de lechosa
* Descripción de la práctica culinaria en la comunidad de acogida / Descrição da prática culinária na comunidade de acolhida:
Luisa Rosalia Cardiel Bravo salió de Caracas (Venezuela) rumbo a Boa Vista (Roraima, Brasil) el año de 2019. “Tuve que salir de Venezuela con mis tres hijos por la situación económica, el alto costo de la comida y la escasez. El primer impacto a llegar fue el idioma. Pasados casi seis años, aún estamos adaptándonos al idioma”, cuenta en el video enviado con su postulación.
La práctica culinaria que ella presenta en esta edición del concurso es el dulce de lechosa, una receta que aprendió de su abuela, quien también le enseñó que era importante cantarle una canción mientras cocinaban, para que el dulce tuviera un toque de alegría. “Este dulce se prepara en épocas decembrinas, cuando las familias se reúnen y se ponen alegres por estar juntas”.
En Brasil, la comunidad en la que será compartida esta receta en diciembre es la João de Barros, una comunidad de migrantes y de brasileños en la ciudad de Boa Vista.
* Enlace al video/Link do vídeo:
https://photos.app.goo.gl/34bHZa7849rx5cmw5