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26

Sep
2019

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Sabor a Iberoamérica: Lorena Castellanos Rojas y la sopa de plátano verde frito

Em 26, Sep 2019 | Em Noticias |

Lorena Castellanos Rojas, una colombiana que vive en Uruguay, presentó al concurso “Sabor a Iberoamérica” una receta que remonta a su infancia y adolescencia, a los olores de la cocina tradicional de su abuela. Fue ella quien aprendió de su madre cómo hacer esta sopa de plátano verde frito y le transmitió a la nieta el conocimiento de esta receta familiar. “El olor de la sopa me recuerda a mi país y la añoranza de recibir la llamada de mi abuela diciéndome ‘mijita, hice sopa de plátano, venga a tomarse un platico’”, cuenta Lorena. Según ella, el secreto de su rico sabor está en fritar el plátano. 

“Es una receta que, a pesar de la distancia y la hibridación de mi alimentación con sabores y recetas locales, me permite mantener las tradiciones culinarias de mi familia y resaltar muchos de los ingredientes cultivados por nuestros campesinos y consumidos por las familias populares de Colombia, al ser una receta de bajo costo”, comenta la colombiana, que al prepararla se siente “más cerquita” de su familia y de su tierra.

 

 Nombre de la receta: Sopa de plátano verde frito

 

* Ingredientes | Cantidades: Porciones: de 4 a 6 

500 gr de carne de res con hueso (puede ser falda) 

2 plátanos verdes 

1 cucharada de aceite 

1/2 cebolla cabezona 

1 caldo de verdura 

1 cebolla larga 

10 papas pastusa (o la papa o batata que encuentres)

 2 zanahorias 

300 gr de arvejas 

1 arracacha 

1 diente de ajo 

Cilantro (opcional) 

Sal al gusto

 

* Modo de preparación: Primero, debemos cortar la cebolla larga en cuadraditos lo más pequeños posibles. Se corta la papa y la zanahoria en cuadrados intentando que sean proporcionales y se ralla la arracacha. Teniendo las verduras picadas, las reservamos en un bol y procedemos a colocar en una olla grande un chorro de aceite y agregamos la carne para que se selle, se le agrega la cebolla larga que previamente la cortamos en cuadritos y posterior a eso se le agrega bastante agua que cubra la carne y se adicionan las verduras (zanahoria, arvejas, papa, arracacha). Se le agrega la mitad de una cebolla cabezona, no es necesario picarla, se puede agregar entera, de la cebolla larga le podemos agregar las hojas verdes sin picarlas, el diente de ajo sin picar, el caldo de verdura y sal al gusto. 

Adicionados los ingredientes, dejamos la sopa a fuego bajo y procedemos a pelar y cortar en rodajas el plátano y lo freímos a fuego medio en una sartén con abundante aceite, el cual debe estar previamente caliente. Dejamos las rodajas de plátano fritar bastante hasta que tomen un color marrón (tener cuidado para que no se friten mucho y se quemen; el secreto de la sopa, diría mi madre, es dejar bien doradas las rodajas de plátano para que la sopa tome un color marrón), escurrirlas del aceite e ir agregándoselas a la sopa que ya se encuentra hirviendo, fritar los dos plátanos e ir agregando paulatinamente a la sopa conforme se van fritando. 

Posterior a eso, ya con la totalidad del plátano frito y agregado en la olla, procedemos a dejar la sopa a fuego medio entre 30 minutos y 40 minutos hasta que las verduras estén suaves y la sopa haya tomado más consistencia. Si se desea, al momento de servir puede cortar el cilantro finamente y rociar por arriba de la sopa.

 

 

La historia de la receta, por Lorena Castellanos Rojas

Esta receta me remonta a mi infancia y adolescencia, que estuvo acompañada por los olores de la cocina tradicional de mi abuela, siendo ella quien me transmitió el conocimiento de la receta, que se podría decir que debido a su forma de preparación es una receta familiar. Me refiero a familiar debido a que, generalmente en Colombia, mi país de origen, se encuentran muchas sopas que tienen como ingrediente el plátano. Sin embargo, el mismo no se fríe previamente antes de adicionarlo a la sopa, sino que se agrega crudo directamente, y como lo mencionaba anteriormente en el modo de preparación, el secreto de su rico sabor está en fritar el plátano. 

Mi abuela, quien nos ha transmitido estos conocimientos culinarios, aprendió la receta de su madre desde muy joven, ya que a la edad de 12 años mi abuela se encontraba huérfana y migrando del campo a la gran ciudad, Bogotá. Esta sopa no solo es mi sopa preferida, sino que al cocinarla me remonta a los años en que residía en Bogotá, pues su ingrediente principal, el plátano, tan consumido en mi país y en la región del Caribe, me conecta siempre con mi lugar de origen. El olor de la sopa me recuerda a mi país y la añoranza de recibir la llamada de mi abuela diciéndome “mijita, hice sopa de plátano, venga a tomarse un platico”. 

En cada oportunidad que regreso de visita a Colombia no puede faltar el plato de sopa de plátano frito esperando en la mesa, ya que el mismo no es un plato que tenga alguna fecha especial o época para ser preparado, solamente cumple el antojo de la nieta e hija menor, por lo tanto, se prepara en cualquier momento del año. 

El hecho de migrar hacia otro país me permitió aventurarme por primera vez a realizar esta receta y a perfeccionarla cada vez más, con el objetivo de que algún día sepa tan deliciosa como la de mi abuela, siendo un reto complicado porque ni la de mi mamá después de años de práctica sabe tan bueno. Es una receta que, a pesar de la distancia y la hibridación de mi alimentación con sabores y recetas locales, me permite mantener las tradiciones culinarias de mi familia y resaltar muchos de los ingredientes cultivados por nuestros campesinos y consumidos por las familias populares de Colombia, al ser una receta de bajo costo.

La sopa en Uruguay

Actualmente me encuentro residiendo en la ciudad de Montevideo (Uruguay), y debido a la gran ola de migración, principalmente de personas provenientes del Caribe, ha repercutido en la facilidad de encontrar ciertos productos no locales, como lo es el plátano, que es el ingrediente principal de la sopa. Este ingrediente no lo encontramos en todos los mercados, se puede comprar en las ferias de barrio, como la Tristán Narvaja, y en algunos supermercados, principalmente en el centro, considero que esto se debe a que la mayoría de migrantes optamos por vivir en las proximidades del centro. Caso no se encuentre el plátano verde no tendríamos cómo reemplazar el producto, ya que no existe algo similar o parecido que se pueda reemplazar. 

En el caso de la arracacha, que es producida en Colombia, el objetivo de este producto en la sopa es que la misma agarre una contextura más espesa. Este producto no se encuentra en el Uruguay, pero podría ser reemplazado agregándole más cantidad de papa. La arveja en Colombia se compra principalmente en cáscara y es un producto netamente natural y no suele comprarse congelada, como se consigue en el Uruguay. Sin embargo, quizás en alguna feria podemos encontrarla, ya que la arveja congelada no tiene el mismo sabor que la arveja natural en la cáscara. En alguna oportunidad la encontré en un feria que se realiza los días sábados en la calle Salto, en las proximidades del centro de la ciudad. 

La cebolla larga, que es de la familia de la cebolla de verdeo, puede ser reemplazada por esta última y no cambiará mucho el sabor. Por último, en relación al cilantro puede encontrarse en las ferias, no es un producto común ni consumido localmente, pero con algunos feriantes podremos encontrarlo. De igual forma, si no encontramos el cilantro puede optarse por no agregarle, ya que es opcional, o se le puede rociar perejil picado. 

El beneficio de realizar esta receta en el país de residencia es que consigue transportarme a los sabores de la cocina colombiana y principalmente a la cocina de mi abuela, haciéndome sentir por algunas horas más cerquita de mi familia y de mi tierra. Además de eso, considero importante mantener y preservar la comida tradicional y resaltar los productos producidos en mi país. 

En Uruguay soy la encargada de cocinarla, ya que mi pareja es uruguayo, y ha sido bien recibida la receta por él y por algunos amigos uruguayos para quienes he cocinado. Al comienzo era difícil explicarles la diferencia entre banana y plátano, ya que pensaban que la sopa era de banana frita, pero después de probarla fue recibida con mucha alegría y gusto.

Cocinar esta receta y compartirla con los demás tiene suma importancia en el intercambio de los sabores y saberes presentes en los distintos platos de cada país, comunidad o familia, ya que nos permiten romper las fronteras, conocer y transmitir un poco del país y la cultura que se encuentra en los sabores, aromas y colores de cada plato.

 

(*) La receta de la sopa de plátano verde frito fue una de las 10 seleccionadas en el concurso “Sabor a Iberoamérica”, que premió historias de recetas culinarias tradicionales de las comunidades migrantes de la región. Resultado de una sinergia de los programas de cooperación iberoamericana en las áreas de cultura, cocina y migración, el concurso fue presentado en abril de este año por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), los programas IberCultura Viva e Iber-Rutas y la iniciativa IberCocinas. El resultado fue anunciado el martes 3 de septiembre. 

 

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