10 abril 2025

Mesa en el Seminario Internacional debatió cómo las redes comunitarias pueden enfrentar los nuevos fascismos digitales y crear otras formas de convivencia

¿Cómo sostener las relaciones comunitarias en plena era de los algoritmos? ¿Cómo defender la democracia frente a la manipulación y el odio que circulan en las plataformas digitales?

Estas fueron las preguntas que atravesaron la mesa “De lo comunitario a lo digital: la Cultura Viva Comunitaria y la democracia frente a los nuevos fascismos digitales”, realizada en el marco del Seminario Internacional Cultura Viva Comunitaria: Una Escuela Latinoamericana de Políticas Culturales, en la Ciudad de México.

Ya en la apertura, la vicerrectora de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil), Ivana Bentes, iluminó el debate al presentar el concepto de comunitarismo digital, defendiendo que es posible habitar los entornos tecnológicos con otros principios y afectos: “Lo digital también puede ser un quilombo, una feria, una plaza – depende de cómo lo ocupamos. Podemos transformar redes en círculos, algoritmos en alianzas y likes en relaciones.”

A partir de esta imagen, el debate avanzó reconociendo los desafíos del mundo digital: territorios donde los lazos frágiles se deshacen con un clic y donde los discursos de odio se propagan con rapidez. Pero también se señalaron las grietas — y en ellas, la fuerza de la Cultura Viva Comunitaria como camino para reinventar el estar juntos, incluso frente a las pantallas.

La secretaria técnica del Programa IberCultura Viva, Flor Minici, compartió reflexiones contundentes sobre las mediaciones digitales: “Los fascismos son fascismos, no importa si son digitales o analógicos. Pero también podemos activar esa mediación digital a favor de la democracia.” Flor destacó el papel de las redes comunitarias como territorios fértiles para la construcción de narrativas alternativas, tecnologías cotidianas y resistencias que nacen de lo común — tejidas con memoria, cuidado y escucha.








Redes en disputa

La mesa, moderada por Marcelo das Histórias (Pontão Areté / ILACVC / Brasil), reunió voces diversas y comprometidas con la defensa de la cultura como práctica política y espacio de creación colectiva.

La directora de Cooperación Cultural de la AECID, Eloísa Vaello Marco, defendió el papel de la cultura como territorio de la empatía y la transformación social: “La cultura nos da la capacidad de reflexionar sobre nosotras y nosotros mismos. Queremos una democracia que recupere la comunidad y la sociabilidad. Necesitamos una revolución cultural para generar una transformación de los sentidos. ¿Cómo transformar discursos de odio en empatía? Para eso también hace falta legislar. En estos momentos en los que se intenta imponer determinados discursos de odio, es más importante que nunca integrar la diversidad cultural. La cultura es el lugar de la diferencia, sin dejar a nadie atrás ni fuera.”

Desde México, el gestor cultural Benjamín González Pérez (Ecatepec de Morelos) reforzó la idea de que no existe una separación real entre los espacios digitales y los demás territorios de la vida: “Lo virtual no es siempre virtual. Tenemos la oportunidad de partir de estas conversaciones que construyen la sensibilidad que necesitamos para enfrentar un proyecto cultural que ha sido impuesto de manera hegemónica a través de las redes.”

Con anécdotas e imágenes que atravesaron generaciones, Benjamín llevó al público a reflexionar sobre las trenzas del tiempo – del mundo analógico al digital – y sobre la importancia de cuidar las formas de narrar el presente. El investigador colombiano Jorge Melguizo destacó el papel estratégico del Programa IberCultura Viva en la consolidación de uno de los mayores acervos digitales sobre Cultura Viva Comunitaria: “Hoy, el mayor repositorio digital sobre Cultura Viva Comunitaria está en la página del Programa. Hay que acceder, activarlo y ampliarlo.”

Horizontes posibles

El debate reafirmó que los medios digitales son territorios en disputa – simbólica, política y ética. Habitar esos espacios con conciencia crítica, escucha sensible e imaginación colectiva es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. La Cultura Viva Comunitaria, en ese escenario, sigue siendo un campo fértil de posibilidades. Una práctica de resistencia y reinvención – donde el afecto se convierte en lazo, la memoria en tecnología, y la diversidad en condición imprescindible para el futuro.

Seguimos conectadas y conectados, con lazos que resisten al toque apresurado en la pantalla, y raíces que se entrelazan desde tiempos inmemoriales.

Donde los sueños colectivos toman forma

El segundo día del Seminario fue llevado a cabo íntegramente en la Utopía Iztapalcalli, en Iztapalapa – uno de los espacios públicos más simbólicos de la Ciudad de México, donde los sueños comunitarios cobran cuerpo y ofrecen oportunidades concretas para todas las edades. Las Utopías (Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social) son centros culturales, bibliotecas, parques, instalaciones deportivas y educativas distribuidas por la zona más poblada de la ciudad.

Mira el diálogo completo:

Fotos: Gabriela Anguiano/RedLab | Angélica Lasof/RedLab | Francisco Marín/RedLab | Neander Heringer/Ilacvc | Utopís Ciudad de México