09 octubre 2025

Inspirado por el carácter pionero de Brasil, IberCultura Viva encuentra en la alianza público-comunitaria de los Puntos de Cultura de ese país su punto de partida. Creada en 2004, la Política Nacional de Cultura Viva reconoció a los grupos, colectivos e instituciones culturales sin fines de lucro como Puntos de Cultura, en tanto sujetos con derecho al fomento público, inaugurando un nuevo paradigma en la relación entre Estado y sociedad civil. Hoy, en Brasil, más de 7.200 iniciativas componen una red diversa y activa que ha influido en políticas culturales en toda la región.

Esta historia, sin embargo, es más antigua que cualquier programa. Comienza con los saberes, prácticas y modos de vida de los pueblos originarios, quilombolas, comunidades tradicionales, ribereñas, periféricas y campesinas, que hoy también se conectan con la cultura digital. La política de Cultura Viva simplemente nombra y fortalece esta capacidad gregaria que sigue generando vínculos, identidades, pertenencias y horizontes.

La propuesta de IberCultura Viva es precisamente esa: reconocer y fomentar, a través de políticas públicas, el protagonismo de las organizaciones culturales comunitarias como expresión legítima de la diversidad cultural y como motor de transformación social. Para ello, el Estado necesita mantener una escucha activa y desarrollar una gestión compartida. Estar receptivo a las dinámicas territoriales es un desafío enorme para estructuras estatales históricamente jerarquizadas. Es necesario abrir veredas en la burocracia, flexibilizar formatos, legitimar otras temporalidades. En esa tensión reside la innovación del modelo: un programa de cooperación internacional que no opera de arriba hacia abajo, sino desde la base, con autonomía, participación social y construcción colectiva.

Al cumplir 10 años en 2024, IberCultura Viva se consolida como una plataforma iberoamericana de políticas culturales de base comunitaria, capaz de movilizar redes, formar agentes, fomentar proyectos y fortalecer institucionalidades locales. Y más que eso, reafirma la cultura como fuerza vital frente a las desigualdades, la emergencia climática, la fragmentación social y los autoritarismos. En un mundo en transición, esta política de cooperación entre países, conectada con colectivos culturales locales, es también una travesía.

Conocimiento en red
Uno de los caminos más estructurantes del Programa ha sido el diálogo y el intercambio de saberes. Esta dinámica se concreta de diversas formas: mediante convocatorias de movilidad, IberCultura Viva ha hecho posible la participación de agentes y liderazgos culturales en los Congresos Latinoamericanos de Cultura Viva Comunitaria, ampliando presencias, confluencias e influencias en espacios internacionales.

Un pilar fundamental de este proceso formativo es el Posgrado en Políticas Culturales de Base Comunitaria, promovido por FLACSO-Argentina con apoyo del Programa. Desde 2018, esta iniciativa ha fortalecido una red de profesionales comprometidos con prácticas culturales transformadoras en los países miembros. En 2025, el curso alcanza su octava edición, con un total de más de 820 personas becadas de toda Iberoamérica, entre gestores públicos, educadores populares, artistas y líderes sociales. Se trata de un espacio de intercambio regional y construcción colectiva de pensamiento crítico, cuyos trabajos finales han servido de base para leyes, convocatorias y acciones públicas.

Otro hito reciente fue el apoyo y la participación –con diversos aliados– en el I Seminario Internacional Cultura Viva Comunitaria: una escuela latinoamericana de políticas culturales, realizado en abril de 2025 en la Ciudad de México, con representantes de 13 países, universidades, movimientos culturales y organismos internacionales.

La articulación en red es, sin duda, un eje fundamental del Programa. Las convocatorias de apoyo a redes culturales comunitarias ya han fortalecido decenas de articulaciones temáticas y territoriales. A través de IberEntrelazando Experiencias, más de 40 intercambios presenciales y virtuales han conectado organizaciones culturales en procesos de aprendizaje mutuo que cruzan fronteras y siembran oportunidades.

En 2019, se creó la Red IberCultura Viva de Ciudades y Gobiernos Locales, con el objetivo de llevar la política al nivel subnacional. Actualmente, participan 21 gobiernos locales de seis países, y está en marcha una campaña para sumar nuevas adhesiones. La Red ha impulsado la creación de convocatorias locales, marcos legislativos específicos, formación de consejos y presupuestos destinados a la cultura comunitaria. También a partir de ella han surgido nuevas redes, como la recientemente lanzada Red Educativa IberCultura Viva, que propone una articulación plural de saberes entre universidades, instituciones educativas y escuelas populares. Además, en 2025 pasamos a formar parte de la Red Cultura Infancia, que conecta y promueve intercambios entre instituciones gubernamentales y civiles, organizaciones e individuos dedicados a las infancias a través de actividades culturales diversas, fomentando la escucha activa y la libertad de expresión de niñas y niños, y promoviendo una infancia libre, empática y solidaria. Esta es una línea de acción que cuenta con Iberescena como aliado y que se presenta como una prioridad estratégica para los programas Iber.

IberCultura Viva también ha ejercido un papel estratégico en la promoción de sinergias entre los programas del Espacio Cultural Iberoamericano, impulsado por el rol articulador de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). Estas sinergias han fortalecido acciones conjuntas, ampliado el impacto de la cooperación y demostrado el poder de la cultura como vector de integración regional. Desde 2019, el Programa actúa en articulación con Iber-Rutas e IberCocinas en la realización de la iniciativa Sabores Migrantes Comunitarios, que valora las prácticas culinarias de personas migrantes y su rol en la construcción de comunidades interculturales. Con Ibermuseos e Iber-Rutas, lanzó el Banco de Saberes y Buenas Prácticas, una plataforma colaborativa para visibilizar experiencias culturales orientadas al buen vivir. Y en 2023, se sumó al programa Ibermemoria Sonora, Fotográfica y Audiovisual en la sinergia Cenzontle, dedicada a la valorización de las lenguas originarias de Iberoamérica. Ampliando el abanico de sinergias más allá de los programas Iber, en 2021 IberCultura Viva se unió a CLACSO en la realización de Memorias Vivas, una reflexión sobre archivos y museos comunitarios en tiempos de pandemia.

Estas experiencias reafirman el compromiso colectivo con la transversalidad, la búsqueda por garantizar los derechos culturales en todos los ámbitos y la ampliación de las voces que hoy mismo están imaginando otros futuros posibles para la región.

Comunicar para movilizar
El Programa también ha invertido en comunicación para la movilización social y en la preservación de la memoria. La Biblioteca Virtual de IberCultura Viva reúne publicaciones, investigaciones, leyes, cartografías y libros, conformando el mayor acervo digital sobre cultura comunitaria en la región. El nuevo Mapa IberCultura Viva, lanzado en 2025, es una plataforma rediseñada, más accesible e inclusiva, que permite registrar, buscar y articular colectivos, eventos y políticas públicas de cultura. Allí también se publican todas las convocatorias del Programa.

Círculos de saberes compartidos: construcciones colectivas

“El futuro es ancestral”
Tejer la historia de IberCultura Viva es también proyectar el porvenir. Al conmemorar sus primeros diez años de existencia, el Programa adoptó como símbolo la flecha indígena, que necesita ser tensada hacia atrás antes de ser lanzada con fuerza. Así, mirar hacia la primera década del Programa es reafirmar el compromiso con lo que está por venir. Y lo que está por venir exige escucha, rediseño y compartir. Exige reconocer que, aunque la cultura no figure entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, les da sentido a todos: porque es a través de la cultura que se comprende el mundo, se respetan las diferencias y se imaginan futuros justos y comunes.

IberCultura Viva ha demostrado que es posible hacer política pública con las comunidades, y no solo para ellas. Ha demostrado que el Estado  – y varios Estados en cooperación – pueden y deben reconocer el protagonismo autónomo de sus pueblos. Y que las redes de Cultura Viva son como los ecosistemas: múltiples, interdependientes, dinámicas y generadoras de empoderamiento. El desafío ahora es avanzar juntas y juntos, hilo a hilo, punto por punto, país por país, tejiendo otra década de travesía con cooperación, valentía y esperanza activa. Los desafíos de nuestro tiempo no dejan lugar a dudas: necesitaremos de todas y todos en este camino.

Seminario en 2024 celebró la primera década de IberCultura Viva | Foto: Filipe Araújo/Minc/BR