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Experiencias

Puckllay: el juego como estrategia para una comunidad más justa e integrada

Por IberCultura

EnEm 06, Abr 2017 | Em | Por IberCultura

Puckllay: el juego como estrategia para una comunidad más justa e integrada

En Lima (Perú), en el Km 34 y medio de la Panamericana Norte, se encuentra Lomas de Carabayllo, un asentamiento urbano constituido por 54 comunidades. Entre dos de ellas, Juan Pablo II y Nueva Jerusalén, actúa desde 2004 la Escuela Puckllay, un programa de formación que complementa la educación escolar y personal de niños, adolescentes y jóvenes por medio de talleres artísticos y de integración (música, danza, teatro, circo, artes plásticas, prensa y comunicación).

La escuela es el mayor punto de acción de la organización Puckllay Arte y Comunidad, uno de los Puntos de Cultura reconocidos por el Ministerio de Cultura del Perú. La asociación cultural, formada por artistas, profesionales y voluntarios que trabajan de manera conjunta con las poblaciones involucradas en los proyectos, tiene como principal objetivo construir una comunidad más humana, justa e integrada.

La propuesta de la Escuela Puckllay está dirigida a niños, adolescentes y jóvenes en situación de pobreza y/o riesgo, y tiene una duración variada, ya que se trata de acompañar la formación escolar de los participantes. (Su última promoción pasó entre siete y nueve años en la escuela, pues ingresaron cuando tenían 6 o 7 años). La formación Puckllay brinda a los participantes no solamente talleres anuales, sino la posibilidad de acceder, mediante convenios con otras instituciones, a programas de estudio que les puedan abrir oportunidades de trabajo.

El arte como lenguaje

Puckllay, en vocablo quechua, quiere decir “¡juega!”. Es una invitación a la acción del juego, la estrategia central de comunicación para los procesos de aprendizaje. “Cuando jugamos asumimos roles, seguimos reglas, nos imponemos retos, cumplimos objetivos, interactuamos y desarrollamos capacidades, como en la vida misma”, explican.

Convencidos de que el arte es una herramienta poderosa de cambio y transformación social, sus integrantes trabajan con el teatro, la danza, la música, las artes plásticas, la comunicación y el circo; elaboran e impulsan programas de formación y realizan creaciones artísticas, siempre buscando integrar a diversos actores dentro y fuera de cada comunidad. El intercambio es la base del trabajo del equipo, y el proyecto crece porque la comunidad trabaja en ello.

Las problemáticas

Villa Rica, San José, Juan Pablo II, Nueva Jerusalén, San Benito, Ampliación, Bello Horizonte, Valle Hermoso y Bosque son las comunidades de donde vienen los alumnos. Se trata de una población eminentemente migrante, y que tiene como labor principal el reciclaje de basura. Es una zona que tiene el aire contaminado debido a una serie de factores, entre ellos las recicladoras clandestinas de baterías y las mineras de arcilla, y que no cuenta con agua ni desagüe, pistas, parques ni veredas.

El 52% de los habitantes de Lomas de Carabayllo son niños y adolescentes que necesitan de programas destinados a ocupar su tiempo y que brinden alternativas saludables de formación y recreación paralelas a la formación escolar y personal. Actualmente, son 130 los participantes permanentes y más de 400 los que han vivido la experiencia desde que Puckllay empezó a caminar.

Los primeros años

La historia de la asociación inicia a finales del 2003 y verano del 2004, con un taller intensivo de teatro y danza, a iniciativa de dos artistas: Anabelí Pajuelo y Milagros Esquivel. De este taller resultó una muestra conmovedora, y Puckllay  pasó a ser entonces el Proyecto Escuela, orientado a la formación artística y humana de niños y adolescentes de Lomas de Carabayllo.

Para dar respaldo legal al Proyecto Escuela, las artistas fundaron la asociación Generarte. En los siguientes años se sumaron más artistas al equipo, el proyecto creció y se consolidó como un programa. En 2009, el Proyecto Escuela se separó de Generarte y se constituyó como Puckllay Arte y Comunidad, con Anabelí Pajuelo, Pierr Padilla y Guillermo Vásquez al frente de la iniciativa.

En 2010, además de la escuela en Lomas, la organización desarrolló en la Casa de la Columna, en el Cercado de Lima, un programa piloto llamado Puckllay Urbano. Se trataba de una vieja casa habitada por 60 familias, parte del patrimonio histórico y cultural que estaba siendo siendo recuperada por la Escuela Taller de Lima. Paralelamente al trabajo de los restauradores, Puckllay ofrecía talleres de cajón y malabares a niños y adolescentes de la comunidad (unos 20 o 30).

La primera escuela

A Puckllay le costó tener un local fijo en Lomas de Carabayllo. Según Anabelí Pajuelo, directora general de la organización, la Escuela de Arte Puckllay está en un 40% de su ejecución, lo que incluye el escenario, sus camerinos con un baño cada uno (2), el pórtico de circo, la biblioteca, la sala de artes plásticas y el cerco perimétrico.

“Lo construido hasta este momento ha sido gracias al apoyo de la Asociación Arquitectos sin Fronteras de Valladolid España, la Cooperación Técnica Belga, el área de Responsabilidad Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el estudio de arquitectura y urbanismo AOZ y la empresa privada Aruntani|”, resalta.

Antes de la inauguración de la escuela de arte en la comunidad de Nueva Jerusalén, las actividades se desarrollaban en los espacios públicos (el colegio, la iglesia, el salón comunal, etc) y en las casas de los pobladores. Las viviendas de las familias eran los espacios permanentes para el dictado de clases y el cuidado del material de enseñanza.

Los participantes eran atendidos en el colegio Manuel Scorza Torre gracias a un convenio, sin embargo, la mayor parte del año sólo era posible trabajar los fines de semana, debido al horario escolar. De igual manera los materiales (libros, zancos, instrumentos de música, elementos de malabares, colchonetas, etc) necesitaban un espacio idóneo donde mantenerse conservados.

 

Festival Arte y Comunidad

Desde 2010 Puckllay cuenta con un festival llamado Arte y Comunidad, con una programación centrada en en distintas creaciones escénicas, nuevas dramaturgias y propuestas multidisciplinarias. La finalidad principal es fortalecer, visibilizar y difundir el arte y la actividad cultural como estrategia de desarrollo personal y social en beneficio de la comunidad. La idea es que la comunidad actúe como organizador y participante y que se mezclen distintos lenguajes, culturas, puntos de vista, temas e identidades. En 2012, gracias al apoyo del programa de cooperación Iberescena, se realizó la primera edición internacional del evento.

El proyecto de intercambio

La idea de enlazar experiencias artísticas y pedagógicas con organizaciones de otros países también resultó en el proyecto “Mundo”, uno de los premiados en la Convocatoria IberCultura Viva de Intercambio, edición 2015. Presentado por Puckllay y el Grupo de Apoyo Mutuo Pé no Chão (Brasil), el proyecto realizó una primera etapa en Pernambuco (Brasil) en 2016, en la que se trasladó un equipo de 12 personas desde Lima a Recife.

Este primer intercambio tuvo una duración de 10 días, tiempo para que ambas organizaciones pudiesen conocerse, aprender del otro e intercambiar saberes y experiencia. “Tenemos toda la intención de realizar la segunda parte de intercambio, que consistiría en que ellos pudieran venir a Perú”, comenta Anabelí. “Ambas organizaciones somos Puntos de Cultura en nuestros respectivos países y trabajamos esencialmente con el lenguaje del arte, el arte que es un derecho fundamental, porque te permite expresarte, ser libre y pensar un mundo mejor para todos y todas.”

 

Tres preguntas para Anabelí Pajuelo

  1. La pedagogía aplicada en los talleres de Puckllay es una experiencia de aprendizaje para ambas partes, profesor y alumno, inspirada en las teorías del pedagogo brasileño Paulo Freire. ¿En Puckllay siempre se enseñó aprendiendo y se aprendió enseñando?

Así es, nuestro trabajo y apuesta se ha venido y se viene construyendo cada día. La comunidad te impone retos y dinámicas, las necesidades y demandas de la comunidad van variando conforme va pasando el tiempo, la situación del país y de la misma comunidad.

  1. La organización cumple 13 años en 2017.  ¿Cuáles serían los principales resultados de su trabajo?

Anabelí es la directora general de la organización

Lo más importante que hemos conseguido es haber podido actuar de manera permanente todos estos años, a pesar de que las condiciones no siempre hayan sido las más óptimas. Esto nos ha podido poner al arte como una plataforma importante para el acompañamiento en la formación de los chicos y chicas de la zona. Tenemos al día de hoy un espacio físico propio que poco a poco seguirá creciendo, hay tres promociones de egresados y un elenco de jóvenes que cada uno ya tiene su propio camino y además es referente en su comunidad, ellos también enseñan en la escuela.

  1. ¿De qué manera crees que el proyecto ha cambiado la vida de las comunidades?

Lomas de Carabayllo es un enorme asentamiento humano que está conformado por más de 54 comunidades. Si tuviésemos que hablar de un cambio sustancial que hayamos realizado, podríamos hablar puntualmente del espacio donde se ejecuta nuestra escuela, pues consideramos que aún tenemos como reto el poder realizar un trabajo más intenso y profundo en las demás comunidades. En la actualidad venimos desarrollando un proyecto de formación de líderes con el arte y la comunicación, con 25 adolescentes y jóvenes de siete comunidades de la zona. La idea es identificar con ellos cuál es la problemática de sus comunidades y poco a poco realizar y trabajar propuestas que ayuden a mejorar o cambiar la situación en su zona.

El cambio o mejora en las comunidades es un proceso de mediano y largo tiempo. Puckllay tiene 13 años en la zona y sus participantes mayores tienen ahora entre 19 y 23 años de edad, creo que los cambios recién están por darse. Sin embargo sí, podemos hablar de un cambio personal en cada uno de los participantes y padres de familia que han sido y son parte de esta experiencia.

 

(**Texto publicado el 6 de abril de 2017)

 

Lea también:

Mundo Puckllay y Pé no Chão: un intercambio cultural y pedagógico entre Perú y Brasil

 

Sepa más:

https://www.puckllay.org

Facebook Puckllay

 

Arena y Esteras y “el derecho a la sonrisa”: 25 años haciendo del arte un camino

Por IberCultura

EnEm 28, Mar 2017 | Em | Por IberCultura

Arena y Esteras y “el derecho a la sonrisa”: 25 años haciendo del arte un camino

El 15 de febrero de 1992, María Elena Moyano, dirigente de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador, en Lima (Perú), fue asesinada por un comando del grupo terrorista Sendero Luminoso. Un poco después, en marzo, un grupo de jóvenes de la Villa, provenientes de diferentes experiencias de organización comunitaria, decidió realizar una labor de animación para luchar contra el miedo. ¿Su lema? «Por el derecho a la sonrisa». Saliendo a las calles con tambores, narices rojas y zancos, Arena y Esteras iniciaba así su andar en la historia.

Mural con la imagen de Maria Elena Moyano en el 9º Festival Nosotras Estamos en la Calle

Hay mucho que contar sobre la trayectoria de esta asociación sin fines de lucro conformada por artistas, educadores y líderes comprometidos con la comunidad, y reconocida como uno de los Puntos de Cultura de Perú. Fueron 25 años de resistencia y crecimiento, desde que aquellos jóvenes decidieron salir a las calles organizando pequeños festivales en los barrios con pasacalles, talleres artísticos y presentaciones sobre temas prioritarios para la población. “No hacemos el arte que queremos, sino el que se necesita, y por su urgencia es el que brota con la fuerza del corazón y la fe de las manos trenzadas en el futuro”, afirman.

Con una propuesta artística sostenida en la organización comunitaria y una agenda cultural construida en base a la problemática social, Arte y Arenas asume la capacidad creadora de la gente como una estrategia artística que hace posible la capacidad de vivir, de ser resilientes y sinérgicos, usando para ello el teatro, el circo, la música, la danza y las artes plásticas.

La estructura

La Casa Cultural Arena y Esteras está equipada con galería, biblioteca, sala de teatro y danza, cocina, comedor, centro de atención infantil. Más de 10 mil personas pasan por allí cada año, entre talleres, festivales y exposiciones. La organización también cuenta con una escuela de circo social, un festival anual (Festicirco), un taller de teatro comunitario con mujeres y otro para jóvenes, además de la escuela de arte para niños.

El Encuentro Anual de Arte y Memoria, así como el Teatro y Pedagogía, un espacio continuo para colegios y universidades, son algunos de los programas que funcionan de forma permanente y hacen del espacio un canal de acceso y democratización cultural para Lima Sur, con una población de más de 1 millón de habitantes.

Taller de teatro comunitario para mujeres (fotos: Arena y Esteras)

El videominuto

Este año, la Asociación recibió uno de los 10 premios del Concurso de Videominuto “Mujeres, Culturas y Comunidades”, lanzado en 2016 por el programa IberCultura Viva. “Huellas de mujer”, el video seleccionado, fue presentado por Cusy Mejía Paz, una de las integrantes de Arena y Esteras, como un “tributo al compromiso comunitario de las mujeres de Villa El Salvador y a su coraje por alcanzar sus sueños a pesar del tiempo y los obstáculos”.

Luzmila, Zenaida y Zoila, las tres mujeres que aparecen en el video, trabajan para ganarse el sustento propio y el de sus hogares y han sabido romper las cadenas de la violencia con autonomía y dignidad. Luzmila es una promotora de salud; Zenaida es dirigente de su comunidad, y Zoila (foto) es de la brigada de seguridad ciudadana.

Zoila es de la brigada de seguridad ciudadana

Las tres, junto a otras diez, forman parte del taller de teatro en la Asociación Cultural Arena y Esteras y se encuentran cada semana para compartir cantos, tejidos, comida y historias. Allí, como resalta Cusy Mejía, hacen del teatro “un hermoso espacio en sus vidas, que las empodera como artistas, líderes y vecinas de una comunidad empobrecida por la discriminación, pero rica en valores humanos, en lenguajes culturales y en organización social”.

 

(*Texto publicado el 28 de marzo de 2017)

Sepa más:

https://teatroarenayesteras.blogspot.com.br/

https://www.facebook.com/teatroarenayesteras

 

 

La Tarumba y el programa Cuerda Firme: el circo que transforma vidas

Por IberCultura

EnEm 20, Mar 2017 | Em | Por IberCultura

La Tarumba y el programa Cuerda Firme: el circo que transforma vidas

En Lima existe un Punto de Cultura que desde 1984 demuestra al mundo que el circo transforma vidas. La Tarumba, esta asociación cultural sin fines de lucro instalada en una casa-teatro-escuela en el distrito de Miraflores, nació de un sueño compartido por un grupo de jóvenes artistas liderados por Fernando Zevallos y Estela Paredes. Convencidos de la influencia del arte en los procesos de desarrollo de una sociedad, sus fundadores buscaron integrar teatro, circo y música en una propuesta artístico-educativa pionera, inclusiva y de identidad peruana, pero también universal. Lo lograron con una metodología basada en el juego, el afecto y la creatividad, y así han mostrado que a través del circo se puede desarrollar una pedagogía para la vida.

Fernando Zevallos (Foto: La Tarumba)

La Tarumba tiene dos líneas centrales de acción: la artística y la pedagógica. La línea pedagógica está vinculada principalmente a la escuela profesional de circo social y los talleres para niños, adolescentes y adultos (la escuela recibe más de 1.000 alumnos al año). Los espectáculos, a su vez, cuentan con un elenco profesional, sobretodo peruano, y tienen como una de sus misiones llevar a la sociedad la importancia del reconocimiento y el desarrollo de la identidad. Para el grupo, los espectáculos “permiten sensibilización, diversión, participación y una posibilidad fecunda para la comprensión de la vida”.

Desde el 2003 la organización cuenta con carpas de circo equipadas con 900 butacas, preparadas para la itinerancia. Con ellas el “Mundo Tarumba” se traslada a otras regiones del país, llevando espectáculos y talleres que buscan motivar la reflexión y el optimismo. En estos más de 30 años de trayectoria se produjeron 25 espectáculos, con más de 5,000 presentaciones en temporadas, festivales y giras en Perú, Latinoamérica y Europa.

 

Cuerda firme

Hace tres años, La Tarumba dio uno de sus mayores saltos, al asumir la coordinación regional del programa Cuerda Firme, ejecutado de manera colaborativa y participativa con dos organizaciones “hermanas” que también trabajan con circo social: el Circo del Sur en Argentina, y el Circo del Mundo en Chile. Las tres escuelas se juntaron con la intención de  capacitar a 1,500 jóvenes de la región a través de las artes circenses para desarrollar habilidades socioemocionales que les permitieran acceder de mejor forma a un empleo.

El proyecto “Métodos de formación innovadores para jóvenes en riesgo: el circo social como alternativa para mejorar la empleabilidad” nació en La Tarumba a partir del Programa Circo Invisible, del que se deriva también la Escuela de Formación Profesional de Circo Social. Recién finalizado, el proyecto se realizó gracias a un convenio firmado con el Banco Interamericano de Desarrollo, por medio del Fondo Multilateral de Inversiones (BID-Fomin), y con la participación del Cirque du Soleil como aliado estratégico.

El proceso fue desafiante y trajo aprendizajes significativos, según la coordinadora regional del proyecto, Itziar Rubio Barrera. “El objetivo era fundamentalmente crear un modelo regional de carácter innovador que tomase el arte como herramienta pedagógica para erradicar o mejorar un problema estructural que tenemos, que es el desempleo juvenil, en jóvenes con situación de vulnerabilidad social”, resume.

Los resultados

Los resultados regionales alcanzados son positivos. “De los 1,500 participantes, el 55% debía ser inserto en el mercado laboral en este proceso de tres años, con un 40% de participación de mujeres asegurado, para garantizar una participación equitativa de género, y lo hemos logrado. Más allá de eso, hemos superado algunas metas”, afirma la coordinadora.

Los resultados también muestran que el 93% de los participantes mejoraron sus habilidades en comunicación, autoestima, trabajo en equipo, creatividad y compromiso. Estas son las llamadas “habilidades blandas”, o socioemocionales, descritas en el programa como “las competencias a través de las cuales las personas de entre 18 a 29 años pueden interiorizar una serie de aspectos como el manejo de sus emociones, el planteamiento de metas positivas, la confianza y la autoestima, la relación con su entorno o la toma de decisiones responsable”.

Como resalta Itziar, «las escuelas La Tarumba (Perú), Circo del Sur (Argentina) y Circo del Mundo (Chile) han logrado demostrar a través de la creación del modelo educativo regional para la empleabilidade Cuerda Firme que el circo posee un valor agregado como herramienta para la transformación social».

Las herramientas

Además de desarrollar dichas habilidades en los participantes, el proyecto pretendía crear una herramienta de evaluación para estas competencias, algo de carácter científico que pudiera acercar el circo de la academia. Una herramienta viva, ya que las habilidades socioemocionales son una cuestión subjetiva, no se trata de algo material que uno puede cuantificar fácilmente. Para ello, contaron con la colaboración de expertos, escucharon al mercado, a los agentes que emplean estos jóvenes (¿qué buscan en ellos?), a las escuelas, a los jóvenes.

“Sobretodo nos importa lo que pasa en la vida de estos jóvenes, y qué pasa en la vida más allá del proyecto. Trabajamos con seres humanos en un entorno muy especial, una población que vive situaciones bien duras y muchas veces injustas”, comenta Itziar. “Para nosotros es importante manejar el afecto y tratar de contagiar y compartir. Lo que queremos es que Cuerda Firme sea una filosofía de trabajo para muchas organizaciones en la región.”

Taller Cuerda Firme con la visita del Comité Consultivo Internacional

 

Los testimonios

Muchos de los alumnos egresados que concluyeron los talleres han conseguido acceder a un empleo y desarrollar emprendimientos propios. El sitio web del programa (www.cuerdafirme.com) reúne a algunos testimonios de jóvenes que participaron de las actividades, a ejemplo de la peruana Tracy Zavala:

 

“(…) Cuerda Firme me brindó la oportunidad de trabajar dentro de la carpa de La Tarumba como asistente. Al hacerlos puse en práctica lo que aprendí dentro del taller, que es enfrentar mis miedos a los clientes, y así lograr que ellos se puedan llevar una buena imagen de La Tarumba. Me siento bendecida, pues a mis cortos 23 años he logrado uno de mis objetivos principales, el cual es tener mi pequeña microempresa y poder dirigirla. Le doy gracias Dios por la vida y por tantas alegrías que me da el día a día, y a Cuerda Firme por las oportunidades que me brindó. ¡Espero pertenecer a la nueva temporada de La Tarumba!”

 

Joshep Henrye Vicente Ccanto, de 18 años, también habla de la experiencia de manera entusiasmada:

 

“(…) Mi mejor oportunidad llegó cuando conocí a La Tarumba y al programa Cuerda Firme. Ahí fue donde pude desarrollar muchas de las habilidades que ni siquiera yo sabía que  tenía: expresarme de una manera asertiva; expresarme de manera corporal; hacer malabares; superar mis miedos a nuevos retos. Descubrí que puedo lograr hacer muchas cosas, solo es cuestión de esfuerzo y perseverancia.

Aprendí a caminar en zancos, a ser yo mismo, a decir lo que pienso, cómo elaborar un CV. Aprendí de los beneficios de un trabajo formal, de lo que esperan en mi trabajo, ¡el trabajo en equipo! Y así muchas cosas más. Actualmente estoy trabajando en el Poder Judicial como auxiliar de administración y estoy cursando estudios en SENATI (ofimática) y FORGE (logística y humanística), en ambos me está yendo muy bien. Mi familia se siente muy feliz de que he mejorado de una manera sorprendente. Tengo muchos sueños. (...)”

El manifiesto

 

Los sueños son muchos, y grandes, y parecen seguir un buen camino, como muestra el “Manifiesto Cuerda Firme”, construido en un proceso creativo por los jóvenes participantes del proyecto:

“Yo soy cuerda firme

Me gusta afrontar la vida y

lograr mis metas

sin miedo a tropezar.

Supero barreras y retos día a día

y me mantengo firme en todos mis sueños.

Amo el arte, la música, el teatro,

soy circo y soy alegría.

Déjame  enseñarte y ser tu

compañero en esta travesía.

Un verso dice:

‘el arte es un arma cargada de futuro’.

En mi cuerda están estos sueños.

Mis lazos no se rompen”.

 

(*Texto publicado el 20 de marzo de 2017)

 

Sepa más:

https://www.latarumba.com/zp/

https://cuerdafirme.com/

https://www.facebook.com/cuerdafirme/

https://www.facebook.com/latarumba/

Cuatro Gatos: el teatro, la narración oral y el clown para el fomento de una cultura de paz

Por IberCultura

EnEm 06, May 2016 | Em | Por IberCultura

Cuatro Gatos: el teatro, la narración oral y el clown para el fomento de una cultura de paz

cuatro-gatos-cuentosEn 2002, un grupo de amigos de Trujillo (Perú) empezó a combinar la danza, el teatro y la poesía para sensibilizar al público sobre temas como la corrupción, la indiferencia y la represión. En 2005, unidos al colectivo Arte Urbano, pasaron a presentarse en calles y plazas. También descubrieron el interés por la promoción de la lectura y la vocación por tratar con el público infantil. En 2009, cuando dejaron el colectivo, profundizaron el trabajo con los cuentos y retomaron el camino preparando espectáculos para realizar giras dentro y fuera del país. Eran cuatro amigos entusiastas por la mezcla de las artes para promover la práctica de valores y el respeto por los derechos humanos. De ahí el nombre de la organización que crearon: Asociación Cultural Cuatro Gatos.

Reconocida como Punto de Cultura por el Ministerio de Cultura de Perú en 2013, la Asociación Cuatro Gatos ha apostado por tres formas de las artes escénicas: el teatro, la narración oral y el clown. La idea es fusionar diversas disciplinas de las artes para transmitir a la comunidad mensajes que los inviten a reflexionar sobre la necesidad de vivir en armonía con nosotros mismos y nuestro entorno. “Tocamos temas de índole sociopolítica, pero sobretodo buscamos motivar a las personas a mejorar como individuos y así beneficiar a la sociedad”, explica Leslie Arribasplata Gonzáles, presidenta de la organización.

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Arte al Parque: talleres y juegos en familia para recuperar el espacio público

El arte, para ellos, puede ser una gran herramienta para mostrar los problemas de la sociedad y los caminos que se pueden seguir “para crecer hacia una sociedad de convivencia pacífica y respetuosa, donde cada uno se expresa y conquista sus ideales sin necesidad de enterrar los ideales del otro”. El arte, al final, tiene la capacidad de unir a todos en lo más esencial: sus emociones y sus anhelos. Haciendo teatro en la calle, el grupo ha podido ver cómo en una plaza pueden estar riendo tanto el mendigo como el ejecutivo, uno al lado del otro.

Los proyectos

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Jóvenes líderes culturales

Cuatro Gatos ha implementado los siguientes proyectos comunitarios: Arte al Parque, Espacio Clown, Libros Libres y Jóvenes Líderes Culturales. El primero, en colaboración con el Colectivo Arte en las Calles, realiza talleres de arte (dibujo, danza, música) y juegos en familia para recuperar espacios públicos. Libros Libres, por su parte, es una biblioteca infantil itinerante con la que se realizan narración de cuentos y dinámicas de fomento de la lectura. Una iniciativa para acercar el libro como un objeto lúdico a niños entre los 5 y 12 años y de escasos recursos económicos.

Espacio Clown, uno de sus emprendimientos más exitosos, deriva en tres proyectos. En Clown en el Hospital, los payasos visitan dos veces al mes las instalaciones de un hospital local, para acompañar a los pacientes y sus familias. En Cargamontón Payaso, se visita una vez al mes una zona vulnerable de la periferia de la ciudad para compartir juegos y dinámicas con los niños. Por último el Festín Clown (Festival Internacional de Clown), que en junio de 2016 celebrará su cuarta edición, aparte de ofrecer espectáculos de alta calidad para todo Trujillo, lleva espectáculos a distritos alejados.

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Escenas del Festín Clown, que tendrá su cuarta edición en junio

Los Jóvenes Líderes Culturales son talleres gratuitos de formación artística y de gestión cultural para alumnos del nivel secundario que quieran convertirse en motores de desarrollo en su comunidad. El objetivo es que los adolescentes, al representar teatralmente los personajes y situaciones de su entorno, tengan conocimiento de éstas y puedan transformarlas; primero en el escenario y luego en el ambiente real. Con el taller de gestión cultural se pretende que los jóvenes vean en el arte una posibilidad de profesión, sea desarrollando productos artísticos o creando redes donde puedan presentar sus trabajos teatrales, como festivales de arte entre barrios o escuelas.

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Detrás de la Nariz

Otros proyectos desarrollados por los Cuatro Gatos son los talleres Detrás de la Nariz -un método que fusiona la enseñanza de la técnica del clown y el reencuentro con lo esencial de cada uno- y El Cuerpo Festivo, que mezcla los ritmos de las danzas folclóricas del Perú con ejercicios de expresión oral y vocal tomados del entrenamiento para las artes escénicas.

Una iniciativa más reciente es la Casa Cultural Cuatro Gatos, donde los fines de semana se realizan presentaciones gratuitas de teatro, música y poesía. Ubicada en un barrio de clase media de Trujillo, se mantiene gracias al aporte voluntario del público y se va constituyendo como un espacio para la gestión cultural independiente en la ciudad. “Para nosotros se trata de una experiencia nueva, pero ha sido gratificante comprobar cómo el interés por asistir a nuestros eventos va creciendo en nuestro barrio”, comenta Leslie.

Los miembros

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Leslie: «Buscamos motivar a las personas a mejorar como individuos»

Leslie es actriz y bailarina profesional en la especialidad de danzas folklóricas. También actúa como narradora de cuentos y clown y se ha desempeñado como docente de danza y teatro para niños, jóvenes y adultos. Licenciada en antropología social, se encuentra dedicada a la investigación y el desarrollo de proyectos interdisciplinarios que buscan integrar la antropología, el teatro y la danza.  

“Somos artistas, pero hemos tenido cada uno una formación profesional -en ciencias de la comunicación, en antropología y educación- pues sabemos y apostamos por la  investigación, comunicación y educación como los pilares para el crecimiento de nuestro país hacia una sociedad más justa. Es por eso que hemos desarrollado dentro de nuestras actividades programas sociales que buscan acercar el arte a la mayoría de ciudadanos y junto con el arte, el gusto por el aprendizaje y la transformación creativa”, afirma.

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La primera sesión de fotos

Los primeros “cuatro gatos” fueron Leslie, David Hoyos, Yonel Saavedra y Guillermo Tanaka. Los cuatro estuvieron en las primeras performances en 2002 y en 2003 Guillermo viajó a Japón. En los años del colectivo Arte Urbano, entre 2005 y 2008, participaron los tres que quedaron: Leslie, David y Yonel. “Luego Yonel se apartó para tomar su propio camino y durante varios años fuimos sólo David y yo”, cuenta Leslie.

Hace casi cuatro años, con el inicio del proyecto Espacio Clown, el grupo creció hasta tener su actual conformación: Leslie, David, Jair del Río, José Luis Luján Castillo y Milagritos Alva. David es bachiller en comunicación social, actor, clown y narrador oral. José Luis, licenciado en enfermería, actúa como clown y animador social. Jair es actor, animador social y clown, y Milagritos Alva, docente de niños y animadora social. Además de este equipo multidisciplinar, la organización sin fines de lucro cuenta con unos 10 voluntarios que contribuyen con la implementación de los proyectos sociales. El músico Martín Correa, que ya formó parte del grupo de manera fija, ahora sigue como colaborador-voluntario.

Las redes

Son cinco los objetivos definidos por la asociación: a) Mantener un entrenamiento artístico y académico basado en una ética profesional y personal que garanticen excelencia en la calidad de sus trabajos; b) Asistir a capacitaciones periódicamente y mantener el espíritu de la investigación; c) Diseñar, implementar y evaluar programas y proyectos relacionados al fortalecimiento de capacidades artísticas, especialmente en niños y jóvenes; d) Concretar alianzas estratégicas con organizaciones de naturaleza multisectorial; e) Participar en redes, plataformas y foros de índole artística y cultural.

Además de la Red de Puntos de Cultura del Perú, Cuatro Gatos participa en la Red de Artistas de Teatro de Trujillo -según Leslie una “sociedad de hecho” que en la práctica fomenta la solidaridad entre más de 15 agrupaciones- y en la Red Latinoamericana de La Risa, que busca unir países de Centroamérica y Sudamérica (Costa Rica, Guatemala, Colombia, Ecuador, Chile y Brasil) en torno al clown, este personaje que “nos recuerda que somos libres y que nada es tan serio”.

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Clown en el Hospital es uno de los proyectos derivados del Espacio Clown

“A pesar de ser un programa joven en nuestro país, Puntos de Cultura ha convocado en varias oportunidades para debatir y planificar acerca de la gestión cultural en nuestro país. Ser Punto de Cultura nos ha permitido conocer iniciativas de acción comunitaria afines a la nuestra, y aprender de ellas”, dice la presidenta de la organización, que también participa activamente de la Plataforma de Cultura Viva Comunitaria de La Libertad.

La plataforma regional -nacida en junio de 2012, tras el I Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria (CVC), en La Paz (Bolivia)- hoy en día cuenta con alrededor de 25 instituciones. “En esta plataforma se han realizado dos ferias locales, para dar a conocer el trabajo comunitario que se realiza y se ha participado activamente en los encuentros a nivel nacional. Seguimos de cerca el proceso de las plataformas de CVC en Lima y de la región latinoamericana”, cuenta Leslie. También se ha logrado un importante avance: presentar ante el alcalde una propuesta de Ordenanza Municipal para establecer políticas públicas de CVC.

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Cargamontón Payaso: visitas a la periferia para compartir juegos y dinámicas con los niños

Los intercambios

“Como Cuatro Gatos nos encontramos comprometidos con el desarrollo social de nuestra ciudad, país y región”, resalta. “Por eso mantenemos con optimismo nuestro trabajo, procurando convocar y beneficiar cada vez a un mayor número de personas. Me interesa compartir lo aprendido como miembro de mi institución para recibir una retroalimentación por parte de personas que tal vez, ya han recorrido el mismo camino.”

En 2015, Leslie Arribasplata fue una de las 10 personas ganadoras de la categoría 2 de la Convocatoria IberCultura Viva de Intercambio, que apoyó (con US$ 2 mil) la participación de agentes culturales en el II Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, en El Salvador. El viaje, ella cuenta, le “sirvió muchísimo”.

“Se podía percibir la emoción de todos los presentes para continuar el recorrido por la Cultura Viva Comunitaria en nuestro continente. La calidez del recibimiento fue extraordinaria. Luego cuatro caravanas partieron a diferentes destinos en el país, para conocer de cerca la cultura salvadoreña, sus historias y su gente. Este fue un emotivo día, lleno de maravillosas sorpresas y cariño”, recuerda. “Los días pasaron intensamente entre vivir la experiencia del evento en su dimensión académica y por otro lado en la convivencia con todos los participantes. Fue gratificante el encuentro reflexivo para continuar la construcción del ‘bien común’ y tener ocasión de trabajar para continuar la organización del movimiento”.

 

(*Texto publicado el 6 de mayo de 2016)

 

Sepa más: www.cuatrogatosperu.com

https://www.facebook.com/CuatroGatos.AC

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Grupo Chaski: el cine como espacio de entretenimiento, reflexión e inclusión

Por IberCultura

EnEm 17, Nov 2015 | Em | Por IberCultura

Grupo Chaski: el cine como espacio de entretenimiento, reflexión e inclusión

Cuando el Grupo Chaski comenzó a exhibir películas donde las salas de cine no llegaban, en los años 80, la idea era ir a los lugares más alejados para acercar el cine a la gente y crear espacios de conversación y reflexión. Iban de la manera que fuera posible: en burro, en camioneta, a pie. A veces era necesario esperar los días de luna llena para ir caminando. A veces era peor: en el medio del camino tenían que enfrentar apagones, explosiones de torres o coches bomba.

María Elena Benites Aguirre, directora del grupo peruano, cuenta que al inicio, como no tenían movilidad propia, debieron crear una fórmula de trabajo. Si las organizaciones que solicitaban el servicio estaban en la ciudad, les pedían que los recogiesen o llevasen en un taxi o vehículo que conociesen, así no tenían que pagar por este servicio. Si la solicitud venía desde la provincia, la organización pagaba el pasaje y les daba alojamiento y comida en la casa de alguien. “La movilidad interna era con lo que hubiera”, afirma.

Por ejemplo, para ir de Masin en el Callejón de Conchucos hacia Chacas, Acchas, Catac, Ucapampa, se caminaba. Se llevaban los equipos en burritos (un proyector de 16mm, un ecran, dos parlantes, un amplificador, cables, extensiones y un costal lleno de películas en 16mm). “Cuando íbamos a la selva tomábamos bote”, recuerda María Elena. “Como cuando fuimos a Pucallpa y teníamos que ir a San Francisco de Yarinacocha: al desembarcar debimos llevar todos los equipos en un bugui de construcción para caminar por la trocha.”

Con un promedio de tres proyecciones al día, llegaron a visitar casi todos los departamentos del país en coordinación con asociaciones juveniles, clubes de madres, comités de vaso de leche, comedores populares, grupos parroquiales, sindicatos, etc. En 1986, cuando el grupo recibió como donación una camioneta combi, el trabajo se aligeró,  permitiendo inclusive que salieran más rápidamente de las zonas de peligro.

Ser Chaski era (y todavía es) “ser cineasta, comunicador audiovisual y gestor cultural, que ve en lo audiovisual las herramientas ideales para promover educación, cultura y desarrollo”. “Significa sentir una profunda preocupación frente a todos los mecanismos y sistemas que generan exclusión, pobreza, violencia y destrucción del medio ambiente”.

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(Fotos: Grupo Chaski)

Dos etapas

La historia del Grupo Chaski se divide en dos etapas: una en los años 80, dirigida a la producción y exhibición de películas; otra a partir de los años 2000, cuando se crea la Red de Microcines. Aunque las necesidades de hoy sean diferentes de las del comienzo, las dos traen el cine con su potencial transformador, de creación de espacios de entretenimiento, conversación, reflexión e inclusión.

Maria Elena cuenta que Chaski se fundó en 1982 por iniciativa de Stefan Kaspar, quien vino desde Suiza con equipamiento básico y el proyecto cinematográfico El Niño de Junto al Cielo, de Enrique Congrains, que luego fue la película Gregorio. Además de Kaspar, fundaron el colectivo los cineastas Alejandro Legaspi, Fernando Espinoza, Fernando Barreto y Marita Barea.

Hacer películas y llevarlas donde muchas veces la sala de cine no llega era la perspectiva de los primeros tiempos. Los problemas políticos y económicos que vivió el país en los 80, sin embargo, hicieron que Chaski “invernase” durante algunos años. Sus integrantes, en su mayoría, siguen produciendo, exhibiendo, comercializando cine peruano, latinoamericano y del mundo.

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Los microcines

En 1998 Stefan Kaspar y Maria Elena Benites diseñaron el proyecto Red de Microcines y realizaron un piloto en el distrito de Canto Grande. Tras una encuesta a la población a modo de un concurso, se le puso el nombre a ese primer piloto: Superlaser.

Con esa experiencia en el 2002 se hizo una primera muestra que permitió contactar los primeros equipos que gestionarían los primeros microcines.

En el 2004 se formalizó el reinicio de las labores de Grupo Chaski, esta vez con el proyecto Red de Microcines, que aseguraba a sus afiliados una programación continua de películas legalmente adquiridas para la exhibición pública. Los primeros microcines se fundaron en Lima, Cusco, Ayacucho y Apurímac. Posteriormente se sumaron Puno, Piura, La Libertad, Ancash e Iquitos. En poco tiempo se formaron 32 microcines en 11 regiones del país.

Microcine aquí se define como un espacio de encuentro abierto a la comunidad donde se exhiben y producen películas que fomentan valores, reflexión y entretenimiento. Un “núcleo dinamizador de la cultura de su localidad” que se interesa por tender lazos con otras organizaciones de la cultura viva del país”.

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Las necesidades

Coordinadora de la Red Nacional de Microcines, María Elena Benites inició su trabajo en el Grupo Chaski en 1985. Fue responsable del área de Difusión Popular y, paralelamente, participó en la producción de las películas Juliana, Los niños que vinieron, El taller más grande del mundo, Cucharita, Baladas musicales, entre otras. Es miembro del consejo directivo del grupo desde 2006. También es directora y productora de Casablanca Cine.

Al comparar los primeros tiempos con los actuales, María Elena dice que las necesidades técnicas y económicas son casi las mismas en lo que se refiere al desarrollo del trabajo concreto de gestión del proyecto. “Lo que ha cambiado es la tecnología, el entorno político y el tejido social”, afirma. “Actualmente tenemos mayores distractores mentales que en los inicios de Difusión Popular (primera etapa Chaski). No había internet, no había piratería; había más tejido social al cual dirigirse con un cine diferente.”

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La película Gregorio tuvo 800.000 espectadores

Según la directora, el boom de las películas Gregorio y Juliana, así como de los documentales realizados por Grupo Chaski, tales como Miss Universo, Caminos de liberación, Perú ni leche ni gloria, entre otros, ayudaron mucho al desarrollo del trabajo de difusión. (Visto por 800.000 personas, Gregorio aborda el tema de la inmigración y el racismo. Juliana, que tuvo 600.000 espectadores, trata de la marginalidad urbana y el rol de la mujer.)

Escuela de gestión

Otra área que el grupo desarrolla paralelamente es la de la producción audiovisual, a través de la cual realiza filmes de interés institucional y brinda servicios a terceros.

“Tenemos otros proyectos que vamos trabajando con prudencia y lentamente, como la escuela de gestión cultural que ya está piloteándose, un archivo de cine comunitario, una sala multiusos etc”, comenta María Elena.

En estos 10 primeros años se exhibieron 960 películas para 80.000 espectadores. El grupo capacitó a 300 jóvenes en gestión de proyectos culturales y desde 2011 produjo 92 cortometrajes de cine comunitario. También realizó 950 proyecciones temáticas especialmente diseñadas para colegios, organismos públicos y empresas.

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Tres preguntas para María Elena Benites

¿El gran proyecto del Grupo Chaski hoy es la construcción y mantenimiento de la Red de Microcines?

maria-elena-benitesLa Red de Microcines es una área base de Grupo Chaski. Nuestro tiempo fue dedicado a este proyecto porque veíamos necesario crear una red de salas comunitarias en las cuales se exhibiera toda la riqueza audiovisual (independiente y comunitaria) producida en el Perú, en América Latina y en el mundo. En la programación de las salas comerciales no hay cabida para  películas comunitarias, con contenido social… En la red de microcines pueden exhibirse películas comerciales, pero prioritariamente aquellas que no tienen, por su contenido, espacios de difusión.

Los microcines de la red están llegando al final de su proceso de formación y madurez, lo que significa que poco a poco van teniendo su propia sostenibilidad. Lo que dará paso a enriquecer su práctica y/o a conformar otros grupos en otras ciudades, ampliando los microcines afiliados a la Red.

Aunque las necesidades de hoy sean otras, diferentes de las del comienzo, el cine sigue con su potencial transformador, ¿no?

El potencial del cine social y del audiovisual en general, como herramienta de comunicación, visibilización, recuperación de memoria e identidad, así como herramienta pedagógica y de promoción cultural y educación popular, es innegable y se ha potencializado gracias a su accesibilidad. Producir y difundir ya no es sólo labor de expertos, puede ser usado por jóvenes y adultos, por profesores y alumnos, por profesionales y empíricos.  Todos pueden tener una voz, un mensaje visual. Todos pueden ser incluidos.

Llevar a todos los barrios del Perú un tipo de cine que contribuya a la educación y la cultura ¿siempre fue el sueño de ustedes? ¿Lo considera cumplido?

Desde sus inicios Chaski buscó la forma de conectar el buen cine (que entretiene, emociona y hace pensar) con el público de todo el país. Usándolo como pretexto para crear espacios de información, reflexión e inclusión. Siempre se pensó en un cine que fuera espejo y reflejo de nuestra identidad, de nuestra cultura y realidad.

Creemos que aún nos falta mucho por hacer, el reto es ingresar a los colegios para desde allí fomentar la educación audiovisual,  a usar su potencial transformador, enseñar a leer imágenes.

Hay mucho camino que recorrer y creemos que junto con los jóvenes que nos acompañan en la Red de Microcines podemos contribuir a mejorar la oferta audiovisual que se brinda en los cines y en la TV.

 

(*Texto publicado el 17 de noviembre de 2015)

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Arpegio: música, solidaridad, inclusión y responsabilidad

Por IberCultura

EnEm 21, Oct 2015 | Em | Por IberCultura

Arpegio: música, solidaridad, inclusión y responsabilidad

En mayo de 2004, Joe, Diego y Edwin, tres instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Trujillo, en el norte de Perú, decidieron enseñar música a niños con pocos recursos económicos. Comenzaron con 30 flautas dulces en el distrito de El Porvenir. Tras seis meses, la Fundación Avina les dio los primeros instrumentos sinfónicos. En 2005, vino el primer concierto en la Feria del Libro de Trujillo. Y el proyecto fue creciendo. A lo largo de esos 11 años pasaron por la Asociación Cultural Arpegio cerca de 2,000 niños y adolescentes.

Actualmente Arpegio cuenta con un promedio de 400 a 450 alumnos por año. A través de sus núcleos musicales, brinda clases de música gratuitas a chicos de barrios de alto riesgo, en distritos aledaños a Trujillo, como El Porvenir, La Esperanza, Huanchaco y Huanchaquito. Los núcleos logran acercar el arte y la música a la vida de los niños, ofreciéndoles mayores oportunidades para el futuro y ayudándolos en su desarrollo personal.

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La Esperanza es uno de los nucleos musicales de la asociación

Hoy están en actividad cuatro orquestas: Orquesta de Barro (nivel avanzado), Orquesta de Tierra (nivel intermedio), Orquesta de Agua (nivel inicial) y Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote (un proyecto desarrollado en alianza con el Centro Cultural Centenario y financiado por una empresa privada).

La Orquesta de Barro, la más antigua, empezó como un proyecto social y hoy reúne a los mejores alumnos de los núcleos musicales y de la academia de música de la asociación. Algunos de los que allí comenzaron sus estudios ahora tocan en la Orquesta Sinfónica de Trujillo y de Piura. Otros están en conservatorios de Lima, Brasil y Alemania. Y otros brindan clases a los niños de la asociación.

Es el caso del profesor de violín Branko Carranza Rabanal. Empezó a tocar el instrumento a los diez años de edad en Arpegio. Pasó a integrar la Orquesta de Barro en 2010, viajó a Alemania como parte del intercambio con la Sinfonieorchester der Droste Hülshoff Schule, y actualmente es profesor de violín en la Academia de Música Arpegio e instructor de la Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote.

Paul Bazalar Moncada, el director artístico de Arpegio, también empezó sus estudios musicales en el proyecto. Empezó con el violonchelo en el año 2004. Cuatro años después viajó a Venezuela durante tres meses, a invitación del maestro José Antonio Abreu. En el 2010 y 2012, obtuvo clases de dirección junto al maestro Michael Riedel en Berlín. Laborando como docente desde 2008, Paul Bazalar Moncada hoy es el director principal de la Orquesta de Barro y de la Orquesta de Tierra.

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La Orquesta de Barro reúne a los mejores alumnos de los núcleos y de la academia

Líneas de acción

Reconocida como Punto de Cultura en 2013, Arpegio es una asociación sin fines des lucro que apuesta por valores como solidaridad, inclusión, responsabilidad y reciprocidad. Cuenta con tres líneas de acción: los núcleos musicales, la academia de música y la Orquesta de Barro. Los núcleos se corresponden con los distritos periféricos de Trujillo. La Orquesta de Barro, formada por los mejores alumnos de los núcleos y de la academia, está dividida en dos (A y B) y a lo largo de sus 10 años ha ofrecido más de 100 conciertos en Perú.

La academia, creada en 2006, es el mayor soporte económico de la asociación, ya que el pago realizado por los chicos de mejores condiciones financia el trabajo con los núcleos y orquestas. Los mejores alumnos de los núcleos son becados. En la academia, el 52% del total de alumnos paga mensualidad completa, el 6% recibe media beca y el 42% restante recibe beca completa.

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Clase de violin en El Porvenir, donde el proyecto empezó, en 2004

Con 15 salones, una sala de ensayos y tres oficinas, la Academia de Música Arpegio se ubica cerca del centro de Trujillo, en la casa que era de los padres de Joe y Diego Rodríguez, los fundadores de Arpegio. Edwin Fernández, el tercer de los fundadores, tras un  año y medio de dedicación se retiró por sobrecarga de trabajo (se había quedado sin voz de tanto trabajar). Joe y su hermano Diego siguieron con la iniciativa.

Diego, además de músico (es el primer violín de Orquesta Sinfónica de Trujillo), es empresario y con su dinero privado apoya a Arpegio. También lleva la parte administrativa. Joe, a su vez, trabaja como consultor para una empresa de turismo alemana y es socio de un colegio privado bilingüe con sistema Montessori en Trujillo.

“En este colegio se hace música todos los días y es parte de la currícula como cualquier otra materia”, resalta Joe, que desde 1999 es primera flauta en la Orquesta Sinfónica de Trujillo. Él comenzó a estudiar flauta travesera en el Conservatorio Regional de Música y a los 19 viajó a Alemania para seguir sus estudios musicales en Detmold. En 2014 la Universidad de Friburgo le concedió el título de doctor honoris causa. “Para nosotros Arpegio es devolver lo que la vida nos ha dado”, afirma.

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Integrantes de la Orquesta de Barro y de la Orquesta Infantil Juvenil de Chimpote participaron del concierto Perú Sinfónico, en julio

 

Tres preguntas para Joe Rodríguez González

 

1.¿La idea de enseñar a niños de comunidades de bajos recursos tuvo que ver con su experiencia en Alemania en los años 90?

La idea de comenzar Arpegio la planteé a mi regreso de Alemania, en parte motivado por las cosas que había visto allá. Como estudiante universitario, tuve la oportunidad de dar clases en Alemania y pude ver que la gran mayoría de niños alemanes tiene acceso a la educación musical.

Parece raro pero hasta el momento en que partí a Alemania nunca había visitado realmente un pueblo joven, solo había pasado por ahí y ya. Yo creo que al nacer aquí, la pobreza y la miseria eran parte del paisaje y de la normalidad, creo que como adolescente de la clase media no tomas conciencia de lo que eso realmente significa y que tú puedes hacer algo por cambiar las cosas. En Alemania pasaban documentales sobre Perú y me mostraron una realidad que no conocía de cerca, naturalmente sabes de la pobreza pero todo parece normal cuando es lo único que conoces. Para mí Alemania fue tener la posibilidad de comparar realidades y fue muy chocante.

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Joe es uno de los fundadores de Arpegio

2.Ustedes empezaron con lecciones de flauta dulce a 30 niños en El Porvenir. Al año siguiente ya tenían los primeros instrumentos sinfónicos y recibían un premio. ¿Imaginaba que el proyecto crecería tan rápidamente?

Cuando comenzamos con el proyecto no pensamos nada, solo comenzamos. Tuvo una increíble resonancia en parte por la falta total de expresiones musicales clásicas. Nosotros abrimos la puerta para muchos proyectos posteriores en esa dirección, nos han visitado y hemos asesorado a otros emprendedores. En el concierto inaugural de sinfonía por el Perú tocaron como 25 de nuestros chicos en dicha orquesta. Estamos ayudando a un grupo de chicos de Huancayo a implementar su proyecto.

3.Imagino la dificultad de trabajar sin recibir un sueldo. Sin embargo la formación no sólo de músicos sino también de profesores es muy gratificante ¿no? ¿Ha valido la pena?

Mi hermano y yo nunca hemos recibido un sueldo de Arpegio y es nuestro deseo que así continúe. Para nosotros Arpegio es devolver lo que la vida nos ha dado. Tuvimos la oportunidad de conocer la música desde muy niños y sentimos que es una experiencia increíble que nos ayudó en todo sentido en nuestro desarrollo personal. (…)

Los padres se están convenciendo cada día de la importancia de la música en la vida de sus hijos y se interesan por Arpegio ya que los profesores que enseñan a sus hijos son músicos que han crecido en Arpegio. De esta manera tratamos de acercar las clases sociales ya que, para mí un proyecto social encierra a la sociedad en su conjunto, sin importar la condición económica ni social de los actores. Si queremos hacer algo social, involucremos a todos, que la sociedad somos todos y solamente creciendo juntos haremos una sociedad un poco más justa.

 

(*Texto publicado el 21 de octubre de 2015)

 

Asista el video sobre la historia de Arpegio

 

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Vichama: el teatro como afirmación de la identidad colectiva

Por IberCultura

EnEm 14, Oct 2015 | Em | Por IberCultura

Vichama: el teatro como afirmación de la identidad colectiva

“Si la cultura fuera entendida sólo como un producto, un sinónimo de modernización o negocios, la gente se quedaría fuera del escenario». César Escuza sabía bien lo que decía cuando afirmó eso en el lanzamiento del programa Puntos de Cultura en Perú, en agosto de 2012. El Vichama Teatro, el grupo que él mismo creó en 1983 en Villa El Salvador (Lima, Perú), ha demostrado en la práctica que la cultura viva no es algo que se inserta, que se instala, sino “algo que es, que está y vive con la comunidad”. Algo que pone la gente dentro del escenario, en todos los sentidos.

“Poner a la gente en escena es hablar de su protagonismo desde sus territorios, de su autonomía, empoderamiento y desarrollo cultural ético, estético y económico”, reafirma el director teatral, pedagogo y gestor cultural que propone un teatro estrechamente ligado al contexto social y político de la comunidad, como una afirmación de la identidad colectiva. En definitiva cuando se le quita a la sociedad sus herramientas más preciosas, su autonomía y su protagonismo, ¿qué es lo que resta? ¿Cuál es el sentido?

Nacido en Huancayo, a 300 km de la capital peruana, César Escuza pasó gran parte de su adolescencia huyendo del escenario debido a una experiencia desagradable: a los 11 años le dieron el papel de soldado herido, justo a él, que había padecido poliomielitis. Después de mucho tiempo, decidido a enfrentar el trauma, se presentó a una escuela para estudiar actuación. No lo aceptaron. Entonces él mismo inventó una puerta para abrir. Creó un grupo de teatro y encontró “una manera de vivir”. Y pasó a preguntarse, con una amplia sonrisa, si debería o no agradecer al profesor que tuvo la mala idea de darle el papel de soldado herido. Tal vez, si no hubiera pasado por la crisis, no habría descubierto lo que lo mueve.

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Primeros tiempos

Fundado el 20 de junio de 1983, el grupo empezó como un laboratorio de teatro en Villa El Salvador, como parte de un taller de artes escénicas del Centro de Comunicación Popular. En 1993 asumió el nombre de Vichama y desde entonces el proyecto ha logrado consolidar algunos espacios fundamentales para su acción: el laboratorio de teatro, el centro cultural y la escuela de alfabetización intercultural.

En el laboratorio, eje central del grupo, se han formado generaciones de actores y surgido decenas de espectáculos que han dado la vuelta al mundo. En el centro cultural, un promedio anual de 30,000 personas asisten a presentaciones de teatro, narración de cuentos, títeres, circo, danza, música y cine, entre otros. La escuela de alfabetización intercultural, a su vez, desarrolla una labor pedagógica emancipadora de arte-educación con los niños y adolescentes de diversas comunidades.

Actualmente hace parte del proyecto un equipo permanente de 10 a 12 personas (jóvenes y adultos). Así, con la participación activa de unos 25 jóvenes y cerca de 40 niñas/os, cumplen y desarrollan sus objetivos y acciones: la creación y difusión de obras de teatro, los talleres formativos dirigidos a niños, jóvenes, docentes, activistas culturales, vecinos de la comunidad, y también labores de autogestión.

Para Vichama el teatro es un “laboratorio de vida”, un espacio de creación, “un espacio que permite meditar y actuar sobre la historia”. El grupo ve el arte como una manera de estar en el mundo, como un medio para transformar las relaciones humanas. “Nuestro arte implica activamente a la comunidad a fin de hacer reflexionar sobre sus valores, su identidad y los medios para actuar sobre ella”, afirman ellos en su sitio web, sobre su busca por un teatro “visionario, sanador, pedagógico, transformador, que contribuya a recuperar lo que de humano estamos perdiendo.”

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Tres preguntas para César Escuza

1.¿Cuándo se dio cuenta de que era fundamental trabajar en la comunidad, con la comunidad, para la comunidad?  ¿Tuvo desde siempre la conciencia de que el teatro era una manera de hacerse parte de la comunidad, no solo para representar, sino para expresarse?

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Cesar es director del grupo Vichama. Foto: Daggiana Gomez

Vengo de una región donde el sentido de comunidad, de pertenecer, de actuar en comunidad, es parte de la vida de la gente (la región de Junin, Huancayo). Y al llegar a Villa El Salvador me encontré con una comunidad urbana autogestionaria, uno de los espacios de encuentro intercultural – de nuestras culturas quechuas, aimaras, y amazónicas –  con la cual me identifiqué rápidamente. Y el teatro lo que hizo de una manera fue expresar esta pertenencia y sentido comunitario, pero también hizo de mí un hombre de teatro que se expresa y construye desde el teatro en comunidad.

2. He visto un vídeo en que usted cuenta su comienzo en el teatro, el deseo de ingresar en un grupo y la negativa que recibió, debido a una discapacidad. ¿Construir esa posibilidad en la vida era algo que le parecía fundamental?

Debo precisar que no era ingresar a un grupo sino postular a un centro de estudios profesionales para estudiar teatro y me mencionaron que por mi condición física era imposible, se me negó esa posibilidad. Lo cual hizo que me reafirmara en la necesidad de afirmar mi labor en el teatro de grupo y en relación permanente con comunidades.

 3.En agosto, cuando estuvo en el Encuentro Ajayu, en São Paulo, usted dijo que se sentía alimentado, nutrido, cada vez que se encontraba con los hermanos de la cultura viva. Es eso lo que motiva a seguir luchando, ¿la conexión con otras personas, comunidades, provincias, naciones?

El participar de un encuentro de Cultura Viva Comunitaria y de la Red Latinoamericana de Teatro en Comunidad, que agrupa a decenas de grupos de teatro latinoamericanos, y de la cual somos fundadores y miembros, nos alimenta, nos fortalece e impulsa para seguir soñando, creando, compartiendo y empoderando nuestra labor en comunidad. Estos encuentros nos enraízan más y vinculan dialógicamente a otras raíces hermanas que nos nutren con su sabia y con las cuales compartimos nuestra experiencia. Crecemos hacia abajo fortaleciendo nuestras raíces, lo cual nos permite crecer de una manera más diversa, sostenida y sustentable. Somos unos convencidos y convencidas de que actuando en red, se potencia y multiplica nuestra labor y la de nuestros aliados y ha permitido que nuestra experiencia se multiplique en nuestra comunidad y otras comunidades las cuales la han hecho suya con sus propias particularidades e identidades.

 

(**Texto publicado el 14 de octubre de 2015)

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Asista el video en que César Escuza habla sobre el Vichama Teatro

Lea también:

“Renacer en el teatro”, por Daggiana Gómez

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